El experimento que muestra por qué hay que lavarse las manos antes de tocar comida
Insistimos muchas veces en la importancia de lavarse las manos de manera frecuente y los expertos hacen hincapié en que este gesto reduce el riesgo de contagio de ciertas enfermedades, pero muchas veces no somos conscientes de la cantidad de gérmenes que tenemos en ellas. Este experimento demuestra con una sola imagen por qué hay que lavarse las manos antes de tocar comida.
Sabemos que lavarse las manos es un acto de higiene fundamental y que, además, repercute en nuestra salud, ya que con este sencillo hábito se reduce el riesgo de padecer ciertas infecciones. Hemos oído mil veces cómo los médicos lo aconsejan como medida preventiva frente a gripes, resfriados e incluso es una de las medidas preventivas que se está dando frente al coronavirus de Wuhan.
Inculcamos el hábito de lavarse las manos a los niños desde que son muy pequeños porque sabemos que es fundamental para su salud, pero ¿realmente somos conscientes de la cantidad de gérmenes que tenemos en las manos? Lo cierto es que no. Una profesora quiso mostrar a sus alumnos esta realidad con un pequeño experimento y el resultado no pudo ser más impactante y esclarecedor.
Un experimento en el colegio
El Doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos Miguel A. Lurueña ha compartido en su cuenta de Instagram, @gominolasdepetróleo, una foto que ha impactado y generado una gran curiosidad entre sus seguidores. En ella aparecen tres rebanadas de pan de molde metidas en diferentes bolsas de plástico y puede observarse que dos de ellas tienen claros síntomas de descomposición causada por gérmenes.
Para hacer este experimento se guardó una de las rebanadas de pan en la bolsa con las manos sucias, la otra después de habérselas lavado con un gel alcohólico y la tercera después de lavarse las manos con agua y jabón. Una vez hecho esto, guardaron las bolsas herméticas con el pan dentro durante un mes y pasado ese tiempo volvieron a coger las bolsas para observarlas. La rebanada de pan que había sido tocada con las manos sucias estaba en muy mal estado y con gran cantidad de moho, la rebanada que había sido tocada con las manos tras haber sido frotadas con un gel alcohólico también presentaba cierta descomposición y moho, sin embargo, el pan que había sido tocado con las manos después de haberlas frotado con agua y jabón no presentaba alteraciones.
Este experimento pone de manifiesto la efectividad de lavarse las manos con agua y jabón y lo importante que es hacerlo antes de tocar comida, de lo contrario ya sabemos dónde acaban esos gérmenes...
Otro experimento similar

foto pan
No es la primera vez que experimentos de este tipo aparecen en la red. También se convirtió en viral el que realizó una profesora de EEUU llamada Jaralee Metcalf junto a una compañera en el colegio con sus alumnos. En este caso, cogieron 5 rebanadas de pan de molde: una de ellas la introdujeron en la bolsa directamente desde el paquete, sin ser tocada, otra se metió en la bolsa después de ser tocada por niños que no se habían lavado las manos, otra rebanada de pan fue tocada por niños que se habían lavado las manos con gel desinfectante, otro trozo fue introducido por niños que se habían lavado las manos con agua y jabón y otro de ellos lo metieron en la bolsa después de haberlo pasado por encima de ordenadores portátiles. El resultado después de 3-4 semanas también fue impactante y muy claro:
- El pan que no había sido tocado estaba prácticamente igual.
- El pan que había sido introducido por niños que se habían lavado las manos con agua y jabón apenas tenía unas pequeñas manchas en el centro.
- El pan que había sido tocado tras haberse frotado las manos con desinfectante tenía moho.
- El pan que habían tocado los alumnos con las manos sucias tenía mucho moho y estaba muy descompuesto.
- La rebanada de pan que había sido restregada por los portátiles estaba completamente llena de moho y en muy mal estado.
La profesora no dudó en compartirlo en su perfil de Facebook y explicar el experimento para aclarar dudas y las imágenes hablan por sí solas.
Seguro que después de ver esto nos entran muchas más ganas de lavarnos las manos y de insistir a los niños para que lo hagan con frecuencia.