Cuando el niño tiene miedo a las tormentas: cómo tranquilizarlo

Relámpagos, grandes truenos… es normal que el niño pueda sentir miedo a las tormentas. Y, si es de noche, es común que empiecen a gritar, especialmente cuando duermen solos en su habitación. ¿Qué podemos hacer para ayudarlo a superar su miedo?
Cuando el niño tiene miedo a las tormentas: cómo tranquilizarlo

Se trata de algo totalmente normal, además de casi sistemático: con cada tormenta, los niños se asustan. Pero es normal: la lluvia, el viento, los relámpagos que surcan el cielo, el granizo, y los truenos que retumban en todos los rincones de la casa. Se trata, no hay duda, de un fenómeno natural, pero realmente espectacular.

Sin embargo, es normal que los niños, al igual que los adultos, sientan temor a las tormentas. El sonido resonante del trueno y el relámpago asustan a los más pequeños, especialmente cuando los estallidos son frecuentes durante la noche.

Estas reacciones son el resultado del miedo generalizado por la propia fuerza de la tormenta, marcado además por el estruendo de los truenos, relámpagos que aparecen de repente, una fuerte lluvia y un viento violento.

Entendiendo y aceptando el miedo

Los niños pequeños gritan y lloran durante las tormentas eléctricas. Y esta, es cierto, es una reacción completamente natural y normal. Pero, como padres, es cierto que tranquilizar a los niños no es fácil. Y, en el caso de las tormentas, esto se debería principalmente a su repentina transformación.

Es decir, pasamos de un ambiente tranquilo a un estruendo o un ruido muy fuerte cuando suena un trueno. Pero el niño no es capaz de ver la causa de ese ruido, por lo que puede acabar convirtiéndose en una fuente de ansiedad para él.

Y es que la acumulación de nubes, que reducen de forma considerable la llegada de la luz a la habitación, unido a la fuerza del rayo cruzando el cielo, generan una atmósfera aterradora. Incluso como adultos, este miedo a las tormentas continúa siendo un recuerdo muy vívido y real.

Por todo ello, es normal que este ambiente poco tranquilizador originado por la tormenta no solo asusta a los niños; también algunas personas, en la etapa adulta, continúan desarrollándolo.

Teniendo todo esto en cuenta, no siempre es fácil tranquilizar a nuestro hijo/a, de manera que, en primer lugar, es importante reconocer el motivo del miedo, y tener siempre presente que es absolutamente natural.

Tranquilizando a nuestro hijo/a

Muchos adultos, aunque no tiendan a admitirlo, continúan experimentando este miedo a las tormentas eléctricas. Lo cual, evidentemente, puede acabar transmitiéndose muy fácilmente a los más pequeños.

Así, aunque la mamá preocupada puede muy bien decirle al niño/a que no tenga miedo, sus gestos pueden acabar delatándole. Si esto es así, lo más aconsejable es pasar el testigo a otro adulto para tranquilizarlo (especialmente si este no tiene miedo a las tormentas).

Cómo calmar al niño que tiene miedo a las tormentas - Foto: Istock

Pero también existe otro elemento importante que deberíamos evitar siempre: no debemos negar la emoción del niño. Al contrario, debemos reconocer su miedo, entenderlo y considerarlo como algo normal y absolutamente natural ante un evento tan impresionante como una tormenta eléctrica. Si nuestro hijo/a reacciona, corre a nosotros y llora, es una buena señal, porque está exteriorizando algo que lo asustó.

Cuando esto ocurra, es importante cogerlo en brazos y tranquilizarlo con dulces palabras y con una mirada amorosa. Es recomendable hacerle comprender que entendemos que tiene miedo, y decirle que estamos ahí para velar por él. Además, también se recomienda decirle que está a salvo en casa: afuera, en el exterior, llueve, pero dentro de casa no.

Atrae su atención transformando la tormenta en algo emocionante

A la hora de desviar su atención y ayudarlo a no concentrarse en la tormenta, podemos preguntarle qué es lo que más lo asusta: si el sonido ensordecedor emitido por el trueno, la sensación causada por la fuerte lluvia, o la luz deslumbrante, y repentina, creada por el relámpago.

Una vez que responda, podemos proponerle una explicación racional, que le será muy útil para ayudarle a entender qué está ocurriendo, y pasar a un tema más interesante. No debemos dudar en proporcionarle detalles para que la tormenta sea un tema algo menos aterrador, e incluso más cautivador.

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