Los cuatro años, y en muchos niños el final de los tres, suponen la explosión definitiva de la curiosidad en los más pequeños. Ya no es que estén más atentos que nunca a todo lo que pasa a su alrededor, es que su desarrollo emocional les crea la necesidad de empezar a unir las piezas de los puzzles de aquello que les rodea, de ahí que tengan todo el día en su boca el famoso por qué, al que siempre hay que responder en un tono convincente y que no denote que a veces puede llegar a saturar un poco.
Este desarrollo es evidente en muchos otros aspectos. Por ejemplo, a la de hora de afrontar un juego, sea de la naturaleza que sea. Ya no es solo un juego, se ha perdido un punto de inocencia porque la competitividad hace acto de presencia. Es algo natural e intrínseco en el ser humano, y más cuando los espejos en los que nos miramos de niños también la muestran. Los niños lo ven y lo imitan, como siempre.
Esta es una edad maravillosa para interactuar con ellos porque su nivel de atención es más sostenido en el tiempo y su imaginación vuela, de ahí que se puedan explorar muchísimos juegos distintos para disfrutar de un rato de ocio junto a ellos al mismo tiempo que aprenden.
De este modo, les chiflan los juegos que requieren una actividad física intensa, que son siempre una excusa genial para dar un paseo en familia aunque muchas veces se acabe corriendo más que andando. Les encantan también los juegos creativos en los que improvisar una situación real cotidiana, como pueden ser los médicos, las familias y las cocinitas. Y, por supuesto, les generan mucho interés juegos de mesa aptos para su edad, en los que su autoestima se vea reconfortada y el nivel de frustración no se dispare, y los puzzles, que son una herramienta magnífica para estimularles en esta edad.
Dentro de los campos citados, compartimos a continuación algunos juegos específicos ideales para los pequeños de la casa que acaban de soplar las cuatro velas en su última tarta de cumpleaños, todos ellos perfectos para jugar en familia.
Juego simbólico
Este es un tipo de juego que se potencia ya desde mucho antes de los cuatro años, pero es ahora cuando la creatividad y la imaginación se apoderan de ellos y toman la iniciativa. Las familias, los bebés, los médicos o las cocinitas son juegos que gustan especialmente a los peques de cuatro años que desean replicar escenas que viven a su alrededor. Y son una opción magnífica para trabajar las emociones y los valores.

Recortar
Partiendo de esta base, las tijeras de punta redonda, cualquier juego de manualidades les encanta a esta edad. Una idea genial para estimular que recorten siguiendo unas líneas es crear caretas con cartulina de personajes, animales o cualquier otra cosa que les motive y disfrazarse con ellas.

Juegos de movimiento
Aprovechad cualquier paseo para jugar al pilla pilla, al escondite, los saltos desde pequeñas alturas, jugar a la pelota… Dependiendo de los gustos que ya haya comenzado a expresar el niño, le gustarán más unos u otros, pero en esta edad necesitan acción, y juegos de este tipo harán que el paseo se prolongue muchísimo más de lo que os imagináis.

Artes
Incluimos bajo este concepto el baile, la pintura y la música, pero también el teatro, por ejemplo. Su imaginación tiene el depósito lleno y solo hay que dejarla brotar. Les encanta pintar y escribir lo que estén practicando en clase, también bailar a muchos de ellos, y otros prefieren hacer música o cantar. Da igual que disciplina prefieran, potenciarla al máximo. Y si pueden probarlas todas en distintas situaciones, mejor que mejor. Lo pasaréis en grande también los adultos.

Puzzles
Un clásico infalible con el que ya se pueden familiarizar antes de los cuatro años es el puzzle. Ahora se les puede y debe complicar un poquito más con diseños que sumen más piezas, alrededor de veinte. De todos modos, siempre es recomendable seguir las instrucciones del fabricante en este sentido. La capacidad de concentración y la paciencia, entre otros detalles, se trabajan de forma intensa con este juego.

Juegos de mesa
A los cuatro años notaréis que ya pueden seguir con cierta fluidez partidas a juegos clásicos como el dominó o el memory, con los que ya están familiarizados desde antes de los cuatro años, pero en el mercado hay además otros juegos de mesa que les despertarán curiosidad. Un ejemplo es la jenga, juego que todavía les costará pero que suele generarles mucho interés porque es un reto para ellos que la torre no se caiga.

Trabajar las emociones y recuerdos
Poco a poco, su memoria ya sí almacena algunos recuerdos algo más lejanos, y como sienten curiosidad por lo que pasa en su entorno, es un momento óptimo para enseñarles fotos y recuerdos familiares para que en su cabeza entiendan poco a poco algunas cosas. No solo cómo eran sus papás o sus abuelos antes, o quién es esa persona de la que tanto le habláis, sino también detalles como el paso del tiempo, que todos los adultos de su entorno fueron también niños.
