Parto instrumental: qué instrumentos se usan y cuándo

El momento del parto suele ser una de las cosas que más preocupan a las mamás. Y, en relación al parto en sí, es normal tener dudas con lo que significa tener un parto instrumental. ¿Cuándo se hace y qué se usa?
Parto instrumental

Cuando hablamos del parto hay que tener en cuenta que existen distintos tipos de nacimiento. Si hablamos de parto instrumental, nos estamos refiriendo a un parto que necesite el uso de instrumentos externos para el momento del expulsivo del bebé. Estos instrumentos facilitarán la salida del bebé por el canal del parto.

Parto instrumental - Foto: Istock

Existen distintos tipos de instrumentos según en el momento y con el fin que se utilicen: entre ellos encontramos la ventosa, el fórceps y las espátulas.

Es importante, especialmente en el siglo XXI, que los instrumentos se utilicen siempre con una razón médica para evitar complicaciones y nunca por “sacar al bebé rápido” por tener prisas innecesarias. Como toda técnica, no está exento de riesgos y hay que utilizarlo siempre cuando los beneficios superen los riesgos siempre basándonos en protocolos actualizados.

¿Qué tipo de instrumentos existen y cuándo se utilizan?

Ventosa

A día de hoy el instrumento más utilizado de los 3. Aunque hay varios tipos, el más conocido es el de silicona con forma de campana. Se coloca en la cabeza del bebé para realizar la extracción del mismo con un vacío. Se tracciona de ella para realizar el expulsivo del bebé y sacarle del canal del parto.

Este instrumento, según los estudios, es la que menos desgarros ocasiona, aunque tiene otros riesgos tales como cefalohematoma o lesión transitoria del plexo braquial.

Si se utiliza, tenemos que tener en cuenta que es normar apreciar un abombamiento de la cabeza que tendrá que desaparecer pasadas las 48h desde el nacimiento.

Espátulas

Las espátulas son un instrumento con forma de cucharas metálicas que tienen como finalidad ampliar el canal del parto para ayudar a la cabeza del bebé a desplazarse a través de él. A diferencia de la ventosa, las espátulas no ejercen tracción sobre la cabeza del feto.

Las complicaciones más frecuentes con este tipo de instrumento son la parálisis del plexo braquial, hematomas, ictericia y el desgarro perineal.

Fórceps

Este instrumento es el más conocido y a la par más temido por la sociedad por todo lo que se ha escuchado. Es un instrumento igual que los dos anteriores, pero tiene otra finalidad y si se utiliza de manera correcta no tiene por qué tener más riesgos que los dos anteriores. 

Fórceps - Foto: Istock

Tiene forma de cuchara y sirve para agarrar la cabeza del bebé y traccionar de ella o rotarla cuando existe una malposición del bebé.

Las complicaciones maternas más frecuentes son los desgarros del periné y la disfunción urinaria o anal. Para el bebé, el uso de este instrumento se asocia a un mayor riesgo de parálisis del nervio facial, contusiones faciales y fracturas craneales.

¿Cuándo tiene justificación su utilización?

Según datos del Hospital Sant Joan de Deu (Barcelona), los partos vaginales instrumentados representan alrededor del 15-20 % del total de partos vaginales. Se trata de un procedimiento que, realizado correctamente y cuando la situación así lo indica, ayudaría a evitar complicaciones graves para el feto y la madre.

Entre las causas más frecuentes encontramos:

  • Causas maternas: cualquier situación que indique que el riesgo de la madre aumenta si realiza pujos a la hora del expulsivo. Riesgos tales como cardiopatías, patología pulmonar, desprendimiento de retina…
  • Causas fetales: cuando existe riesgo de pérdida de bienestar fetal, cuando no desciende de manera correcta o la posición no es la adecuada.
  • Cuando el parto está estancado por diferentes motivos poniendo en riesgo a la madre o al bebé.

Consecuencias del parto instrumentado

  • Madre: episiotomías, desgarros musculares, anales, problemas de incontinencia o dolores crónicos especialmente en las relaciones sexuales.
  • Bebé: hematomas, hemorragias intracraneales, laceraciones, parálisis facial, entre otros. Estas complicaciones pueden interferir negativamente en la lactancia con todo lo que ello conlleva.

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