¿A partir de qué edad puedo meter al bebé en una piscina?

La matronatación (o natación para bebés) ofrece múltiples ventajas para el desarrollo psicomotor de los niños. Ayudará además a disfrutar de la piscina y a quitarse el miedo al agua en caso de estar presente. Esta es la edad en la que puedes llevarlo.
niño piscina

Si tienes un bebé, seguro que alguna vez te has preguntado a partir de qué edad puedes llevarlo a la piscina. La introducción del bebé al entorno acuático es una experiencia que puede comenzar antes de lo que muchos padres piensan. Aunque los bebés no están preparados para nadar de manera independiente hasta los cuatro años, la matronatación ofrece una oportunidad para que los más pequeños se familiaricen con el agua y desarrollen habilidades básicas. Según los expertos, "se da más importancia a que el bebé vaya descubriendo su cuerpo y sus habilidades gracias a su investigación": Si pierden el miedo al agua, podrán disfrutar 100% de ella.

Beneficios de la matronatación para el desarrollo del bebé

La matronatación es una técnica que, por un lado, intenta que el bebé se familiarice poco a poco con el agua y su entorno sin marcar metas y, por otro, que se diviertan.

¿A qué edad empiezan?

La actividad acuática es beneficiosa desde las primeras semanas de vida, aunque no te preocupes, no es necesario llevar al bebé a una piscina inmediatamente (¡es normal que tengamos otras prioridades! La mayoría de los cursos de natación están diseñados para bebés de entre 6 y 36 meses. En estos cursos, los pequeños pueden empezar a explorar la piscina sin la constante presencia de sus padres. Además, existen centros especializados que trabajan la motricidad y el tono muscular en el agua, sobre todo para niños y niñas con necesidades especiales o prematuros.

¿Vale cualquier piscina?

No todas las piscinas son adecuadas para los bebés. Las clases de matronatación se llevan a cabo en piscinas cubiertas y climatizadas, con una temperatura del agua que varía entre 28 y 32º C, dependiendo de la comunidad autónoma. Para garantizar el confort del bebé, lo ideal es que la temperatura se mantenga alrededor de los 30º C.

Además el nivel de cloro no debe ser demasiado alto y el pH debe estar dentro de los límites normales, similares a los requeridos para los adultos. Hay piscinas que han modificado la composición del agua y lo que tienen es agua de mar, mucho menos irritante para la piel del bebé al no necesitar tanta cloración. Esto es muy útil para aquellos bebés con dermatitis atópica.

¿Cómo ayuda la actividad acuática en el desarrollo psicomotor?

La actividad acuática tiene múltiples beneficios para el desarrollo psicomotor de los bebés. El agua proporciona un entorno que estimula los sentidos y promueve la coordinación motora. Al moverse en el agua, los bebés desarrollan su equilibrio y fortalecen su musculatura. Además, el tiempo en la piscina fomenta la socialización y el vínculo afectivo entre padres e hijos, ya que ambos participan activamente. Este entorno también contribuye a mejorar el sistema cardiorrespiratorio del bebé y a potenciar su confianza y autonomía.

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Bebé en piscina - Getty Images

Aspectos de seguridad y salud en la piscina

¿Puede dañarles el cloro?

El cloro afecta fundamentalmente a la piel y a los ojos, es por ello por lo que desde el momento en que sean capaces de aguantar gafas en la cara se las pongamos. Además, tras el baño será importante aclarar con agua de la ducha para evitar que la piel se seque con el agua hiperclorada.

Si el bebé presenta irritaciones o reacciones adversas, es recomendable consultar con un pediatra para ajustar la frecuencia de las visitas a la piscina o buscar alternativas como el uso de piscinas con agua de mar.

¿Qué precauciones tomar con la piel sensible?

La piel de los bebés es especialmente delicada y requiere cuidados específicos al estar en contacto con el agua clorada. Para minimizar el riesgo de irritaciones, se recomienda aplicar una crema hidratante adecuada antes y después de la exposición al agua. También es importante vigilar cualquier signo de incomodidad o reacción alérgica y actuar de inmediato si se presentan. La elección de piscinas con agua menos clorada (o con agua de mar) puede ser una opción beneficiosa para aquellos bebés con piel sensible.

Importancia de la temperatura del agua

El agua debe estar entre 28 y 32º C para asegurar que el bebé no sufra hipotermia ni se sienta incómodo. Es importante observar al bebé durante la actividad acuática para detectar signos de frío. Un consejo es mantener al bebé en el agua solo por períodos cortos, de no más de 30-40 minutos, y asegurarse de que esté bien abrigado al salir.

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Bebé nadando en la piscina. Fuente: prostooleh - Freepik

Recomendaciones para las primeras clases de natación

¿Con qué frecuencia puede ir?

Suele recomendarse dos veces por semana, para no saturar al bebé, y no más de 30-40 minutos, porque es una actividad que les cansa. No debemos tampoco forzar el entrar a la piscina ya que si llora continuamente quizás es señal de que todavía no está preparado y debemos esperar aún un tiempo.

¿Necesitan un equipamiento especial?

El equipamiento adecuado es esencial para garantizar la seguridad e higiene del bebé en la piscina. Los bebés pueden llevar una braguita-pañal especial para el agua y que piden la mayoría de las piscinas por una cuestión de higiene. Como ya hemos comentado será muy bueno que lleven gafas para proteger los ojos y normalmente se exigirá el uso de un gorro de baño, también por higiene.

Algunos centros pueden exigir el uso de estos elementos, por lo que es importante verificar las normativas antes de asistir a las clases de natación. También es aconsejable llevar una toalla y una muda de ropa para cambiar al bebé después de la actividad.

¿Hay que preparar al pequeñín antes de la primera clase?

Normalmente no será necesario y el mero hecho de que el bebé acuda con sus padres ya hace que la experiencia sea más tranquila y menos estresante para el bebé. Si además las condiciones del agua son las óptimas y el ambiente es tranquilo sin demasiado ruido, la adaptación será perfecta. La clave es permitir que el bebé explore a su ritmo y se acostumbre gradualmente al nuevo entorno.

¿Y si el bebé tiene miedo al agua?

Es algo normal que el bebé llore el primer día de clase, sobre todo si ya está cerca o supera el primer año de vida, pues es más consciente de lo que ocurre a su alrededor. Los padres y los instructores deben estar atentos a las señales del bebé y adaptar las actividades a sus necesidades: realizando un determinado ejercicio, jugando con un material en concreto... Como ya hemos comentado, si el llanto no cesa y hay mucho estrés quizás hay que esperar a otro momento para intentarlo de nuevo.

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Bebé en piscina. Fuente: prostooleh - Freepik

Después de la piscina: cuidados esenciales

Y al salir de la piscina… ¿qué hay que hacer?

Es recomendable darle una ducha con o sin jabón y envolverle bien con una toalla o albornoz, para que no pierda su temperatura corporal. ¡Una buena merienda tras el ejercicio asegura que el sueño se apoderará de él muy pronto!

Consejos para mantener la temperatura corporal del bebé

Mantener la temperatura corporal del bebé es fundamental después de la piscina. Además de secarlo adecuadamente, es importante vestirlo con ropa seca y abrigada tan pronto como sea posible. No dejes de observar al bebé en busca de signos de frío (como temblores o piel pálida). Hay que asegurarse de que el bebé esté cómodo y abrigado para que la experiencia acuática sea positiva y segura.

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