El mundo de los videojuegos forma, indudablemente, parte de la vida de los adolescentes y los preadolescentes (y también en la vida de los adultos). Sin embargo, en ocasiones las fronteras de la tecnología se solapan con las de la realidad, provocando desenlaces fatales como el que sucedió hace unos días en México: un niño de 10 años mató a otro de 11 disparándole con la pistola de su padre después de perder una partida a un videojuego al que estaban juntando juntos.

De acuerdo a los medios locales de Veracruz, la ciudad donde ha tenido lugar el suceso, todo comenzó el domingo 15de enero cuando dos niños de 11 y 10 años jugaban en unos recreativos de su localidad. En una de las partidas Samuel, el menor asesinado, ganó al otro niño de 10 años y esto desencadenó la ira del perdedor.
Cuando terminaron, los dos se fueron del local, tomando caminos diferentes: cada uno se fue a su casa. Sin embargo, el que había perdido consiguió una pistola que su padre guardaba en el domicilio y se desplazó hasta la vivienda de Samuel, donde tocó al timbre. Cuando este salió a abrir la puerta, el menor de 10 años disparó hiriéndole de muerte.
Su hermano y su madre corrieron hasta la puerta del domicilio donde vieron a su hijo herido con un charco de sangre alrededor y, después de llamar a los equipos de emergencia, estos no pudieron salvarle la vida. El Hospital Regional de Río Blanco, donde fue trasladado sin signos vitales, certificó la muerte.
La familia pide justifica para el asesino
“La culpa ha sido de los padres de ese niño que mató a mi hijo, porque es una falta de responsabilidad dejar una pistola en la mesa como si fueran cosas de comer”, aseguraba el martes pasado, durante el funeral, la madre de la víctima. “Aunque vaya a la cárcel, ese papá no me va a devolver a mi hijo”, expuso a los medios locales.
Por su parte, el gobernador de Veracruz también ha aludido responsabilidades a la familia: “Tiene que actuarse apegado a derechos para ver las responsabilidades por el arma”.
Los videojuegos pueden provocar oleadas de violencia en niños
Es común ver a niños y adolescentes tirando la consola o el mando por los suelos, pegando un puñetazo al sofá o gritando desconsolados después de perder una partida a algún videojuego de diversa índole. Este comportamiento, aunque puede provocar algo de gracia en los padres, puede ser un síntoma claro de que algo está pasando. Al menos, así lo afirman los expertos en psicología infantil.
“Estamos viendo en consulta más casos que nunca de chicos más conectados con el mundo virtual que con el mundo real”, nos contaba hace unos meses la psicóloga Mercedes Bermejo, directora del centro sanitario Psicólogos Pozuelo.
Decía la misma profesional que en los adolescentes y los preadolescentes el cerebro todavía está madurando: “La pate encargada de la impulsividad y la autorregulación no se acabará de desarrollar hasta los 25 años”.
Aunque no ha trascendido mucha más información sobre el menor asesino, podría darse el caso de una disociación entre el mundo real y el virtual, desencadenada de un tiempo excesivo jugando a videojuegos: “Muchas veces no saben diferenciar entre el mundo real y el virtual”, aseguraba Bermejo.