Ser Padres

¿Estás embarazada? ¡Camina todos los días!

Caminar es un ejercicio excelente para el desarrollo de la gestación y el parto.

Yolanda deja a los niños en el colegio y vuelve a casa andando, Vanessa queda con las amigas de yoga los días que no tienen clase, María da largas caminatas con el perro por el parque del barrio... Da igual la hora a la que salgan, en solitario o en compañía o el lugar que escojan, todas ellas están apostando por un buen embarazo y un parto menos instrumentalizado. Cada vez son más los estudios que apoyan los beneficios del ejercicio físico moderado y regular durante el embarazo, de manera que es habitual que los ginecólogos “receten” ya en la primera visita tras conocerse el embarazo una caminata de una hora al día.

Todas las embarazadas pueden andar

“Antes de quedarme embarazada solía correr tres veces por semana”, cuenta Almudena, “cuando el médico me dijo que las actividades de impacto como correr no eran buenas para el feto, me quedé un poco chafada. Ahora he cambiado mis sesiones de carrera por largas caminatas, incluso los fines de semana, cuando cambio el parque por el campo... ¡y me encanta!”.

El embarazo no es una enfermedad, pero sí hay que bajar el ritmo. Aunque seguramente no resultaría peligroso que una mujer en buena forma corriera durante los primeros meses de su embarazo, en general se desaconsejan las actividades que causen impacto, como correr y saltar. También es importante huir de deportes que tengan posibilidad de caída o que requieran cierto equilibrio como montar a caballo, esquí acuático, ciclismo y deportes de contacto o ejercicios demasiado duros para los ligamentos como atletismo, baloncesto, tenis, etc.

En el caso de Vanessa, los beneficios de la actividad física han sido uno de los muchos descubrimientos de su primer embarazo. “La verdad es que nunca he sido muy fan del yoga y hemos hecho un grupillo que nos juntamos a pasear juntas los días que no tenemos clase. La vedad es que el hecho de salir con mis nuevas amigas hace que se me quite la pereza, pero a veces me cuesta seguirles el ritmo... se nota mucho las que son deportistas de antes...”.

Hacer ejercicio, sobre todo al aire libre, libera endorfinas y produce bienestar, mejor aún si es en compañía de otras mujeres que están viviendo los mismos cambios físicos y psicógicos que trae consigo el embarazo. Pero ¡ojo! el ritmo de entrenamiento es personal. Una mujer que, como Vanessa, ha llevado vida sedentaria antes del embarazo puede fatigarse a un ritmo medio mientras que a Almudena no le supone el menor esfuerzo.

También es normal que nos sintamos más o menos cansadas en diferentes etapas del embarazo o que días concretos nos encontremos más “flojillas” si nos están atacando molestias del embarazo comunes como problemas estomacales, dolores de espalda, de piernas... En general, es mejor dar un paseo largo a ritmo lento que uno más corto y rápido. Para las mujeres que no han hecho deporte antes del embarazo, habría que empezar con sesiones de media hora que pueden aumentarse progresivamente hasta llegar a la hora. También es importante mantener las pulsaciones por debajo de las 140 por minuto (24 cada 10 segundos). Si no tenemos pulsómetro, saber que el ritmo adecuado es el que nos permite tener una conversación al tiempo que andamos sin quedarnos sin aliento.

Se puede pasear en cualquier lugar

¿Y por dónde es mejor pasear? Pues huyendo de superficies inestables y cuestas muy pronunciadas, hay mamás urbanitas que se “patean” la ciudad luciendo barriguita, otras que andan siempre buscando áreas verdes donde respirar aire puro y, las más suertudas, tienen playa cerca y pueden pegarse el lujazo de caminar escuchando las olas del mar. “Aunque sea invierno, bien abrigada, cojo mi botellita de agua y me recorro el paseo marítimo de un extremo a otro”, cuenta Mariola, “si hace sol me animo a caminar por la orilla y la verdad es que es una maravilla... cuando tienes los pies hinchados o las piernas pesadas es más cansado, pero luego te sientes mucho mejor”.

¡Alto! Hasta aquí he llegado

Aunque el caminar es una actividad segura recomendada para todas las mujeres que llevan un embarazo normal, hay que estar pendiente de las señales que nos manda el cuerpo y poner fin al paseo si notamos un cansancio excesivo, dolor en alguna parte del cuerpo o que nos falta el aliento. También debemos suspender de inmediato el ejercicio y consultar al médico si notamos alguno de estos síntomas: sangrado vaginal, falta de aire, dolor en el pecho, debilidad muscular, dolor en las piernas, contracciones, disminución de movimientos fetales o pérdida de líquido amniótico. Siendo constantes y aplicando el sentido común, el ejercicio moderado aporta bienestar y nos ayuda a llegar al momento del parto con las pilas cargadas.

Ayuda a sentirse bien

Médicos y entrenadores observan que las embarazadas que caminan están en buenas condiciones físicas y afrontan mejor el parto

  •  Mejora la condición cardiovascular y muscular (ayuda a sobrellevar el peso extra)
  •  Quema calorías: se gana menos peso y se aumulan menos grasas
  •  Produce bienestar físico y mental
  •  Ayuda a controlar la diabetes gestacional y la hipertensión
  •  Disminuye los trastornos típicos de la gestación, como estreñimiento, lumbalgia, fatiga, edemas, varices e insomnio
  •  El parto es más rápido y tiene menos complicaciones
  •  Atenúa las molestias de las contracciones del parto

Artículo asesorado por: Rubén Barakat, profesor de la facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid.

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