Las frases que SÍ se deben decir a un niño cuando está triste
A veces nos parece obvio qué palabras o frases no debemos decir a un niño si está triste, pero nos faltan herramientas para saber qué argumentos podemos utilizar para ayudar a que se sienta mejor. Vamos a ofrecer algunos consejos útiles.
La gestión de las emociones es complicada, a los adultos nos cuesta hacerlo y ya hemos tenido muchos años para, a base de experiencias, ir aprendiendo. Para un niño es aún más difícil, ya que en muchos casos no saben bien ni qué están sintiendo o por qué se sienten así, por eso, la empatía es clave.
Saber qué frases o argumentos pueden ser de ayuda para apoyar a un niño cuando está triste es importante, ya que la tristeza es una emoción compleja, que a veces no se entiende bien, que es difícil de manejar y que provoca gran malestar. A ningún padre o madre le gusta ver sufrir o pasarlo mal a sus hijos, pero no podemos evitarlo: van a experimentar emociones agradables y positivas, pero también desagradables y negativas, es parte del desarrollo y forma parte de la vida. Como no podemos evitarlo, aunque nos gustaría, es fundamental saber prestar apoyo, ayuda y comprensión a los niños cuando tienen que hacer frente a esas emociones y, para ello, hay frases que pueden ser grandes herramientas y buenas aliadas. No se trata de solucionar sus problemas o sobreproteger a los niños, consiste en saber mostrarnos disponibles para escuchar, ayudar, acompañar y cuidar, algo que todos necesitamos cuando nos sentimos mal.
Dos aspectos muy importantes a tener en cuenta: siempre hay que validar las emociones de los niños, nunca ridiculizarlas, tomarlas como nimiedades o ignorarlas. El otro aspecto fundamental es dar ejemplo: si queremos que los niños se comuniquen, expresen cómo se sienten y nos hagan partícipes de ello debemos hacerlo nosotros también, somos su referente. A continuación repasamos algunas frases o comentarios que podemos decir a los niños cuando están tristes para ofrecerles apoyo y ayudarles a gestionar esa emoción de mejor manera.
Te comprendo, ¿cómo te puedo ayudar?
La gestión emocional es muy complicada incluso para los adultos, con más motivo lo es para un niño. Por eso, es fundamental que se sienta apoyado, respetado y comprendido. La empatía es básica para que un niño aprenda a aceptar la tristeza, entenderla y empezar a gestionarla.
Yo también me siento así a veces, ¿te cuento qué me funciona para sentirme mejor?
Los adultos somos un referente para los niños y si queremos que expresen sus emociones y se comuniquen, nosotros también debemos hacerlo. Es importante hablar con ellos de cómo nos sentimos, compartir cuando estamos contentos y, si estamos tristes, que vean que lo compartimos con ellos o se lo explicamos, de este modo ellos serán más comunicativos y expresarán mejor sus emociones.
Me tienes aquí para ayudarte
No podemos evitar que los niños sufran o lo pasen mal en determinados momentos y ante situaciones concretas, pero sí podemos ofrecerles seguridad y apoyo (ojo, no hay que confundir seguridad con sobreprotección). Es fundamental que los niños sientan que pueden contar con nosotros y que siempre encontrarán esa respuesta por nuestra parte.
No es malo estar triste, es algo normal
Nadie quiere que sus hijos sufran y lo pasen mal, pero no podemos evitar que, al igual que sienten emociones positivas o agradables, también experimenten las negativas o las desagradables, por eso, es fundamental normalizar también estas últimas. Como decíamos antes, nos cuesta menos compartir cómo nos sentimos si estamos alegres, pero somos más reacios a hacerlo si estamos tristes, pero es básico que esas emociones también las verbalicemos y las compartamos. No pasa nada por decirle a un niño que hoy nos sentimos tristes o preocupados por algo en concreto (siempre, claro está, adaptando la información a la edad del niño y sin transmitirle miedos o temores), al contrario, al hacerlo normalizamos estas emociones y mostramos al niño que la comunicación de las mismas es importante. Damos ejemplo y es más fácil que se comuniquen si nosotros también lo hacemos.
Entiendo que eso te preocupe y te haga sentir mal
Un error muy extendido es minimizar o no validar las emociones de los niños. Obviamente, habrá veces en las que sus motivos para estar tristes, preocupados o molestos a nosotros, desde nuestra perspectiva de adultos, nos parecerán nimiedades o cosas sin importancia, pero no lo son para ellos en el momento de desarrollo vital en el que se encuentran. Siempre hay que validar sus emociones y ser empáticos.
Esto que sientes ahora irá pasando y estarás mejor
Hay veces en las que los niños deben hacer frente a momentos duros y difíciles, como la pérdida de algún ser querido, por ejemplo, o la muerte de una mascota. Es importante que sientan que están acompañados, pero también que ese dolor o tristeza que sienten tan acentuado se irá poco a poco suavizando o transformando y que no siempre se van a sentir así de mal. La tristeza asusta y más si no se comprende bien.
Siento que haya pasado, ¿quieres hablar?
Si, por ejemplo, al niño le ha sucedido algo en el cole o con algún amigo y está triste, es clave que vea que nos preocupamos por lo que le pasa y que nos ponemos en su lugar, además de ofrecerle toda nuestra atención para que nos cuente y nos explique cómo se siente.
Lo siento, te pido perdón
Todos perdemos la paciencia o los nervios alguna vez y puede que el motivo por el que el niño o la niña está triste es porque hemos dicho algo que les ha dolido o porque hemos levantado la voz. Si el motivo de su tristeza ha sido este, es importante saber pedir perdón: no estamos demostrando debilidad con ello, todo lo contrario y, además, estaremos dando un gran ejemplo.
¿Te parece si buscamos juntos una solución?
Nuevamente la empatía y el ofrecer ayuda y apoyo son claves. Como hemos dicho, no podemos evitar que lo pasen mal, pero sí podemos ayudarles a gestionar esas emociones. A todos nos gusta que alguien nos ofrezca ayuda si tenemos un problema y el caso de los niños no es distinto. Ofrecernos a buscar una solución conjunta hará que el niño nos implique más también en sus problemas, preocupaciones y que comparta más.
Estás a salvo
La gestión emocional nos desborda en muchas ocasiones, a los niños también les pasa. A veces solo necesitan sentirse a salvo, seguros y nosotros somos su refugio.