Durante años, el control del bienestar del bebé durante el parto se ha centrado en una herramienta principal: el registro de la frecuencia cardíaca fetal mediante cardiotocografía (CTG). Sin embargo, un nuevo estudio publicado en BJOG: An International Journal of Obstetrics & Gynaecology plantea que los primeros signos de sufrimiento fetal podrían aparecer antes de que el CTG registre cualquier anomalía… En otras palabras: el estudio sugiere que el corazón del bebé habla antes de que lo hagan los aparatos por él.
La investigación, liderada por Andrea Dall'Asta y su equipo en la Universidad de Parma en la colaboración de expertos del St George’s University Hospital (Londres) y del Hospital Gemelli (Roma), ha observado por primera vez que el corazón del bebé en las primeras horas de trabajo de parto ya muestra señales de “estrés” ante la reducción intermitente de oxígeno provocada por las contracciones.
Esta respuesta se traduce en un cambio medible en la forma en que el músculo cardíaco del bebé se contrae, incluso en embarazos que se consideran de bajo riesgo y sin signos aparentes de complicaciones.
El hallazgo es especialmente relevante porque se produjo antes de que hubiese indicios visibles en los registros clásicos que usan las matronas y ginecólogos para decidir si un parto necesita intervención.

Anticipar qué bebés pueden requerir una intervención de urgencia
El estudio, titulado Foetal Cardiac Function in Early Labour and Intrapartum Outcomes: A Prospective Observational Study, fue llevado a cabo entre 2022 y 2024 en un hospital de tercer nivel en Italia.
Se analizaron 208 embarazos únicos a término, sin complicaciones y en las primeras fases del trabajo de parto. A todas las mujeres se les realizó una ecografía avanzada para grabar el funcionamiento del corazón fetal con tecnología de rastreo por manchas (speckle-tracking echocardiography o STE), un sistema ya probado en cardiología pediátrica, pero poco explorado en contexto obstétrico.
El análisis se centró en detectar cómo se deforman las paredes del corazón del feto con cada latido: un indicador fino de su capacidad para mantener el flujo sanguíneo pese al estrés que implican las contracciones. En particular, se midió la deformación del ventrículo derecho, que en el útero cumple funciones clave para compensar la resistencia de la placenta y el cordón umbilical.

Los resultados de la investigación señalan que los bebés que posteriormente necesitaron una intervención urgente en el parto —ya fuera una cesárea o proceder a un parto instrumental— mostraban desde el principio del trabajo de parto una mayor deformación en el ventrículo derecho. Los propios investigadores explican que el estrés hipóxico del parto parece desencadenar una respuesta compensatoria del corazón fetal que puede observarse incluso antes de que aparezcan signos clínicos en el monitor cardíaco tradicional.
Esta adaptación del corazón, lejos de ser patológica, parece indicar que el feto ya está trabajando más para compensar una oxigenación intermitente, incluso antes de que el monitor CTG muestre signos de alarma. El hallazgo, por lo tanto, podría estar mostrando una “reserva funcional” del bebé, o lo que es lo mismo: cuánto margen tiene su organismo para afrontar el trabajo de parto sin descompensarse.

Cuestiona cómo se monitoriza el parto
Este hallazgo tiene implicaciones que podrían transformar a medio o largo plazo la manera en que se monitoriza el parto, especialmente en embarazos aparentemente normales. Hasta ahora, muchas de las decisiones sobre si un bebé está en riesgo durante el parto se toman a partir de la interpretación del CTG, una técnica fiable pero que tiene margen de error, puede llevar a intervenciones innecesarias.
El estudio apunta que una mayor sensibilidad a los cambios en el corazón del bebé —mediante herramientas como el STE— podría ayudar a detectar de forma más temprana qué fetos tienen menor tolerancia al esfuerzo del parto. Esto es especialmente importante porque muchos de estos casos no presentan bajo peso ni otros signos de alerta previos, por lo que se consideran de bajo riesgo… hasta que surge la urgencia.
Aunque este tipo de tecnología aún no está disponible de forma generalizada en las maternidades, el estudio abre una puerta a futuros protocolos más personalizados. En un contexto donde se busca reducir tanto las cesáreas innecesarias como el sufrimiento fetal no detectado, escuchar cómo responde el corazón del bebé en los primeros compases del parto puede ser clave.
Para las familias, esto aporta una herramienta más de información. No se trata de alarmar, sino de afinar la escucha: comprender que no todos los fetos reaccionan igual al parto y que algunas señales —aunque invisibles a simple vista— podrían marcar la diferencia entre un parto tranquilo y una intervención urgente.
Referencias
- Andrea Dall'Asta, Chiara Melito, Beatrice Valentini, Mariagrazia Capurso, Maria Teresa Baffa, Olga Patey, Basky Thilaganathan, Tullio Ghi. Foetal Cardiac Function in Early Labour and Intrapartum Outcomes: A Prospective Observational Study. BJOG: An International Journal of Obstetrics & Gynaecology, 2025. DOI: 10.1111/1471-0528.18224