Cuando hablamos de altas capacidades, lo primero que solemos imaginar es un niño o niña con gran facilidad para aprender, con excelentes resultados académicos o con talentos sobresalientes en áreas específicas. Pero quienes convivimos y criamos desde dentro esta forma de estar en el mundo, sabemos que hay mucho más allá del rendimiento académico. Y sabemos también que el verdadero reto no es solo identificar las altas capacidades, a poder ser de forma temprana, sino entenderlas en su complejidad para poder acompañar desde el respeto y la conciencia.
Conocer desde las primeras etapas las características comunes a muchos perfiles con altas capacidades no solo ayuda a detectar estas diferencias, sino que permite acompañar con mayor empatía, ajustar expectativas y prevenir situaciones de malestar emocional. Porque aunque cada niña y niño es único, sí existen ciertos patrones que se repiten con frecuencia y que, sin información ni acompañamiento adecuado, pueden pasar desapercibidos o incluso malinterpretarse.
Entre estas características se encuentran la hipersensibilidad (emocional, sensorial o ambas), el sentido agudo de la justicia o el interés por temas profundos que a veces incomodan a los adultos: la muerte, el tiempo, los agujeros negros o la existencia, entre muchos otros. Estos intereses no siempre aparecen en sincronía con la edad cronológica, lo que puede provocar desajustes con su entorno y una sensación persistente de “no encajar”.
Pero hoy queremos hablarte de una característica muy común entre los niños y niñas con altas capacidades a la que todavía no habíamos dedicado un artículo de forma específica: el hiperfoco.

El hiperfoco en las altas capacidades
A simple vista puede parecer algo positivo esto del hiperfoco porque ¿quién no querría que su hijo o hija se concentre durante horas en algo que le apasiona? Sin embargo, como sucede con muchas de estas particularidades, el hiperfoco tiene su cara luminosa y su cara más compleja. Lo analizamos de la mano de voces expertas.
Según explican los profesionales de Talentum, centro especializado en altas capacidades, el hiperfoco es “una característica común en personas con altas capacidades, que pueden concentrarse de manera intensa en una tarea o tema, perdiendo la noción del tiempo y el entorno”. Cristina Moreno, divulgadora sobre altas capacidades, apunta que “el hiperfoco en altas capacidades se refiere a la intensa concentración y dedicación que una persona con altas habilidades o talentos puede experimentar en un área específica de interés, que les permite sumergirse profundamente en un tema, actividad o proyecto, a menudo perdiendo la noción del tiempo y de su entorno”.

El concepto de hiperfoco es fácil de detectar en una persona porque, casi de repente, el niño o niña se mete en su mundo hasta parecer que solo está presente en cuerpo, pero no en alma. “Cuando un niño entra en estado de hiperfoco puede parecer, literalmente, que está en otro mundo. Su cuerpo está, pero su mente está completamente sumergida en lo que le interesa. No escucha, no responde, a veces ni siquiera se da cuenta de necesidades básicas como el hambre, el sueño o ir al baño. Este estado puede aparecer durante el juego, leyendo, programando, investigando un tema que lo fascina o construyendo algo con bloques durante horas”, expone Cristina Moreno.
Como decíamos antes, y como recalca el equipo de talentum, “aunque puede ser una ventaja, (el hiperfoco) también puede ser un desafío cuando se desconoce o no se gestiona adecuadamente”. Conocer esta característica común en las altas capacidades (no exclusiva, como casi ninguna característica compatible con esta neurodivergencia), es importante para aprender a gestionarla. Esto, concluyen desde Talentum, “es fundamental para reconocer su bienestar pero garantizar su adaptación al entorno”.

Señales del hiperfoco en altas capacidades
La especialista en altas capacidades Cristina Moreno comparte alguna de las señales que suelen ocurrir cuando un niño o niña tiene activado el “modo hiperfoco”:
- Muestra un interés profundo y persistente por un tema, dedicando horas sin aburrirse.
- Tiene dificultad para cambiar de actividad o “salir” de su burbuja.
- Puede producir grandes cantidades de ideas o trabajo en ese foco.
- A veces, deja de lado otras responsabilidades o se frustra si se le interrumpe.