¿Lenguado o panga? Cuál es mejor
¿La panga es un pescado seguro para los niños? ¿Y el lenguado? Descubre si éste es una mejor opción y si la panga es un alimento beneficioso para niños pequeños o debes evitarlo.
Incorporar pescado a la dieta de tu hijo es una forma excelente de aportarle una importante cantidad de nutrientes imprescindibles para su organismo. La mayoría de pescados -y mariscos- que se consumen en nuestro país ofrecen una opción de comida sabrosa, segura, nutritiva y saludable. Y el lenguado o la panga se convierten en dos opciones interesantes, aunque es cierto que hace unos años este último saltó a la palestra no por buenas noticias que digamos… ¿Qué opción sería más adecuada? Y, sobre todo, ¿la panga continúa siendo un pescado adecuado?.
Añadir pescado a la dieta infantil, sobre todo poco después del comienzo de la alimentación sólida, es fundamental ya que estarás incluyendo un alimento nutritivo y saludable. La inclusión del pescado blanco suele recomendarse habitualmente entre el séptimo y el octavo mes, cuando el pescado se prepara hervido junto con las verduras, y luego es triturado conjuntamente para preparar un exquisito puré.
Además de proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales de alta calidad, el pescado destaca desde un punto de vista nutritivo por ser una fuente excelente de grasas saludables. Además de ácidos grasos omega-3 (como ocurre principalmente con los pescados azules o grasos), también son ricos en ácido docosaxaenoico (DHA), esencial para el desarrollo del cerebro, el sistema nervioso y la visión del pequeño.
Es más, algunas investigaciones han sugerido que consumir pescado a una edad temprana de la vida -incluyéndolo en el mes correspondiente- puede ayudar de forma muy positiva a la hora de prevenir enfermedades alérgicas, como el eccema o el asma.
Sobre las cantidades para niños de entre 2 a 3 años se aconseja unos 28 gramos de pescado, mientras que para niños de entre 4 a 7 lo recomendable es en torno a 60 gramos aproximadamente. Además, se aconseja que los niños coman porciones pequeñas de pescado de 1 a 2 veces por semana.
Los beneficios nutritivos del lenguado

Beneficios del lenguado para niños
El lenguado es un pescado que destaca desde un primer momento por ser una excelente fuente de proteínas. No en vano, 100 gramos de lenguado aportan 18 gramos, las cuales son más digeribles que las de la carne.
También es bajo en grasas, y aporta interesantes cantidades de fósforo, magnesio y vitaminas del grupo B. El fósforo, por ejemplo, es esencial para la formación de unos huesos sanos y dientes fuertes del niño.
Por su sabor suave y textura suele ser uno de los pescados que menos rechazo provoca en los niños, especialmente porque además sus filetes no contienen espinas. A lo que se une su gran versatilidad, no siendo solo útil cuando lo incluimos en el puré de verduras del bebé, sino cuando optamos por prepararlo a la plancha acompañándolo con unos gajos de manzana o unos granos de uva. Y aunque también sea habitual hacerlo rebozado o empanado, lo mejor es no optar por este tipo de cocinado.
¿Y qué ocurre con la panga? ¿Es nutricionalmente adecuado? ¿Y seguro?

Panga para niños
La panga es un tipo de pescado blanco perteneciente a la familia ‘Pangasiidae’, conocido bajo el nombre científico de Pangasius bocourti. Presenta una carne de color blanco de textura ligera pero firme, y su sabor es realmente suave, lo que hace que sea un tipo de pescado de elección entre los más peques de la casa.
Lo encontramos a menudo en el supermercado, vendiéndose como filetes de pescado deshuesados, y de hecho en la cocina se pueden utilizar de la misma manera que cocinamos otro tipo de pescados similares, como podría ser el caso del bacalao o el propio lenguado.
Al igual que otros pescados blancos, la panga destaca por su bajo aporte calórico, además de aportar proteínas de alta calidad. Una ración de panga (126 gramos) aporta: 158 calorías, 22 gramos de proteínas, 7 gramos de grasas, 73 mg de colesterol y 89 mg de sodio.
Es un alimento útil en la dieta infantil por su bajo contenido calórico y su aporte de proteínas de alto valor biológico, lo que significa que aporta la mayoría de aminoácidos esenciales. También contiene 7 gramos de grasas, de las cuales 5 gramos son insaturadas, entre las que encontramos ácidos grasos omega-3.
No obstante, algunos nutricionistas no recomiendan su consumo cuando este pescado sustituye a otros con un mayor contenido nutricional, ya que su aporte proteico es en realidad bajo, en comparación con otros pescados blancos, como por ejemplo podría ser el caso de la merluza.
Además, hace algún tiempo se alertó sobre su consumo regular, dado que un consumo continuado en el tiempo expone a niveles de mercurio superiores a los permitidos. Aunque, en realidad, los estudios encontraron que los residuos de metales pesados en peces como la panga se encontraban dentro de límites considerados como seguros, la panga es un pez grande, que puede llegar a medir 1.5 metros y pesar cerca de 40 kilos.
Como probablemente sabrás, cuanto más grande es un pescado mayor podría ser su contenido en metales pesados (entre los que se encontraría sobre todo el mercurio). Y debemos recordar las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, limitando el consumo de atún rojo, lucio, tiburón y pez espada. De hecho, los niños menores de 3 años deben evitarlos, mientras que los niños de 3 a 12 años deben limitar su consumo a 50 gramos a la semana o 100 gramos cada 2 semanas. Y la panga, al ser un pescado grande, se encontraría entre este grupo.
Por otro lado, se trata de un tipo de pescado originario de Vietnam, que se suele criar en estanques. Estos lugares son susceptibles a la contaminación, y para evitarlo, los acuicultores deben utilizar agentes químicos y fármacos para controlar la presencia de patógenos y parásitos, lo que puede afectar a los peces.
Por ello, algunos estudios han encontrado que la panga importada de Vietnam no cumple con los estándares internaciones de seguridad, al ser más probable que contenga trazas de medicamentos veterinarios, incluidos antibióticos. Así lo constató un estudio en el que se demostró que las concentraciones de antibióticos superaban los límites legales permitidos.