Varicela: qué es, causas, síntomas y cómo se trata

La varicela es una enfermedad vírica muy contagiosa producida por el virus varicela zoster. ¿Qué hay que saber sobre ella?
Varicela

La varicela es muy frecuente, especialmente en países de clima templado y la gran mayoría de personas nos contagiamos durante la infancia. Sin embargo, debido a la vacunación, cada vez es más infrecuente encontrar casos de varicela en la consulta de pediatría. La mayoría de las veces suele ser una enfermedad leve que no suele necesitar más tratamiento que antitérmicos y medicamentos destinados a aliviar el picor que ocasiona.

Varicela - Foto: Istock

Y si la varicela es una enfermedad leve ¿Por qué vacunar a los niños? Pues porque puede complicarse con neumonía, encefalitis (inflamación del sistema nervioso) o afectar a mujeres embarazadas que no hayan pasado la infección, provocando daños graves en el feto.

La varicela puede incluso ser responsable de muerte en dos de cada 100 mil casos en niños, 6 de cada 100 mil en niños menores de un año y 25 de cada 100 mil en caso de los adultos.

¿Cómo se contagia la varicela?

La varicela se transmite con facilidad al toser, hablar, estornudar… o por contacto con las lesiones de la piel que ocasiona. El período de incubación de la varicela varía de dos a cinco días, de forma que es muy difícil prevenir el contagio, ya que una persona puede transmitir la enfermedad sin tener síntomas.

Sabemos que, tras estar en contacto con una persona infectada, el 96% de las personas susceptibles de desarrollar el virus, es decir, que no estén inmunizados, desarrollarán la enfermedad.

¿Cuáles son los síntomas de la varicela?

De forma popular se sabe que la varicela produce unas características lesiones en la piel. De hecho, es muy común que ante cualquier sarpullido los padres pregunten si su peque puede tener varicela. Las lesiones de la piel que produce esta enfermedad son vesículas llenas de líquido que afectan a todo el cuerpo, incluso al cuero cabelludo.

Estas lesiones se rompen después, saliendo el líquido y dejando una costra. No todas las lesiones avanzan al mismo ritmo, de forma que podemos encontrar lesiones en forma de bultos rojos, otras llenas de líquido y otras ya costrosas, en el mismo niño. Los pediatras llamamos a este hallazgo “piel en cielo estrellado” puesto que encontramos lesiones de múltiples formas y en diferentes estadios de evolución.

Además, es característico el picor. Las lesiones suelen ser pruriginosas y es importante intentar que los niños no se rasquen de forma continuada, para evitar la sobreinfección cutánea, que es la complicación más frecuente de la varicela.

Es muy frecuente que haya fiebre desde uno o dos días antes de aparecer la erupción. Otros síntomas frecuentes son dolor de cabeza, malestar general, pérdida de apetito o vómitos.

¿Cómo se diagnostica?

La mayoría de las veces “a ojo”. Las lesiones son tan típicas y características que, simplemente con la exploración física, la mayoría de los pediatras diagnosticarán una varicela con facilidad, sin precisar de ningún tipo de prueba complementaria.

Cómo se trata la varicela

Tratamiento de la varicela - Foto: Istock

La varicela suele evolucionar de forma benigna en la mayoría de los casos y nos curaremos en unos días, quedándonos inmunizados de por vida frente a esta infección. Para tratar el malestar o la fiebre podemos usar paracetamol o ibuprofeno.

Para el picor pueden ayudar las lociones antipruriginosas, cremas con calamina o, si es muy intenso, los antihistamínicos orales, que deben ser prescritos siempre por el pediatra. Para evitar que los niños se hagan daño al rascarse debemos cortar las uñas y bañarlos a diario con jabón suave. También se recomienda evitar la exposición solar hasta que todas las lesiones de la piel se hayan curado.

¿Qué hacemos con las personas de nuestro entorno?

A pesar de que la varicela es una enfermedad benigna en la mayoría de ocasiones, debemos tener en cuenta que puede haber personas especialmente susceptibles en las que la infección puede tener consecuencias graves.

Cuidado si tenemos cerca bebés de menos de tres meses, adultos que no hayan pasado la infección, embarazadas, personas mayores, trasplantadas o tomando alguna medicación que deprima el sistema inmunitario. En ese caso debemos avisarlas para que no tengan contacto con nuestro peque y en caso de haber tenido algún contacto deben notificarlo a su médico para que lo tenga en cuenta.

Cómo podemos prevenirla

La mejor arma que tenemos para prevenir la varicela es la vacunación. La vacuna de varicela está incluida en calendario desde el año 2015. Actualmente se administra a los 15 meses y a los 3 años y a partir de los 12 años a aquellos niños que no hayan pasado la infección.

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