Un nuevo estudio publicado en JAMA Network Open lanza una advertencia clave para futuras madres: los trastornos hipertensivos durante el embarazo podrían tener consecuencias concretas en el desarrollo del lenguaje y la capacidad cognitiva de los hijos prematuros.
La hipertensión es una de las complicaciones más frecuentes durante el embarazo, y afecta entre el 5 % y el 15 % de los embarazos en Estados Unidos, según el estudio. Son cifras que coinciden con las estimaciones en España, donde diversas fuentes médicas hablan de alrededor de un 10%.
A pesar de su prevalencia, no siempre se ha comprendido a fondo su impacto sobre el desarrollo neurológico del niño o niña, particularmente en aquellos que nacen prematuramente. La nueva investigación despeja esta incertidumbre con datos concluyentes acerca del impacto que tiene en el feto a corto y medio plazo.
El hallazgo, que explicamos en detalle a continuación, y que ha sido posible fruto de un riguroso trabajo del equipo de la Cincinnati Infant Neurodevelopment Early Prediction Study (CINEPS), resalta una vez más la importancia del seguimiento prenatal y postnatal, especialmente en casos de preeclampsia o hipertensión gestacional.

Así puede afectar al bebé la hipertensión en el embarazo
La investigación, liderada por Shipra Jain, Nehal A. Parikh y un equipo multidisciplinar del Cincinnati Children's Hospital Medical Center, analizó a 395 niños y niñas muy prematuros (nacidos antes de la semana 32 de gestación, si bien otro estudio ha desmontado la idea de que solo los bebés muy prematuros tienen riesgos cognitivos) ingresados en cinco unidades de cuidados intensivos neonatales de Ohio entre 2016 y 2019.
El equipo comparó el desarrollo neurológico de los niños y niñas cuyas madres presentaron hipertensión gestacional o preeclampsia con el de aquellos que no estuvieron expuestos a estos trastornos. Para ello, utilizaron resonancias magnéticas cerebrales al alcanzar la "edad corregida" de nacimiento (entre 39 y 44 semanas) y evaluaron el desarrollo cognitivo, motor y del lenguaje entre los 22 y 26 meses de edad, utilizando la Escala Bayley de Desarrollo Infantil (BSID-III), una herramienta estandarizada y ampliamente validada en el ámbito de la investigación científica.
Los resultados son muy reveladores porque los niños y niñas expuestos a trastornos hipertensivos del embarazo presentaron puntuaciones significativamente más bajas en las áreas cognitiva y del lenguaje.
En el caso de la preeclampsia, las diferencias fueron aún más marcadas: una reducción promedio de 4,85 puntos en el área cognitiva y de 6,30 puntos en lenguaje, en comparación con niños no expuestos.

Qué significa para la crianza y el desarrollo infantil
Aunque una reducción de 4 a 6 puntos en los test de desarrollo puede no parecer dramática a nivel individual, en poblaciones vulnerables como los niños prematuros puede traducirse en una mayor necesidad de apoyo educativo, seguimiento médico y terapias específicas, como logopedia o estimulación temprana.
El estudio sugiere que una parte de este efecto se debe a anormalidades en el desarrollo cerebral detectadas por resonancia magnética. El 24 % del impacto sobre la cognición fue atribuido a lesiones o inmadurez en estructuras cerebrales clave, especialmente la sustancia blanca, que es crucial para la comunicación neuronal. Este hallazgo reafirma que el cerebro de los niños y niñas prematuros, ya vulnerable por su nacimiento anticipado, podría verse doblemente afectado si durante el embarazo hubo problemas de presión arterial materna.
Para las familias, esto se traduce en una llamada a la acción: si el embarazo estuvo marcado por hipertensión, especialmente preeclampsia, es fundamental no descuidar los controles pediátricos, pedir valoraciones del desarrollo y, si es necesario, acceder a programas de intervención temprana. Cuanto antes se detecten posibles retrasos, más eficaz podrá ser la intervención.
Esto refuerza lo concluido por otro estudio reciente, que subraya que las mujeres con preeclampsia deben iniciar controles cardiovasculares a los 35 años.

Prevención y seguimiento precoz
La investigación no solo aporta datos, sino también una propuesta: incluir el historial de hipertensión del embarazo como variable de riesgo en las evaluaciones neonatales y de seguimiento del desarrollo infantil.
Además, subraya la importancia de evitar errores comunes en los análisis epidemiológicos. Muchos estudios anteriores, según los autores, perdían de vista la relación causal real al ajustar erróneamente por factores como el peso al nacer, que en realidad es una consecuencia (y no una causa) de los trastornos hipertensivos.
Los resultados, en definitiva, refuerzan la necesidad de considerar la salud materna como parte integral de la prevención en salud infantil. Tal como concluyen los autores, identificar a tiempo a los niños y niñas en riesgo, realizar resonancias cerebrales cuando estén indicadas, y promover el acceso a servicios de estimulación temprana puede marcar una diferencia decisiva en la trayectoria vital de estos menores.
Referencias
- Shipra Jain, Ting Ting Fu, Maria E. Barnes-Davis, Rashmi D. Sahay, Shelley R. Ehrlich, Chunyan Liu, Mounira Habli, Nehal A. Parikh. Maternal Hypertension and Adverse Neurodevelopment in a Cohort of Preterm Infants. JAMA Network Open, 2025. DOI: 10.1001/jamanetworkopen.2025.7788