Este tipo de retrasos del lenguaje no son raros y, probablemente, tu hijo «despegará» pronto.
Procurad favorecer la comunicación con el niño y dadle la ocasión de escucharos e imitaros. Solo será preocupante si entre los 18 y los 24 meses no habla nada o casi nada, es decir, si no articula unas quince o veinte palabras.
En caso de que siga igual con dos años, sí convendría acudir a un psicólogo que aclare si tiene un problema lingüístico que haga necesario llevar al niño a un logopeda, o si existe un retraso más generalizado.
De confirmarse el segundo diagnóstico, habría que efectuar un examen médico y realizar un programa de estimulación.