Seguro que has escuchado este tipo de maniobra que se puede realizar al final del parto y no llegas a entender si es algo rutinario, seguro o necesario y en qué consiste exactamente.

La maniobra de Hamilton también es conocida como separación de membranas. La SEGO la define como un "método mecánico para inducir el parto", y se realiza en consulta por parte de la matrona o el ginecólogo.
Pero, ¿la maniobra de Hamilton debe realizarse en todos los casos? ¿Se trata de un procedimiento invasivo? ¿Es realmente efectiva?
Lo importante de esta maniobra es entender cuándo y por qué se indicada, qué riesgos tiene y qué es lo que cabe esperar una vez ha sido realizada.
¿En qué consiste la Maniobra de Hamilton?
La maniobra de Hamilton o separación de membranas es un procedimiento sencillo que consiste en separar las membranas con el objetivo de incrementar la actividad de las prostaglandinas endógenas, hormona responsable de borrar el cuello uterino y de favorecer las contracciones de parto.
De esta forma se aumentan las probabilidades de que el parto se desencadene en las siguientes 48 horas.
Se realiza en consulta a través de un tacto vaginal, metiendo el dedo índice en el canal cervical hasta tocar la bolsa amniótica, y mediante un movimiento circular se separan las membranas para despegarlas del útero.
Esta maniobra desencadena la producción de prostaglandinas, hormona responsable de borrar el cuello uterino y que cambie a una consistencia más blanda y más “favorable” para la dilatación del parto.
¿Cuándo está indicada?
Lo importante es tener en cuenta que no debe realizarse de manera rutinaria e indiscriminada a todas las gestantes a término, ya que su indicación depende de varios factores:
- Embarazo a término (>37 semanas de gestación).
- Individualizando siempre cada caso clínico.
- La finalidad de esta maniobra es desencadenar el parto, deben darse las condiciones clínicas que justifiquen o hagan necesario finalizar la gestación en un periodo de tiempo razonablemente corto.
- No estaría indicada si necesitamos que la gestación necesite terminar de una manera rápida por una urgencia médica; como por ejemplo si tenemos bebés con distrés respiratorio, urgencia materna como sangrado, entre otros.
- La maniobra debe realizarse con un cérvix favorable, es decir, que el cuello del útero esté blando.
- En resumen, la maniobra de Hamilton debe realizarse en un embarazo a término, bajo criterio médico que justifique finalizar la gestación y únicamente cuando las condiciones del cuello uterino sean favorables a la dilatación.
- Nunca deberá realizarse si la placenta es previa los resultados del estreptococo beta-hemolítico grupo B, gonococo o chlamydias sean positivos.
¿Qué riesgos tiene?
Lo más importante, como cualquier técnica médica, es informar a la mujer de sus beneficios y sus riesgos. Entre los riesgos podemos encontrar:
- Una vez se realiza la técnica es probable que aparezcan contracciones que pueden ser cada vez más intensas y acabar en contracciones de parto en las siguientes 24-48 horas.
- Sin embargo, las contracciones también podrían ir bajando la intensidad hasta acabar desapareciendo, en cuyo caso la maniobra no habrá resultado efectiva.
- Aunque el riesgo es muy pequeño, se puede producir una rotura de la bolsa amniótica.
- Al igual que sucede con los tactos vaginales, también hay un pequeño riesgo de infección.
- Entre los riesgos más frecuentes se encuentra un leve sangrado durante las 24 horas siguientes a la maniobra. Se trata de un manchado completamente normal, y salvo que vaya a más o no desaparezca, no necesario acudir a urgencias.
- El riesgo de hemorragia es muy bajo.
- La propia maniobra puede resultar algo molesta, por eso es importante que la embarazada se encuentre relajada y que la maniobra se realice cuando las condiciones sean favorables y el cuello del útero esté algo borrado permitiendo así la entrada de un dedo sin provocar tanta molestia.
¿La maniobra de Hamilton es muy invasiva?
- Es de las maniobras menos invasivas como método de inducción.
- Es ambulatoria, después de realizarla te pondrán el monitor para ver que todo está bien.
¿Se trata de una maniobra efectiva?

La realidad es que existe poca evidencia científica actualizada que recomiende o desaconseje el uso de la maniobra de Hamilton siempre y cuando se realice con un consentimiento informado y cuando las condiciones sean favorables y no de manera rutinaria.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) a día de hoy recomienda la maniobra de Hamilton o despegamiento de membranas cuando existe indicación no urgente de
interrumpir el embarazo, pues esta práctica ayuda a recudir la inducción formal del trabajo de parto.
Sin embargo, hay que tener en cuenta los riesgos que conlleva para poder tomar la decisión correcta. Practicar esta maniobra implicaría un mayor riesgo de sangrado vaginal, malestar e incluso un porcentaje de posibilidades de no ponerse de parto dentro de las 48 horas siguientes.
Por todo ello es necesario sopesar los posibles riesgos con los beneficios esperados para tomar una decisión.
Debe realizarse siempre con el consentimiento de la mujer
Siempre que se realice una técnica obstétrica debemos primero informar a la paciente para poder recibir dicho consentimiento. Informar no equivale a decir simplemente "te voy a realizar una maniobra para desencadenar el parto, ¿de acuerdo?", porque dicho así es probable que cualquier madre responda que sí sin tener toda la información en su mano.
"Informar a la mujer es tomarse tiempo en explicarle en qué consiste la maniobra, qué pretendemos con ello, qué consecuencias tiene y por supuesto comentarle que puede resultarle molesto. Y luego dejar que ella decida".
El problema que estamos encontrando es que, al final de la gestación, se hacen tactos vaginales sin ninguna justificación médica y es ahí donde estamos encontrando la realización de esta maniobra por rutina sin consentimiento de las mujeres.
Es aquí cuando las mujeres refieren “me exploró y me hizo muchísimo daño, estuve 24 horas con manchado y no me explicaron qué me hicieron y si esto era normal o no”. Aquí hablaríamos de Violencia Obstétrica, muy común a día de hoy.
Si la mujer no ha tenido contracciones ni ningún indicio de estar de parto, hacer exploraciones o tactos vaginales no solo carece de sentido sino que aumenta el riesgo de infección y resulta muy doloroso.
En muchas ocasiones la mujer embarazada es tratada con demasiada prisa, olvidando que ella es la única protagonista de todo el proceso y que el bebé debe nacer cuando esté preparado para ello.
Así pues, si te encuentras en la recta final de tu embarazo y el médico o matrona te dicen que van a realizarte la maniobra de Hamilton, siempre aconsejamos que pidas que te informen con todo detalle, tanto de su procedimiento y sus consecuencias, como del motivo por el que te recomiendan hacerla. Aclara todas las dudas que puedan surgirte al respecto, y después toma la decisión que mejor consideres en consenso con el profesional que te atiende.⠀⠀⠀⠀