¿Te puedes bañar en la cuarentena tras el parto?

Una de las medidas de higiene para evitar contraer enfermedades bacterianas durante el posparto es, efectivamente, evitar los chapuzones en piscinas, playas, y lugares públicos similares.
¿Te puedes bañar en la cuarentena tras el parto?

Durante el puerperio, que es ese período de seis semanas aproximadamente tras el parto también conocido como “cuarentena” en el cual el organismo recupera poco a poco su estado previo al embarazo, hay muchas cosas que no se deben hacer. Algunas son de sobra conocidas: el ejercicio físico es una de ellas, y las relaciones sexuales otra, pero curiosamente hay otras recomendaciones médicas para esta etapa que no son tan sabidas. Es el caso de los baños en espacios públicos.

El motivo por el cual los expertos recomiendan evitar sumergirse en una piscina o una playa a la mujer que acaba de ser madre y está todavía en el período de puerperio son las pérdidas de sangre conocidas como loquios. Se llama así a las secreciones uterinas que el cuerpo debe expulsar, algo que ocurre. Durante este tiempo, que puede prolongarse alguna semana más, los sangrados indican que el cuello del útero todavía no está cerrado, y eso implica un riesgo alto de contraer por esta vía alguna bacteria presente en el agua que puede provocar un problema de salud grave en la mujer. Por eso, es amplio el consenso entre las voces autorizadas a la hora de desaconsejar los baños en general, también en una bañera privada, pero sobre todo, en particular, en espacios donde puede coincidir mucha más gente, como las playas, los ríos, lagos y, especialmente, las piscinas.

Además, aunque la descrita recientemente sea la causa principal para no bañarse durante el posparto, hay alguna razón más. Por ejemplo, que durante este período en el que coincide el organismo recuperándose de un esfuerzo muy grande con una etapa de poco descanso de calidad, las defensas suelen estar muy bajas, y en una piscina pública es mucho más fácil contagiarse que si se evitan este tipo de espacios.

El momento perfecto

Para saber cuándo ha llegado el momento de volver a disfrutar del agua, cosa que en verano se convierte en una necesidad, hay dos formas de saberlo. Por un lado, escuchando al cuerpo, ya que si este ha dejado de sangrar, no hay prueba más concluyente de que el cuello del útero está cerrado completamente. Y por otro lado, consultando a la matrona o al ginecólogo cuando acudas a la revisión habitual de finales del puerperio. A través de una revisión, podrá saber de primera mano el estado del cuello del útero y, en caso de que este ya esté cerrado por completo, te dará vía libre para poder disfrutar de un baño en espacios abiertos.

Hasta ese momento, y en caso de que el parto haya sido por vía natural -si es cesárea la primera ducha completa debe esperar más tiempo-, tendrás que conformarte con la ducha diaria que además de ayudarte a relajarte, a encontrar cinco minutos para ti en exclusiva y a sentirte mejor en definitiva, es la mejor garantía de que tu higiene vaginal es la correcta.

Puede que ya estuvieras al tanto de lo que te acabamos de contar, o que alguien cercano te lo hubiera comentado de pasada en alguna conversación distendida. Ahora ya sabes que no se trata de una leyenda urbana y que, sin que sirva de precedente, esta verdad universal sí que tiene un fundamento desde el punto de vista clínico.

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