Pedro Camacho, enfermero de bebés, escritor y divulgador en redes sociales acerca de su profesión, compartió hace unos días un consejo muy interesante para calmar a un bebé que no coge el sueño y se muestra, por ello, cada vez más irritado.
En un vídeo exprés, el sanitario muestra la posición en la que debemos asegurar al bebé para poder proceder a su consejo. Este consiste en colocar al bebé sobre nuestro cuádriceps dejando caer una pierna por cada lado, apoyando bien su espalda en nuestro cuerpo, que debemos colocar en posición sentado pero con la espalda muy recta.
“Simplemente tenéis que ponerlo en esta posición, en vertical, bien sujeto con la pinza de seguridad”, dice Camacho mientras muestra cómo debemos colocar los dedos de la mano para fijar al bebé por la axila. “Nuestra cabeza recta, cuerpo recto y simplemente tenemos que botar. Eso les calma mucho y les ayuda a dormir mejor”, continúa antes de poner énfasis en la función del dedo pulgar. “Nuestro dedo pulgar da apoyo para sujetar su cabeza”, indica.
El enfermero aprovecha una pelota de pilates para desarrollar este truco porque favorece tanto la postura adecuada como el movimiento al ser blandita y rebotar ligeramente, lo cual ayuda a acompasar cada saltito y a estar cómodos. Antes, eso sí, “asegúrate de que ha comido y ha expulsado bien los gases”, apunta Pedro Camacho.
El motivo por el cual es tan eficaz este consejo, según el enfermero y divulgador en redes sociales, es doble. Por un lado, explica, “Tener al bebé erguido tras la toma hace que el alimento vaya hacia abajo y mejora la digestión y los reflujos”. Y, por otro, “el traqueteo les calma y favorece conciliar el sueño y también la expulsión de gases”, concluye.
¿Por qué el traqueteo es tan eficaz para dormirles?
Que el traqueteo les calme a los bebés es la misma razón que explica por qué los seres humanos dormimos con mayor facilidad en los trenes, viajes en coche o yendo de paseo en la sillita.
No es el traqueteo en sí mismo lo que les relaja, sino el movimiento lento y repetido, rítmico y constante, lo que modula la actividad de las ondas cerebrales. Por ello también nos relaja una hamaca o que nos mezcan en brazos cuando somos pequeños. Así lo corrobora un estudio conjunto de la Universidad de Ginebra, de Lausana y de los Hospitales Universitarios de Ginebra.
Otras teorías estiman que, cuando somos bebés, el traqueteo simula las condiciones del útero materno, donde los seres humanos experimentaron nuestros primeros sueños. No en vano, ya en la semana 28 de gestación, se estima que el feto puede presentar ciclos de sueño profundo y pasivo.
Por este motivo es tan sencillo ver a bebés que van plácidamente dormidos cuando su madre les portea. Es la sensación más parecida que pueden experimentar a la sensación intrauterina que conocen y tienen tan reciente. En este caso, lo es por el movimiento y también porque escuchan el latido de un corazón que conocen perfectamente. Les da seguridad.