A lo largo del embarazo, una de las preocupaciones más importantes durante este periodo de tantos cambios en el cuerpo de la mujer, es mantener una dieta saludable y equilibrada para asegurar el crecimiento y desarrollo óptimo del feto.
En los últimos años, la dieta cetogénica ha ganado popularidad debido a su efectividad en la pérdida de peso y el control de la diabetes, entre otros beneficios potenciales para la salud. Sin embargo, ¿es segura y recomendable seguir una dieta cetogénica durante el embarazo?
En este artículo, exploraremos los posibles riesgos y beneficios de seguir una dieta cetogénica durante el embarazo, y si es una opción viable para las mujeres embarazadas que buscan una forma de mantener una dieta saludable.
Primero, ¿qué es una dieta cetogénica?
Es una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos. Se enfoca en consumir una cantidad muy baja de carbohidratos (generalmente menos de 50 gramos al día) para que el cuerpo entre en un estado de "cetosis", en el cual se queman grasas en lugar de carbohidratos para obtener energía.
Las fuentes de alimentos en una dieta cetogénica incluyen carne, pescado, huevos, lácteos altos en grasas, frutos secos, semillas y verduras no almidonadas.

Ahora bien, ¿es segura la dieta cetogénica durante el embarazo?
En general, la mayoría de los profesionales de la salud no recomiendan seguir una dieta cetogénica durante el embarazo debido a la falta de investigación científica sobre los efectos a largo plazo de la dieta en el embarazo y el desarrollo fetal.
Además, una dieta cetogénica puede limitar la ingesta de nutrientes importantes que son esenciales para un embarazo saludable y que, por ende, haya riesgo de déficits que pueden ser de riesgo para la salud.
Por ejemplo, son dietas que suelen ser bajas en fibra e hidratos de carbono complejos, lo que puede afectar negativamente la digestión y la regularidad intestinal.
Además, es probable que una dieta cetogénica sea también baja en ciertas vitaminas y minerales esenciales, como la vitamina C, la vitamina D, el folato y el hierro, que son necesarios para el crecimiento y desarrollo fetal adecuados.
Asimismo, el consumo insuficiente de hidratos de carbono puede llevar a niveles bajos de glucosa en sangre, lo que puede causar mareo, náuseas y fatiga.
Además, la cetosis, un estado en el que el cuerpo quema grasas en lugar de carbohidratos para obtener energía, puede aumentar los niveles de cetonas en sangre, lo que puede ser peligroso para el feto.

A pesar de estos posibles riesgos, algunas mujeres embarazadas aún pueden considerar una dieta cetogénica por varias razones, como controlar la diabetes gestacional, reducir la inflamación o disminuir el riesgo de desarrollar preeclampsia.
Por eso es importante destacar que cada mujer embarazada es única y tiene necesidades nutricionales diferentes, por lo que es esencial hablar con un profesional de la salud antes de hacer cambios importantes en su dieta durante el embarazo.
Y aunque la dieta cetogénica pueda ser una opción viable para algunas mujeres en ciertas circunstancias, se recomienda seguir una dieta equilibrada y saludable que incluya una variedad de alimentos nutritivos asegurándose de obtener suficientes nutrientes esenciales, como hierro, ácido fólico, calcio y vitamina D para asegurar la salud óptima tanto de la madre como del feto.