Las frases que no se deben decir a un niño cuando está enfadado

Hay frases que nos salen solas cuando el niño se enfada y no hay quien le saque de ahí, pero no todas ayudan, de hecho, algunas solo empeoran la situación…Hablamos de las más frecuentes.
nina enfadada

A todos nos han dicho en algún momento en el que hemos estado enfadados algún comentario o alguna frase que, lejos de ayudar, de reconfortar o de hacer que se suavice el enfado, ha provocado todo lo contrario. Pues lo mismo les sucede a los niños. Es muy frecuente y natural que ante el enfado de los hijos podamos perder los nervios y reaccionar con frases que solo van a aumentar el enojo.

Seguro que os suena eso de “me da igual que te enfades” o “te enfadas sin ningún motivo”. Estas frases son bastante perjudiciales porque cuando las decimos dejamos la empatía de lado y al niño le mostramos desinterés, además de no validar sus emociones y sentimientos. Debemos entender que los niños tienen un desarrollo madurativo diferente al de los adultos y no saben gestionar las emociones y la frustración del mismo modo. Además, si a nosotros, como adultos, nos cuesta hacerlo, ¿cómo no va a ser difícil para un niño?

Esto no significa que no debamos decir ni hacer nada ante el enfado de nuestros hijos, pero hay fórmulas que dan mejores resultados que otras, además de ser más positivas y asertivas. Hay que ser conscientes de que cuando un niño está enfadado es porque algo le hace sentir mal, le molesta, le crea frustración y no sabe manejas esas emociones, por eso, es importante, en primer lugar, validarlas, no debemos restarles importancia. Lógicamente, como adultos, es bastante probable que el motivo de su enfado nos parezca una tontería, pero debemos ponernos en su lugar y tratar de entender qué le pasa y buscar la forma de ayudar a que se encuentre mejor.

Es buena idea hacerles ver que a nosotros también nos pasa, nos enfadamos, nos frustramos y podemos contarles qué hacemos para intentar que se nos pase, por ejemplo, “yo también me siento así a veces, te cuento mi truco, respiro y cuento hasta 10 para intentar relajarme” o “vamos a crear una palabra clave para cuando estemos enfadados y cuando uno de los dos la diga, la repetimos e intentamos calmarnos juntos, ¿vale?”. Estos acuerdos harán sentir al niño que le entendemos, escuchamos y que queremos ayudarle.

A continuación, hablamos de las frases que no se deben decir a un niño cuando está enfadado y alternativas a ellas. También en estos casos pueden ser de ayuda las que compartimos en nuestro artículo : "Las frases que no se deben decir a un niño cuando llora". Lo que ponemos a continuación son consejos, trucos que funciona a algunos padres y madres y recomendaciones de expertos, pero no significa que vayan a hacer que el enfado del niño desaparezca por arte de magia. Paciencia, comprensión y empatía son claves ante estas situaciones.

Me da igual que te enfades

Este “desinterés” solo hará que el niño se sienta más frustrado y poco comprendido, lo que seguramente aumente su malestar y su enfado. Es mejor optar por fórmulas en las que expliquemos que entendemos cómo se siente porque a veces también nos pasa y podemos preguntarle cómo le podemos ayudar.

¡Deja de gritar/tirar juguetes!

Cuando un niño ha estallado y grita o tira cosas, no suele funcionar prohibirle que lo haga. En primer lugar, cuando le digamos que no lo haga es bastante posible que lo hagamos también elevando la voz, lo que sin duda no ayuda a relajar su enfado. No debemos dejar que lo tire todo, claro que no, pero podemos intentar recurrir a frases como “Cuando tiras tus juguetes/cosas al suelo entiendo que es porque ya no las necesitas o no las quieres, ¿es eso lo que te pasa? Los expertos aseguran que recurrir a este tipo de frases puede ayudar al niño a expresar o decir qué le pasa y por qué está enfadado. Intentar abrir una vía de diálogo es importante. Podemos probar también a pedirle que nos diga lo mismo, pero con su tono de voz normal, sin gritar, que eso nos ayudará a entenderle mejor y poder ayudarle.

¡Qué enfadica, siempre gruñendo!

Error, si atacamos al niño o nos burlamos de él con frases de este tipo solo conseguiremos que se frustre, se sienta incomprendido y se enfade aún más. Es preferible que tratemos de dar a los niños herramientas para tratar de controlar su rabia, por ejemplo, la técnica del globo puede ser una buena opción o inventar con ellos algún grito o mantra guerrero para liberar tensiones cuando se sientan enfadados.

Los niños grandes no se enfadan por esas cosas

Es muy importante validar las emociones de los niños y no menospreciarlas. Seguramente su problema o motivo de enfado nos pueda parecer una tontería, pero a su edad puede ser algo que le importe mucho. Es básico explicarles que los adultos también nos enfadamos y frustramos, que son emociones y sentimientos normales y que cuando pasan nos sentimos mejor, por eso, debemos ofrecer nuestra ayuda para que puedan solucionar su enfado y se sientan mejor.

¡Lo haces porque lo digo yo y punto!

Es normal perder los nervios y la paciencia en algún momento, pero lo cierto es que frases de este tipo no nos van a ayudar a que la situación mejore, ya que transmite el mensaje de que lo que ellos opinen o sientan no importa. Podemos tratar de explicar por qué queremos que haga algo como le decimos y por qué es mejor.

Como no me hagas caso ahora mismo…

Las amenazas al educar a los hijos nunca son una buena opción. Sirven para infundir miedo y son contraproducentes. Aunque cueste, intentar argumentar o expresar nuestras razones para pedir que hagan algo es mejor camino.

¡Ni se te ocurra pegar, eh!

Está claro que debemos marcar límites claros a los niños, los necesitan y que no se puede pegar es uno de ellos y es básico. Sin embargo, gritarle a un niño que no pegue puede no será muy efectivo y aumentará su enfado. Puede funcionar decirle con voz firme que puede estar enfadado, que podemos entenderlo, pero pegar nunca y es algo que no vamos a aceptar. Y, claro está, responder a la violencia con violencia no es una opción.

Me tienes hart@, ¡no te aguanto!

Cuidado con las palabras que decimos, ya sabemos que pueden hacer mucho daño, más de lo que pensamos. Lanzar este tipo de mensajes a un niño le hará sentir mal, sentirse solo, incomprendido y poco querido.

¡Eres muy malo y te portas fatal!

Ya sabemos que las etiquetas pueden hacer mucho daño a un niño. Si le repetimos constantemente que es malo y se porta mal, acabará creyendo que es así y que no puede comportarse o ser de otra manera.

¡Te he dicho que pares ya!

Gritarle que pare de quejarse o de gritar o de estar enfadado no suele funcionar, no transmite calma ni ayuda a que se relajen. Es importante tratar de mostrar comprensión, calma y de ofrecernos tranquilos para ver cómo cambiar ese estado de ánimo. Muchas veces el enfado es fruto de cansancio, de estrés o de frustración, por lo que si logramos que el niño explique cómo se siente será más sencillo poder revertir la situación.

Recomendamos en