¿Gran cambio a la vista? Así puedes ayudar a tus hijos a gestionarlo

Los cambios, aunque sean positivos, encierran cierta dosis de incertidumbre difícil de gestionar, sobre todo para los niños. ¿Cómo ayudar a tus hijos a afrontarlos?
Mudanza familiar

¿Estás planificando una mudanza?

¿Quieres cambiar a tu hijo de colegio?

¿Te estás separando de tu pareja?

La vida da muchas vueltas y a menudo nos lleva por caminos inimaginables. A veces planificamos esos cambios, pero en otras ocasiones nos toman por sorpresa poniendo todo patas arriba. Sin embargo, independientemente de si se trata de una decisión personal o debido a circunstancias externas, salir de la zona de confort siempre genera un poco de incertidumbre y zozobra. Y si esto nos sucede a nosotros, ¡imagina su efecto en los niños!

¿Sabías, por ejemplo, que una mudanza puede ralentizar el aprendizaje infantil? Cambiar de casa y rutinas a veces afecta la concentración de los niños y merma su capacidad para aprender, según un estudio realizado en el University College de Londres. También puede influir negativamente en su desarrollo emocional, la percepción de seguridad y en sus relaciones sociales. Para ellos no es fácil, pero está en nuestras manos allanarles el camino.

El arte de saber cómo afrontar un cambio

Adaptarse a los cambios es posible - Mart Production - Pexels

Si se avecina un cambio en el horizonte, intenta que los preparativos no te alejen demasiado de tus hijos como para brindarles la ayuda que necesitan.

1. Familiarízalos con las nuevas circunstancias

Ante un gran cambio, la incertidumbre es una de las cosas más difíciles de gestionar, en gran medida debido al miedo a lo desconocido. Sin embargo, si vas familiarizando a tus hijos con lo que os espera en el futuro podrás ir atenuando sus preocupaciones.

Háblales sobre lo que os aguarda. Comparte con ellos los detalles que conozcas e investigad juntos cómo será ese nuevo barrio o el colegio al que irá el próximo curso. Si es posible, planificad una visita a ese sitio como si fueseis turistas. Intenta aclarar sus dudas y, si no tienes una respuesta clara, al menos cuéntales lo que sabes. Así se sentirán más seguros para afrontar el cambio.

2. No es el fin del mundo, es el inicio de un mundo nuevo

Todo cambio encierra una oportunidad de desarrollo. Depende de nosotros quedarnos aferrados al pasado o asumir lo que está por llegar como una nueva experiencia. Además, adoptar una actitud más positiva puede ayudar a reducir la ansiedad y las preocupaciones en los más pequeños de casa, como reveló un estudio en la Universidad de California.

En lugar de alimentar los aspectos negativos del cambio, céntrate en sus ventajas y oportunidades. Háblales sobre las actividades que podrán hacer en el nuevo barrio, los amigos que conocerán en el colegio o los divertidos fines de semana que le aguardan junto a su padre/madre tras la separación. No se trata de minimizar sus preocupaciones, sino de ayudarlos a que vean esa nueva etapa con otros ojos. 

3. No es un adiós, sino un hasta luego

Mantener el vínculo con el pasado puede ayudarnos a seguir adelante - Yan Krukau - Pexels

Desprenderse de las cosas importantes duele. Por mucho que seamos conscientes de las oportunidades que nos aguardan en el futuro, dejar atrás a personas, espacios o recuerdos es muy difícil, sobre todo para los niños. Por este motivo, una manera de ayudarlos a superar esa sensación de pérdida consiste en mantener vivo el vínculo con el pasado.

Si estás planificando una mudanza o un cambio de colegio, puedes explicarles que podréis volver de vez en cuando para que pasen tiempo con los amigos y saluden a los antiguos vecinos o profesores. Si te estás separando de tu pareja, hazles saber que esto no impedirá que sigan visitando a sus familiares queridos o que compartan experiencias contigo o el otro progenitor. Mantener viva la esperanza de volver a ese tiempo pasado puede hacer más llevadero el dolor ante un cambio drástico.

4. Expresar las emociones es clave para la adaptación

Las emociones son como centinelas de nuestro mundo interior. Por ese motivo, es fundamental que los niños puedan expresar lo que sienten. Limitarlos o, lo que es aún peor, prohibirles que lloren o se enfaden implica arrebatarles la posibilidad de ventilar y regular sus sentimientos.

En su lugar, anima a tus hijos a que te cuenten cómo se sienten ante el cambio que se avecina. Permíteles que canalicen sus miedos, ansiedades y preocupaciones de una manera asertiva. Incluso puedes aprovechar la oportunidad para iniciarlos en el mindfulness o la relajación, unas técnicas muy valiosas que podrán usar durante toda su vida para equilibrar su universo afectivo.

5. El tiempo es el mejor aliado

El tiempo lo cura todo. Por tanto, más temprano que tarde los niños estarán preparados para afrontar los cambios y lidiar con todo lo que implican. Sin embargo, es importante que no les presiones.

Al igual que los adultos, los niños necesitan tiempo para asimilar los acontecimientos, evaluar su efecto y prepararse. Algunos se adaptan con mayor facilidad y a otros les cuesta más asumir la nueva realidad, es completamente normal. Por esa razón, es importante que respetes los ritmos de tus hijos y les hagas saber que estarás a su lado.

Por último, es importante que seas paciente. A veces puede ser difícil, pero si mantienes la calma, transmitirás seguridad y confianza a tus hijos, que más temprano que tarde terminarán adaptándose. Mientras tanto, no olvides cuidar de ti. A fin de cuentas, también estas atravesando una etapa complicada.

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