lncluso antes de nacer en las ecografías se puede ver cómo un feto tiene reflejo de succión y se chupa el dedo sin haber nacido y estando dentro del vientre de su madre. El bebé está seguro y tranquilo en el interior de su madre y además es todo un gesto que ayuda mucho a los recién nacidos desde el punto de vista emocional como explica la psicóloga Cristina Zárate, miembro de Psicólogos Pozuelo.
Hasta el primer año, como analiza esta profesional, los niños se chupan el dedo y esto en psicología refleja un acto reflejo. Ya pasados esos 12 primeros meses, se convierte en un hábito el hecho de que un niño se chupe el dedo. "Coincidiendo con la aparición de los dientes definitivos alrededor de los 5 y 6 años y con una mayor maduración emocional, los niños suelen abandonar este comportamiento" argumenta esta psicóloga, no sin antes recordar que hay menores que a esa edad mantienen la succión del dedo.
La razón la explica Cristina Zárate de esta forma: “es posible que se esté transmitiendo un mensaje de que hay un problema emocional. A pesar de que estos niños ya deberían contar con otras herramientas, este hábito puede ser para ellos el principal mecanismo de regulación emocional, por lo que ante esto sería importante averiguar qué le está pasando al pequeño. Además, el hecho de que se chupe el dedo no le ayuda en el contacto ni en la relación con sus iguales porque puede tener problemas a la hora de hablar”, asegura.

Los problemas de alargar este hábito
Si se alarga este hábito de chuparse el dedo más allá de la edad "recomendada" por estos profesionales se corre el riesgo de que, entre otras consecuencias, se anticipen complicaciones a nivel de regulación emocional, aparezcan problemas en el habla y eso lleve a que el niño no se haga entender y parezca más pequeño de lo que es; además de que tiene consecuencias negativas en la salud bucodental de los niños.
Y es que los dientes pueden ir creciendo en una posición incorrecta y producir problemas en el lenguaje, malformaciones en el paladar o un desarrollo insuficiente del maxilar superior.
Recomendaciones para que deje de chuparse el dedo
Todo lo anterior puede no tener que aparecer si se antes de tiempo se toman en cuenta una serie de consejos y recomendaciones que permita a los padres ayudar a los niños a que dejen de chuparse el dedo como detalla la psicóloga Cristina Zárate:
- Seguridad y serenidad para empatizar con la realidad en la que se encuentra con el fin de entenderle, ayudarle y acompañarle desde la compresión y el afecto.
- Elegir un momento para que deje de chuparse el dedo, pero que no sea uno que coincida con otro tiempo vital como cambio de colegio, llegada de un hermanito a casa, padres que se separan...
- Hablarles con naturalidad, tranquilidad y no a modo regañina de las consecuencias positivas que tiene el dejar de chuparse el dedo. Y explicarle todo esto con sus propias palabras y de la mejor manera para que lo entienda.
- Identificar en qué momentos el niño tiene más necesidad de succión para comprender qué puede demandar: si es cuando está enfadado, cuando no se siente seguro, si está cansado o aburrido, si lo usa como apego para calmarse. En cualquier caso es importante buscar alternativas para suplir al dedo en ese caso y seguir acompañándole.
- Refuerzo positivo. Si vemos que el niño lleva días o semanas sin chuparse el dedo, vamos por buen camino en este sentido y hay predisposición a lograrlo una buena recomendación es reforzar su actitud, sus hechos y su fuerza de voluntad (y eso no quiere decir que solo sea regalándole algo material o un juguete). Hay que transmitirle que el premio es lo que logrará si no se chupa más el dedo; ese es el logro.