La DGT aprobaría esto: por qué los expertos piden cambios urgentes en las entradas de los colegios tras analizar más de 500 escuelas

Entre las nueve conductas al volante más peligrosas que los expertos detectaron en las puertas de los colegios se encuentran hacer giros en U en plena calle, maniobras de marcha atrás peligrosas, aparcar en doble fila, no respetar señales de tráfico o pasos de peatones, aparcar bloqueando cruces, estacionar en zonas que reducen la visibilidad, usar el móvil mientras se conduce, hablar por teléfono mientras se está al volante y dejar a los niños en el lado opuesto de la calle.
Fuente: Midjourney / E. F.

Durante años, la escena se repite a diario a las puertas de muchos colegios: coches mal aparcados en doble fila, padres que dan un volantazo en mitad de la calle para hacer un giro imposible y niños esquivando vehículos mientras intentan llegar a clase. Es probable que más de un lector se haya visto atrapado alguna vez en ese pequeño caos matinal en el que nos puede caer alguna multa. Lo que quizá no sepa es que esas maniobras, que a veces parecen inofensivas o inevitables, están muy lejos de ser anecdóticas. Debes seguir los consejos de los expertos y no saltarte las normas como quieras. Si no lo haces, tal vez este estudio te hará cambiar de opinión.

Un equipo de investigadores ha puesto números, datos y contexto a esta situación. Su trabajo, publicado en la revista Traffic Injury Prevention, no solo confirma lo que muchas familias sospechan desde hace tiempo, sino que plantea un debate urgente: la seguridad vial de los niños en los entornos escolares es mucho peor de lo que creemos. Más de 500 escuelas de Canadá han servido como escenario de este análisis que alerta sobre un problema global y que propone soluciones que podrían aplicarse perfectamente a cualquier ciudad. Canadá, correcto, pero perfectamente viable en España.

El caos en la puerta del colegio: una rutina más peligrosa de lo que parece

La investigación revela que en el 98 % de las escuelas analizadas se detectaron comportamientos peligrosos al volantedurante las horas de entrada. Lo más habitual era ver a padres dejando a sus hijos en el lado opuesto de la calle, obligando a los niños a cruzar entre coches y sin pasos de peatones. Este dato, por sí solo, ya permite dimensionar el problema: no se trata de un caso aislado, sino de un patrón que se repite casi a diario.

Entre las infracciones más frecuentes se encuentran las dobles filas, los giros prohibidos, no respetar las señales de tráfico, bloquear cruces peatonales o aparcar de forma que impide la visibilidad de otros conductores y peatones. Todo esto ocurre, además, en un contexto en el que hay menores de edad en plena vía pública, lo que multiplica los riesgos.

Los investigadores recuerdan que este tipo de comportamientos no solo aumentan la probabilidad de accidentes, sino que generan un efecto perverso: muchos padres, ante esta situación, optan por llevar ellos mismos a sus hijos en coche, alimentando así un círculo vicioso de tráfico y peligros.

Colegio en mitad de calles llenas de tráfico. Fuente: Midjourney / E. F.

Un aumento de coches que agrava el problema de seguridad infantil

El uso del coche para ir al colegio se ha disparado en los últimos años. En Estados Unidos, por ejemplo, el porcentaje de niños que eran llevados en vehículo privado creció un 47,5 % entre 1969 y 2009. En Canadá, casi el 46 % de los estudiantes utilizan el coche como medio de transporte escolar. Este cambio de hábitos, que en parte responde a la falta de infraestructuras seguras para caminar o ir en bicicleta, ha convertido las entradas de los colegios en puntos críticos de las ciudades.

El estudio señala que el aumento de tráfico en estas zonas favorece comportamientos inseguros: más coches implica más prisas, más infracciones y más maniobras arriesgadas. A eso se suma la poca adaptación del entorno urbano, con calles que priorizan al vehículo por encima del peatón y con escasas medidas de seguridad específicas.

El problema no es solo de los conductores, sino también de cómo están pensadas las calles

La consecuencia directa es que los niños que van caminando o en bicicleta están más expuestos al peligro. Y, paradójicamente, el temor de los padres a estos riesgos les lleva a usar aún más el coche, perpetuando el problema.

Fuente: Midjourney / E. F.

