Trucos para que tu hijo de dos años duerma la siesta

Dormir un rato durante el día no solo les ayuda a reponer fuerzas, también a asimilar la comida, a estar de mejor humor durante la tarde e, incluso, a conciliar mejor el sueño por la noche.
Cuál es el mejor horario para la siesta del bebé

A los dos años los niños siguen durmiendo una hora después de comer y unas once horas por la noche. Es al cumplir los cuatro años cuando la mayoría de los niños abandonan el hábito de la siesta y los padres pueden dejar de considerarla tan necesaria. Pero en estos primeros años ningún niño es capaz de resistir un largo día sin dormir al menos un ratito, y el mejor momento coincide con ese 'bajón' que niños y adultos sentimos después de comer.

Niña en su siesta - iStock

Si el pequeño no disfruta de este reconfortante reposo de sobremesa en esa siesta es más que probable que por la tarde se ponga irritable, y puede que se quede dormido en cualquier sitio a las seis o las siete de la tarde. Si esto ocurre, luego será más difícil que pueda conciliar el sueño por la noche. Se produce así un efecto de carambola que puede acabar alterando todo su horario.

¿Y si no quiere dormir?

Llega la sobremesa y nuestro hijo no ve apropiado echar una cabezadita. Lo que quiere es jugar. Todo el tiempo del que dispone le parece poco para satisfacer su curiosidad, ejercer su independencia y no parar ni un minuto. Y las cosas pueden complicarse todavía más al llegar las vacaciones, porque con él nuestro ritmo de vida cambia. El horario de comida se altera, se acuestan y levantan más tarde. Si hay hermanos mayores, están ahora de vacaciones, con la excitación que supone para el pequeño que estén todo el día en casa. Pero todo tiene solución, en cualquier época del año.

Establecer una rutina

Los niños son seres profundamente rítmicos, es decir, rutinarios y se guían en todo momento por esa rutina gracias a la cual sabe qué hacer en cada momento y que es lo que sucederá a continuación. 

No tan frágiles como para no poder soportar algún cambio de horario, pero si se produce, ha de mantenerse más o menos constante. No se puede esperar, por ejemplo, que un niño duerma la siesta los domingos si durante la semana no lo hace, o que duerma tanto si le acostamos unos días a las dos como otros días a las cuatro. Hay que seguir un horario también en el caso de las siestas para que estas sean reparadoras. 

¿Cómo saber si el niño está descansado?

Si está feliz y activo por el día y si por la noche duerme suficientes horas y con un sueño de calidad, no hay que preocuparse demasiado si algunos días no se echa la siesta. Aún así, no hay que dejar de ofrecerle la posibilidad de echársela e intentar que recupere el hábito, porque es fácil que tras los primeros días de actividad y euforia empiece a dar signos de que necesita recuperar un ritmo regular de siesta.

Hay que preocuparse si:

Trucos para que duerman la siesta

Tras observarle unos días habremos detectado cuáles son los momentos más adecuados para dormir y cómo propiciar el ambiente. Tratemos de adaptarlos a un cierto sentido común.

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