Como bien es sabido por todos, la Organización Mundial de la Salud recomienda firmemente la lactancia materna exclusiva para todos los bebés hasta los seis primeros meses de vida. Después, advierte de los numerosos beneficios de seguir combinándolo con otros alimentos hasta los dos años de edad. Sin embargo, sus recomendaciones están lejos de la realidad: el 71% de las madres da el pecho a su hijo durante las seis primeras semanas; el mismo pasa a ser del 66% si hablamos de los tres meses y, tan solo 47% a los seis meses, según la Encuesta Nacional de Salud.
Pero, además de los beneficios para la salud de la madre y del bebé que supone este tipo de alimentación, ¿sabías que practicar la lactancia materna también supone un gran ahorro de costes para los padres y la sanidad pública? Y no, no hablamos de lo que las familias se ahorrarían en leche de fórmula, sino de los gastos derivados de las enfermedades y las visitas al pediatra que pueden desencadenarse de una alimentación en la que no exista la leche materna, entre otros.
Y es que, la leche materna en los seis primeros meses reduce los ingresos de hospital y de consumo de fármacos. Al menos así lo afirma la tesis ‘Relación entre el tipo de lactancia suministrada y el gasto sanitario generado’, llevada a cabo por Esmeralda Santacruz Salas, profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha.
No dar el pecho supone más gasto
Como su propio nombre indica, se trata de una investigación que analiza la relación entre el gasto sanitario y de fármacos durante los seis primeros meses de vida y el tipo de lactancia que lleve a cabo la madre. Eso sí, los datos, tal y como la propia autora afirma, se refieren solo a gastos de hospitalización, consultas de atención primaria, pruebas diagnósticas y fármacos y algunos productos sanitarios que también entran en la prescripción como las leches artificiales en bebés alérgicos a la leche materna.
Después de llevar a cabo un minucioso control a 236 madres que dieron a luz entre 2014 y 2016 en un hospital de Castilla-La Mancha, el estudio llegó a la conclusión de que menos del 20% de los bebés se alimentaron únicamente con lactancia materna en ese periodo.
Además, esto no acaba aquí: según Santacruz, el 83% de los bebés atendidos en urgencias durante sus seis primeros meses de vida no practicaban la lactancia materna exclusiva. En cuanto al ingreso en el hospital, solo el 4,3% de los niños ingresados practicaban este tipo de lactancia.
Sin embargo, como es de suponer, el mayor gasto que generan los niños que no practican lactancia materna exclusiva es el referente a farmacia. De hecho, según la investigación multiplican por seis el gasto por consumo de medicamentos y productos sanitarios derivados de su peor estado de salud.
Así, la tesis acaba concluyendo que si pudiera aumentar la mitad el número de mujeres que practican la lactancia exclusiva durante los seis primeros meses, la sanidad podría ahorrarse en torno a los 51 millones de euros.
¿Prefieres no practicar la lactancia? No pasa nada
Además de estos datos, la mencionada investigación también decidió averiguar cuáles son las principales razones que llevan a las madres a no querer dar el pecho. Vuelve a asegurar que la primera razón es la sensación de que el pequeño se queda con hambre. Otra de ellas son los problemas para dar el pecho y, como tercer factor, la incorporación temprana al puesto de trabajo.
De hecho, Santacruz afirma que las diferencias tienen que ver con el tiempo que pasa la madre con el recién nacido después del parto y que, cuanto mayor sea, más alarga la lactancia.
Sin embargo, estas no son las dos únicas razones que pueden llevar a una madre a no dar el pecho a su hijo. Otras, como la alergia del recién nacido, la falta de leche o, el simple desinterés, son otros de los motivos principales. Y ante este último hemos de decir que la decisión será siempre de ella y totalmente respetable.