Las 9 conductas más peligrosas que se repiten cada mañana

Los investigadores del proyecto CHASE (Child Active Transportation Safety and the Environment) han elaborado un listado con las conductas al volante más preocupantes detectadas en su estudio. Estas son las nueve que se repiten con mayor frecuencia:

  1. Hacer giros en U en plena calle.
  2. Maniobras de marcha atrás peligrosas.
  3. Aparcar en doble fila.
  4. No respetar señales de tráfico o pasos de peatones.
  5. Aparcar bloqueando cruces.
  6. Estacionar en zonas que reducen la visibilidad.
  7. Usar el móvil mientras se conduce.
  8. Hablar por teléfono mientras se está al volante.
  9. Dejar a los niños en el lado opuesto de la calle.

Algunas de estas acciones estaban presentes hasta en el 80 % de los centros analizados, lo que refleja hasta qué punto forman parte de un comportamiento normalizado, aunque entrañen un riesgo evidente.

Fuente: Midjourney / E. F.

La importancia del entorno urbano: más allá de la responsabilidad individual

Uno de los grandes aportes del estudio es que no se limita a señalar a los conductores. Los autores insisten en que el diseño urbano tiene un papel clave en la seguridad de los entornos escolares. Las escuelas con menos comportamientos peligrosos al volante tenían ciertas características comunes: calles con límites de velocidad más bajos (30 o 40 km/h), mejores accesos peatonales, más señalización y medidas como las llamadas curb extensions, que estrechan las calzadas para reducir la velocidad de los coches.

Además, los investigadores proponen la creación de zonas específicas de bajada y recogida (kiss-and-ride), aparcamientos accesibles para familias con necesidades especiales y mayor presencia de guardias adultos (mejor que niños) en los pasos de peatones.

En definitiva, el problema no es solo de los conductores, sino también de cómo están pensadas las calles. Modificar el entorno para hacerlo más seguro podría reducir significativamente los comportamientos de riesgo.

¿Cómo afectan estos comportamientos a los niños que caminan al colegio?

Otra conclusión interesante del estudio es que a mayor número de comportamientos peligrosos detectados, menor porcentaje de niños que utilizan transporte activo (caminar, bicicleta o patinete) para ir al colegio. Este dato, aunque esperable, confirma con datos lo que muchas familias sienten: cuando perciben peligro, prefieren recurrir al coche.

Curiosamente, cuando los investigadores tuvieron en cuenta las características urbanas del entorno, esta relación directa se diluía. Es decir, un buen diseño urbano es capaz de neutralizar, en parte, los efectos de los malos comportamientos al volante. Por ejemplo, contar con aceras anchas a ambos lados de la calle o con señalización específica para escolares aumentaba significativamente el número de niños que iban caminando al colegio, incluso en contextos con mucho tráfico.

Este hallazgo refuerza la idea de que las soluciones no pasan solo por multar o sancionar, sino por invertir en infraestructuras adecuadas.

El reto: transformar los colegios en espacios realmente seguros

Afortunadamente muchos municipios españoles llevan años implementando medidas de todo tipo para crear espacios seguros. Pero también s verdad que, en algunos casos, el problema persiste

Los investigadores coinciden en que urge una intervención urbana ambiciosa para proteger a los niños en los entornos escolares. Cambiar los hábitos de conducción es importante, pero es aún más eficaz diseñar calles pensadas para los peatones más vulnerables.

Medidas como ampliar aceras, reducir límites de velocidad, prohibir el tráfico en ciertas franjas horarias o crear aparcamientos disuasorios podrían tener un impacto inmediato. Y, sobre todo, es fundamental escuchar a las comunidades escolares, que conocen mejor que nadie las particularidades de cada centro.

Al final, la seguridad vial no es solo una cuestión de normas de tráfico, sino de equidad urbana. Garantizar que un niño pueda llegar a su colegio caminando de forma segura debería ser un derecho básico en cualquier ciudad.

Referencias

  • Linda Rothman, Liraz Fridman, Rebecca Ling, Lambert Desrosiers-Gaudette, Tate Hubka, Andrew Howard, Pamela Fuselli, Marie-Soleil Cloutier, Meghan Winters, Brent Hagel, Alberto Nettel-Aguirre, Mathieu Rancourt, Alison Macpherson. Risky driving behaviors at school drop-off across Canadian municipalities: Findings from the Child Active Transportation Safety and the Environment (CHASE) study. Traffic Injury Prevention. DOI: https://doi.org/10.1080/15389588.2025.2478153.

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