En los niños mayores el hurto es siempre preocupante, y más aún si se da con reiteración. Sin embargo, no es lo mismo robar a los cuatro años que hacerlo a los doce. Debemos hacer una distinción sobre cómo tratar los hurtos y pequeños robos infantiles según la edad. Cuando un niño de cuatro años sustrae algo, ni siquiera es adecuado llamarlo propiamente hurto, del mismo modo que las mentiras tampoco pueden considerarse mentiras con todo el peso de ese concepto.

Hasta los 5 años
En estos primeros años los niños todavía no tienen un claro sentido de lo propio y de lo ajeno. Solo a partir de esa edad empiezan a tomar conciencia de lo que pueden y no pueden tomar para sí. Además, a esta edad, los niños están aprendiendo a distinguir entre lo que es correcto e incorrecto. A veces pueden tomar objetos pequeños o insignificantes por curiosidad o por imitar lo que ven a otros hacer. No siempre comprenden la noción completa del robo o la propiedad. Aunque pueda inquietar a los padres, robar todavía no tiene trascendencia moral, y deben afrontarlo con explicaciones benévolas y lógicas que vayan introduciéndole en la noción de lo propio y de lo ajeno.
Hasta los 8 años
Los niños adquieren una noción clara de la propiedad y por lo tanto ya tienen conciencia de lo que hacen. En esta etapa pueden ser más conscientes de la propiedad y el robo. A veces, pueden tomar cosas de otros niños o de tiendas sin comprender completamente las consecuencias de sus acciones. Esto puede estar influenciado por la presión de grupo o por querer pertenecer.
A partir de los 9 años
Es a medida que los niños crecen que, generalmente, entienden mejor la diferencia entre el bien y el mal. Si cometen pequeños hurtos a partir de los 9 años, podría deberse a una falta de supervisión adecuada, influencias externas negativas o problemas de autocontrol.
¿Cómo debemos actuar los padres si descubrimos que nuestro hijo roba?
1. Si pillamos robando a nuestro hijo, debemos dedicarle más tiempo y atención y mostrarnos más cercanos, especialmente el padre del mismo sexo.

2. En ningún caso, no hay que llamar nunca a un niño ladrón, incluso si ha robado más de una vez, ya que esa etiqueta no le ayudará a corregirse. Si acaso se le puede decir «no te gustaría que te tomen por un ladrón».
3. También podemos decirle que todo el mundo puede cometer ese error alguna vez, pero es importante dejarle claro que no se debe repetir.

4. Hay que procurar que devuelva lo sustraído cuanto antes con una disculpa.
Lo fundamental es que los padres, cuidadores y educadores trabajen con los niños para enseñarles la importancia del respeto a la propiedad ajena y las consecuencias de sus acciones. Al mismo tiempo, es esencial mantener una comunicación abierta para entender si el niño está enfrentando algún problema emocional que pueda estar contribuyendo a este comportamiento.