Mi hijo tiene un soplo, ¿debo preocuparme?

La auscultación de soplos cardiacos es un hallazgo frecuente en la consulta de pediatría, pero no siempre tiene por qué significar que exista una enfermedad grave.
Mi hijo tiene un soplo

Javier tiene tres años, y es un niño sano. Hoy acude a la revisión de su pediatra. Parece estar todo en orden, pero cuando el médico lo ausculta le escucha un soplo. Se lo comenta a su madre, que se pone muy nerviosa, preguntando: “¿Y es grave doctor? ¿cómo no se le han visto antes? ¿Me debo preocupar?”. El pediatra intenta tranquilizarla: “No te preocupes, seguro que es un soplo inocente” le responde. 

Mi hijo tiene un soplo - Foto: Istock

Esta situación es muy frecuente en consulta y la verdad es que la gran mayoría de las veces, no es grave. Veamos otro caso:

María es una recién nacida de solo dos días, que se encuentra en la planta de maternidad. Está pendiente de que el pediatra la explore para irse a casa de alta. Pero al valorarla, le encuentran un soplo en la auscultación. La pequeña se encuentra estable, pero el pediatra explica a los padres que deben hacerle algunas pruebas para detectar posibles anomalías congénitas en el corazón.  

¿Qué es un soplo cardíaco?

Cuando nos referimos a un soplo hablamos de un ruido anómalo en el sonido de los latidos del corazón que escuchamos al auscultar al niño con el fonendoscopio. Este sonido se corresponde con un flujo de sangre en el corazón. 

Un soplo es un hallazgo de la exploración física, que no tiene porqué corresponder a una enfermedad grave. De hecho, la mayoría de las veces, auscultar un soplo en un niño sano en la consulta habitual, no tiene ningún significado patológico. 

¿Se escuchan siempre?

No. Hay algunas circunstancias que pueden favorecer que un soplo se oiga con mayor intensidad. Por ejemplo, cuando los niños tienen fiebre, su corazón late más deprisa, es decir, tienen taquicardia. En este contexto, los soplos se oyen con más facilidad porque la sangre pasa a más velocidad por el corazón.

Esto es la causa de que tu pediatra no haya detectado un soplo en la consulta habitual, pero si acudes con tu peque a urgencias por fiebre, si que el médico de urgencias lo ausculte. 

¿Qué es un soplo funcional e inocente?

Puede que tu pediatra te haya dicho que tu peque tiene un soplo inocente. Este soplo puede escucharse a cualquier edad, aunque es más frecuente entre los 2 y los 6 años. No tiene nada que ver con las cardiopatías, ni indica ningún tipo de enfermedad congénita. Se detecta más en los niños porque su ritmo cardiaco habitual es más alto y, al tener el tórax más pequeño que los adultos, la distancia entre el corazón y el fonendoscopio es menor, por lo que escuchamos los sonidos con mayor precisión. 

No es necesario hacer ninguna prueba, radiografías o electrocardiograma, en niños con soplo inocente, y por lo demás completamente sanos. Tampoco necesitan ningún tratamiento ni limitación de su actividad habitual, pudiendo hacer vida normal, como cualquier otro niño.

¿Y si auscultan un soplo a mi bebé recién nacido?

Cómo se diagnostica un soplo cardíaco - Foto: Istock

Esta situación es completamente diferente. Los bebés de pocas semanas de vida tienen una incidencia más alta de cardiopatías congénitas si detectamos un soplo al auscultarles. Es muy importante valorar las circunstancias del bebé, si realiza las tomas adecuadamente o le cuesta comer, si suda con las tomas, si tiene una coloración más pálida o azulada o si se muestra débil o decaído.

Estos signos nos ponen en la pista de la existencia de una posible cardiopatía, que debemos diagnosticar realizando pruebas. 

¿Qué es una cardiopatía congénita?

Las cardiopatías o enfermedades del corazón son las malformaciones congénitas más frecuentes, afectando aproximadamente al 1% de todos los recién nacidos vivos. Se producen como resultado de alteraciones en el desarrollo del corazón desde antes de nacer y muchas de ellas se diagnostican de forma prenatal, es decir, en las ecografías durante los controles del embarazo. En otros casos, se detectan a las pocas horas del nacimiento, ya que la circulación del bebé dentro y fuera del útero materno es completamente distinta. 

La causa concreta de las cardiopatías congénitas no se conoce en la mayor parte de los casos. Se suelen presentar como malformaciones aisladas, aunque también se pueden asociar con otras malformaciones si existen alteraciones genéticas. 

¿Cómo se diagnostican?

Nos valdremos de los hallazgos de la exploración física, la toma de constantes vitales (tensión arterial y saturación de oxígeno en las piernas y brazos) y pruebas de imagen como radiografías, aunque la prueba fundamental será la ecocardiografía, es decir, una ecografía del corazón que, en manos de un cardiólogo experto, nos dará el tipo de cardiopatía. 

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