Ser Padres

Lo que no te cuentan sobre lo que ocurre cuando tu hijo trasnocha más de lo habitual

Infravaloramos las consecuencias de permitir que los peques se acuesten más tarde de lo que deben para poder dormir las horas que necesitan para recargar su batería.

Los niños pequeños, alrededor de los 4 años de edad, necesitan dormir 10 horas por la noche para cargar la batería a tope, pero tan importante como el número de horas de descanso que acumulen es que su rutina sea la adecuada, y esto implica que no trasnochen más de la cuenta.

En verano, es relativamente sencillo que esto no ocurra. La relajación propia de las vacaciones, los planes que se alargan más de la cuenta o las siestas interminables después de pasar la mañana en la playa son algunas de las causas por las que los peques se van más tarde a la cama de lo que deben, pero ahora que llega septiembre cobra más importancia si cabe que se acuesten pronto porque en apenas unos días tendrán el despertador volverá a ponerse en marcha con el inicio del curso escolar.

Los peques sufrirán las consecuencias de no dormir lo que deben, algo que está directamente relacionado con trasnochar. Es más, aunque el impacto sea más dramático durante el curso escolar, ya habrás comprobado que la flexibilidad del verano no implica que los niños, y por extensión los padres, no sufran las consecuencias de acostarse más tarde lo que acostumbran.

Así afecta a los niños dormir poco

No lo decimos nosotros, si no que hay estudios realizados en los últimos años que demuestran cómo afecta negativamente a los niños dormir poco. Uno de ellos es el elaborado por el Instituto Douglas de la Universidad McGill en el que compararon a dos grupos de 31 niños con edades comprendidas entre 7 y 11 años. La mitad se fueron a la cama una hora más tarde y al final del estudio se comprobó que estos durmieron de media casi media hora menos que los que se acostaron pronto. Es solo un estudio, pero certifica eso que ya has comprobado en tus propias carnes: la regla de que cuanto más tarde se acuesten más tarde se levanten no es del todo cierta: de hecho, falla a menudo.

El mismo estudio demostró además que durante la jornada escolar los niños se mostraban más impulsivos e irritados, descontrolados a nivel emocional. Esto también lo demostró otra investigación publicada en la revista Pediatrics en la que se analizaron los hábitos de sueño de más de 10.000 niños de 3 a 7 años en el Reino Unido.

El sueño irregular, con una rutina caótica, concluye el estudio, dificulta el control emocional. Y esto, por supuesto, repercute en el colegio, donde los niños que duermen menos de lo que deben y de forma irregular mostraron peores resultados en materias como las matemáticas, la lectura o la comprensión espacial. No es que estos niños fueran menos inteligentes, es que la falta de descanso era un hándicap demasiado grande comparado con los niños que sí descansaban lo suficiente. Cualquier profesor experto sabe que esto es completamente cierto porque lo ve a diario en su aula.

Consecuencias a largo plazo

Aunque los descritos son argumentos lo suficientemente importantes como para evitar que nuestros hijos trasnochen, hay más consecuencias de ello que cualquier padre o madre ha experimentado en alguna ocasión con sus hijos cuando la hora de irse a la cama se ha alargado más de la cuenta.

La más evidente son las rabietas, que se multiplican cuando la ventana de sueño se convierte en un balcón y el sueño se apodera del crío. Otra muy importante es que casi nunca la lectura o el compartir tiempo de calidad es el motivo de que el niño se acueste demasiado tarde: suele ser porque los adultos damos prioridad a nuestros intereses -planes fuera de casa con amigos o familia, por ejemplo- o por la televisión, que nos absorbe hasta perder la noción del tiempo, y esto con el riesgo añadido de desvelar a los peques por culpa de la exposición a luz azul antes de acostarse.

No hay que olvidar, además, que la pereza y la falta de actividad física también pueden estar relacionadas con haber trasnochado, al igual que la falta de concentración y motivación y la somnolencia diurna. De repente, si han dormido menos de lo que deben, se quedan dormidos a horas muy poco habituales para ello. y, por último, tampoco debemos dejar en el tintero otro riesgo relacionado con descansar por debajo de lo necesario y con acostarse tarde y a horas desiguales, el del sobrepeso y los malos hábitos alimentarios, obesidad infantil en el peor de los casos.

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