Se hace daño a sí mismo: conductas agresivas en niños
Golpearse contra el suelo en medio de una rabieta, dar cabezazos a la pared, tirarse del pelo... algunos niños tienen conductas autoagresivas que asustan mucho a los padres. ¿Le está pasando a tu hijo?
Los niños tienen a veces conductas autoagresivas, como el golpeteo de cabeza (llamado offensa capitis o head banging): el pequeño balancea rítmicamente la cabeza y la hace chocar contra la pared, el borde de la cama u otra superficie dura.
Otra conducta en la que también se hace daño a sí mismo es la llamada tricotilomanía, consistente en tirarse del cabello.
Ambas pueden darse de forma pasajera hasta los dos años.
Con este tipo de conducta los padres nos preocupamos ¿qué le pasa a mi hijo? ¿Es normal? ¿Puedo hacer algo para evitarlo? ¿Le sujeto? ¿Lo dejo estar? Pero sobre todo… ¿por qué lo hace?
¿Por qué tiene conductas autoagresivas?
Las conductas autoagresivas son una manera que tiene el niño de explorar sus sensaciones o de hallar consuelo ante situaciones de tensión, soledad, miedo...
Lo principal que debemos plantearnos cuando el niño tiene comportamientos autoagresivos es si la relación con el pequeño es buena, si cuidamos de pasar tiempo con él y si nos aseguramos que recibe suficiente cariño de nuestra parte.
¿Qué podemos hacer los padres?
Ante este tipo de conductas que nos asustan podemos tender llamarle la atención por el miedo que nos genera y hasta en algún momento llegar a gritarle. Pero esto no es lo correcto, en ninguno de los casos debemos regañar al niño por estas conductas, sino darle mucho cariño, contacto físico y estimulación para estar seguros de que si se autoagrede no es porque tiene poca ocasión de jugar o divertirse ni porque se le da poco contacto físico o pocas muestras de cariño. Es fundamental que el niño se sienta siempre querido pero en el caso de las conductas autoagresivas con mucha mayor razón.
Lo que sí podemos y debemos hacer es permanecer un rato con él antes de que se duerma, para compartir tiempo con el pequeño, y aprovechar toda ocasión para darle todo el cariño que necesita: cogerle en brazos, bañarlo, jugar con él, leerle un cuento o escuchar sus muchos balbuceos e historias es una manera estupenda de demostrarle lo mucho que nos importa y lo queremos.
Si esos comportamientos alcanzan una frecuencia o intensidad exageradas, o si se prolongan cumplidos los dos años, se debe hacer al niño un examen médico y psicológico, ya que podrían indicar algún tipo de carencia o angustia, falta de estimulación o de contacto físico o algún tipo de problema neurológico.
Otro comportamiento autoagresivo es el del niño que, cuando se enrabieta, se golpea contra la pared o el suelo. Si esto es lo que le ocurre a tu hijo entonces hay que asegurarse de que no se haga daño, incluso puedes preparar un lugar blando para dejarle en esos momentos estando tranquilo de que no se lastimará, pero debes tener en cuenta que no debe conseguir imponer su voluntad con este comportamiento, por mucho que te asuste porque, si lo consigue, entonces tenderá a mantenerse.
En cualquier caso, lo fundamental en estos casos es permanecer alerta y cuidar y atender al niño con mimo y cariño en nuestro día a día, así nos aseguraremos que, en caso de aparecer estas conductas, no se deben una falta de cariño ni atención.