Seguro que habéis oído hablar del ahogamiento secundario, sus causas y los síntomas a los que debíamos estar atentos para que esto no sucediera. Sobre todo, después de que se hiciera viral el caso de Cassandra Jackson y su hijo Johnny, del que te hablamos en la pieza ‘¿Qué entendemos por ahogamiento secundario?’. Sin embargo, el ahogamiento secundario no existe, según aseguran los expertos.
Por ahogamiento secundario se entiende que es el proceso por el cual el agua inhalada se queda estancada en los pulmones, y esa acumulación de líquidos termina provocando las dificultades para respirar, con potencial riesgo de provocar la muerte porque los pulmones no son capaces de transportar la cantidad de oxígeno suficientemente a la sangre.
Este tipo de casos ocurre en un 1% de los ahogamientos y se conocen como ahogamiento secundario, pero a nivel médico no se habla de este concepto.

¿Existe el ahogamiento retardado o secundario?
Fueron los doctores Seth Collings Hawkins, Justin Sempsrott y Andrew Schmidt quienes explicaron que no existe un concepto médico aceptado para describir el ahogamiento secundario. Lo hicieron en el estudio ‘Ahogándose en un mar de desinformación: ahogamiento seco y ahogamiento secundario’, publicado en el año 2017.
“La definición médica de ahogamiento es 'el proceso de experimentar deterioro respiratorio por inmersión en un líquido'. No existen condiciones médicamente aceptadas conocidas como ahogamiento casi total, ahogamiento seco y ahogamiento secundario", afirman, citando a la Organización Mundial de la Salud y su definición del concepto de ahogamiento.

En su estudio, los tres investigadores reconoce, citando otra investigación, que “el 0,5 por ciento de los pacientes con síntomas inicialmente mínimos y el cinco por ciento de los pacientes con síntomas inicialmente moderados finalmente murieron ahogados”. Son pacientes, explican, que “por lo general pueden permanecer en observación durante cuatro a seis horas en un servicio de urgencias y ser dados de alta si su estado es normal”.
Los síntomas más significativos serían “tos persistente, espuma en la boca o la nariz, confusión o comportamiento anormal, todos los cuales requieren atención”, y las muertes por ahogamiento, subrayan, “no ocurren debido a un deterioro inesperado días o semanas después sin síntomas previos”.

Por eso, los tres expertos insisten en que no se puede hablar de ahogamiento retardado o secundario a nivel médico. “Su uso histórico refleja la realidad de que los pacientes a veces pueden empeorar después de la exposición al agua. La moraleja es que cualquier persona que experimente síntomas respiratorios después de un incidente de ahogamiento debe buscar atención médica”, se lee en el estudio.
Esta última afirmación es la clave en opinión de los expertos: los síntomas mínimos. “Recomendamos que se busque atención médica si los síntomas parecen peores que la experiencia de una bebida que se va por el caño equivocado en la mesa o una tos severa que no se resuelve en minutos”, apostillan.