Por qué poner límites a tus hijos no te hace peor persona

La especialista en educación consciente Marta Prada defiende que es saludable y necesario poner límites (de forma asertiva) a familiares y personas cercanas en lo que afecta a tus hijos. 
Ser abuelos: una segunda oportunidad

¿Sientes que todo se descontrola en lo relacionado con tus hijos e hijas cuando salen de casa y entran en juego otras personas? Es una de las cosas más frustrantes de la maternidad/paternidad. Marcas unos límites en casa en función de tus circunstancias, consigues que los peques los asimilen con naturalidad a base de mucho esfuerzo diario y, si van donde los abuelos, o donde los tíos, o a casa de un amigo o amiga, estallan por los aires. Y ya no hablemos si vienen los Reyes Magos o, por ejemplo, una comunión. Los regalos, otro conflicto.

Esto, con unos matices diferenciados en función de cada caso, le ocurre a muchos padres y a muchos madres en su día a día. Si no es en el parque con la merienda, es con algún familiar y su manera de hablar o preguntar a tus peques. Si no ocurre con los citados regalos y el “nunca es suficiente”, pasa cuando alguien al que no le tocaría hacerlo, incluso con buena intención, quiere ayudarte a gestionar un conflicto con tus hijos e hijas a su manera. En definitiva, qué fácil es poner límites a tus peques y qué difícil es ponérselos a la familia, ¿verdad?

Pues bien, los expertos nos insisten en que no debemos sentirnos mal por hacerlo. No debemos si estamos haciendo lo que creemos correcto para la educación y el bienestar de nuestros hijos e hijas. Y menos todavía si utilizamos las fórmulas verbales adecuadas para transmitir estos límites: con respeto pero con firmeza.

En un post muy interesante publicado en su cuenta de Instagram, @pequefelicidad, Marta Prada, escritora de libros como ‘Mamitis’, ‘Educar en la felicidad”, y especialista en educación consciente y el método Montessori, nos ayuda a gestionar esta situación con ejemplos concretos de cómo poner límites a la familia.

Quizá hoy muchas personas están sintiéndose algo frustradas por el control, las críticas, los juicios o las indirectas que ha recibido estos días de familiares y quizá también muchas personas aguantan y soportan en silencio ‘por no estropear la fiesta’”, dice Prada en el comienzo de la publicación. “Poner límites no estropea la fiesta, la fiesta la estropea quien cruza las líneas rojas del respeto y la privacidad, quien quiere controlar, manipular, juzgar a otro adulto…”, se responde a sí misma.

Antes de compartir varios ejemplos concretos, Marta Prada reconoce que “Puede que en un primer momento no reciban el límite con agrado, sobre todo si no se los hemos puesto en el pasado”, pero anima a las familias a hacerlo. “Para empezar a establecer relaciones más sanas que no te hagan sentir de menos, que no te hagan sentir mal… Poner límites sanos y necesarios es una forma de quererte y también de enseñar a los niños y niñas a quererse, a relacionarse con respeto y a identificar ‘red flags’ vengan de quien vengan”, afirma la escritora y experta en educación consciente.

Cómo poner límites de forma asertiva

Como decíamos, Marta Prada no solo hace una defensa de los límites a la familia como hábito saludable y necesario, sino que apuesta por hacerlo mediante fórmulas asertivas.

De igual forma que nos comunicamos con nuestros hijos e hijas, intentando legitimarles antes de ofrecerles una alternativa, hacerles una corrección o ponerles límites, es recomendable hacerlo así también con aquellas personas de la familia o de vuestro entorno cercano que consideréis que han cruzado una línea roja con vosotros y vuestros peques.

Prada comparte en el citado post hasta 7 ejemplos concretos para poner límites a la familia con límites. “Y recuerda: cómo reaccionan otros a los límites sanos que pones no es tu responsabilidad”, incide al respecto. Son los siguientes:

  • Una opinión distinta a la tuya: “Aprecio tu preocupación y tu opinión pero esta es mi decisión”
  • Rechazar una invitación: “Gracias por la invitación. Nos gustaría compartir tiempo con vosotros pero hoy necesitamos un tiempo para nosotros. Otro día nos veremos”.
  • Pedir que se mantenga al margen: “Gracias por querer ayudar. Prefiero gestionar yo con mi hijo/a”.
  • Preguntas que no proceden: “Sé que tu intención es buena pero este tipo de preguntas nos hacen sentir incómodos. Te pido que no vuelvas a hacerlas”.
  • Distintos valores a los vuestros: “Entiendo tus valores y tus creencias y los respeto pero no los comparto. ¿Podemos cambiar de tema?
  • Gritos y malas formas: “No estamos cómodos con los gritos y este tipo de expresiones hacia nosotros. Vamos a irnos ahora y así nos tranquilizamos. Otro día con más calma nos vemos de nuevo”.
  • Comentarios despectivos: “Te pido respeto hacia mi pareja. Esos comentarios nos afectan a ambos. Venimos con la intención de pasar un rato agradable”.

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