Ser Padres

Caca, culo, pedo, pis. ¿Por qué les fascinan estas palabras?

Cuando un niño dice este tipo de palabras lo hace porque intuye que expresarse con este tipo de palabras groseras será objeto de una atención exclusiva por parte de los adultos.

Expresan estas palabras escatológicas a todas horas y en todos los lugares porque ven que provoca reacciones incómodas en los adultos y señales de vergüenza.

Es entre los 3 y los 5 años cuando los pequeños descubren el lenguaje y lo utilizan para expresarse. Y es también en este periodo cuando suelen aparecer las primeras palabrotas. Los niños demuestran un interés especial en aquellas palabras que tienen que ver con los genitales y las cacas. Palabras que les llaman la atención y que expresan con énfasis. ¿Te suena, verdad?

Son esas palabras que les hacen gracia

Los niños experimentan placer al repetir tanto en voz alta como baja la expresión: “caca, culo, pedo, pis”. Además de hacerlo para provocar la atención del adulto, lo hacen porque les parecen graciosas. De hecho basta con mirarles cuando las dices y comprobar que se parten de la risa, ya sea solos o en compañías de otros pequeños.

Si es el caso de tu hijo, ten en cuenta que ésta es una etapa más dentro del desarrollo normal de la infancia, caracterizada por una risa generalizada. Es más, a esa risa a veces le acompañan pequeños momentos de exhibicionismos espontáneos con sus genitales. ¿Así, como lo lees! Todo, en su conjunto, les provoca una gran diversión, de tal manera que muchos niños durante un periodo de su vida lo relacionan todo, absolutamente todo, con ese tema.

Qué pueden hacer los padres

Al ser una etapa normal en el desarrollo evolutivo de los niños, los padres han de acompañar a sus hijos dando alternativas alejadas de la negatividad y del reproche.

Algunos consejos que os damos ante esta situación, son los siguientes:

  • Adoptar una postura empática con el niño y tratar de entender la etapa por la que está pasando.  
  • Mantener la calma y ser perseverante. Pasará pero cada cosa a su tiempo. 
  • Actuar con normalidad. Cuando el niño pase por esta fase lo mejor es relajarse y en ocasiones unirse al desenfado y la risa. Abandona el territorio de irreverencia y canta con él la famosa canción que seguro te compañó en la infancia de Enrique y Ana o lee con tu hijo alguno de los cuentos que hoy en día hablan del tema con naturalidad.
  • Ser conscientes de que es un tema al que los padres no deberían de dar más importancia de la que tiene, pero tampoco hay que ignorarlo siempre. Dependerá de la situación y del criterio del adulto. Se ubicará al niño dentro de los límites que los padres y las madres consideren aceptables. Así, se le ofrece al niño una manera sana de saciar su necesidad propia de la edad, a la vez que se acepta la norma de saber estar: "ahora, en este momento no se puede”.

Esta fase tiene una duración e intensidad variable, depende de cada niño y de cómo reaccionen las familias.

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