Niño de dos años: no quiere masticar

Tengo un niño de dos años y tres meses que no quiere masticar. El único alimento que mastica sin pegas son las galletas, las salchichas y, últimamente, la tortilla francesa. Le doy el puré más grueso y, como se encuentre un cachito, dice que no. El próximo septiembre empieza el cole y se va a quedar a comer.

Lo que le sucede a tu hijo es algo muy frecuente a estas edades.

Voy por partes. Indudablemente, todos los niños acaban comiendo alimentos "sólidos"...si no nos empeñamos en mantener una alimentación triturada de formas indefinida.

A la edad de tu hijo, en la que el niño quiere poner de manifiesto su autonomía, el querer el hacer las cosas a su manera se refleja de forma clara en las comidas.

Los niños de dos años pueden volverse caprichosos o monótonos y reducir sus comidas a un pequeño grupo de alimentos, siempre los mismos.Es un periodo de transición, en algunos niños más manifiesto que otros. Se acaba superando.

De hecho, por lo que cuenta en su carta, nos encontramos en esta segunda situación: no es que no sepa masticar es que sólo quiere comer un pequeño número de alimentos. Cuanto mayor sea la atención que prestamos a esta situación más se hace manifiesta.

No se trata de castigarle "sin comer" si no come lo que le hayamos preparado, sino de marcar nosotros la pauta. Es decir, que si para comer hay tortilla o pescado y no lo quiere, pues nada, después de un rato de intentarlo -no más allá de 10 o 15 minutos- pasamos al postre y después a continuar con las actividades de cada día. Sin mayor trascendencia.

Como ya sabemos que estamos en una época de transición, "cargaremos" la mano en los alimentos que sabemos que no tendremos problemas, pero han de incorporarse también otros distintos. Vuelvo a repetir, sabe masticar. Otra cosa es que no quiera.

Como a distinguir las texturas también se aprende, yo aconsejo no poner "tropezones" en el puré.Si lo que nuestro gusto está esperando es una determinada textura, encontrarnos un trozo es una sorpresa no siempre agradable. ¡Si a nosotros los mayores también nos ocurre lo mismo! Cuando queremos puré, queremos puré.

Otra cosa bien distinta es machacar con el tenedor o la cuchara un alimento blandito para hacerlo trocitos o una masa fácilmente masticable -estoy pensando en las albóndigas o las croquetas por ejemplo-. Nos sorprendería ver la facilidad con la que se comen las patatas fritas o el pan aunque sea un mendrugo de pan duro.

Así que mi consejo es saber entender las claves de cada momento del desarrollo del niño, sin considerarlo extraño o patológico y hacer de la comida un rato agradable, como debe ser la vida de un niño.

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