¿Por qué tiene tantas amigdalitis?
Algunos niños sufren una amigdalitis tras otra. ¿Por qué? ¿Habría que quitarles las amígdalas?
Hasta hace unos años, lo habitual era extirpar las amígdalas excesivamente grandes (amígdalas hipertróficas), pero hoy en día los criterios para operar son mucho más estrictos y selectivos, y pocos niños pasan por el quirófano.
En primer lugar, hay que saber si esas infecciones repetidas que sufre tu hijo son faringitis víricas o amigdalitis bacterianas agudas.
La faringitis vírica es una inflamación de la garganta que produce dolor, fiebre, molestias al tragar la comida e inflamación de los ganglios de debajo de la mandíbula. En este caso, aunque el niño padezca mucho de la garganta, sería contraproducente operarle, pues las amígdalas le defienden de las infecciones.
Los síntomas de la amigdalitis aguda causada por bacterias son similares: fiebre alta, dolor al tragar, malestar general, pérdida del apetito, inflamación de los ganglios linfáticos de la zona y placas en las amígdalas. El niño tarda entre siete y diez días en recuperarse. Cuando estas amigdalitis bacterianas se repiten con frecuencia, solo se recomienda la intervención si se da alguna de las siguientes circunstancias:
- El pequeño tiene un absceso periamigdalino, esto es, se forma una colección purulenta que envuelve a la amígdala y hay que drenar ese absceso para evitar que se enquiste o la infección se extienda. Es una complicación poco frecuente y muy dolorosa.
- Las amígdalas se han trasformado en un foco crónico de infección (los médicos le llamamos amígdalas hipertróficas con criptas o huecos en su superficie), y el niño sufre más de cinco o seis amigdalitis en unos meses.
- Las amígdalas son tan grandes que el pequeño tiene algunas dificultades para respirar de noche y sufre apneas (pausas respiratorias más largas de lo normal) durante el sueño. El niño está inquieto, se mueve mucho, duerme con dificultad, ronca y en algunos instantes parece como si se detuviera la respiración. Durante el día respira con la boca abierta y está cansado porque duerme mal.
Si las infecciones de tu hijo son agudas por bacterias y se dan alguna de estas condiciones, el pediatra te comentará que conviene operar a tu hijo. La intervención no consiste en extirpar las amígdalas completamente, sino en reducir su tamaño mediante el láser de dióxido de carbono que actúa como si fuera un bisturí.