Las varices son venas dilatadas que pueden ocasionar una sensación de pesadez (o palpitaciones) y un dolor continuo en el área afectada. Sin embargo, cuando las venas dilatadas son finas, y menos extensas, hablamos de varicosidades.
Durante el embarazo es muy común la aparición de arañas vasculares, o varices, sobre todo en la zona de las piernas, el recto o la vulva.
¿Por qué aparecen durante el embarazo?
Aunque las venas varicosas tienden a estar relacionadas con la herencia, de forma que pueden llegar a ser más comunes en determinadas familias, durante el embarazo, la causa más común tiene que ver con los cambios hormonales.
Por ejemplo, se sabe que determinadas hormonas del embarazo pueden hacer que las paredes de los distintos vasos sanguíneos se relajen, lo que origina que fluya una mayor cantidad de sangre a ciertas partes del cuerpo. Esto es lo que promueve el desarrollo de las venas varicosas (o arañas vasculares).

Además, la presión que el bebé ejerce en la pelvis puede provocar que las venas de las piernas se dilaten.
También pueden aparecer alrededor del ano (hemorroides) o en la vulva. En esta última área, lo más habitual es que se desarrollen a partir del segundo embarazo, y causan sensación de pesadez en la parte inferior del abdomen, dolor pélvico y molestias durante las relaciones sexuales.
Por tanto, existen una serie de factores que se encuentran involucrados en la formación de las venas varicosas durante la gestación:
- Predisposición genética: las mujeres que desarrollan varices primarias durante el embarazo tienen, en la mayoría de los casos, antecedentes hereditarios.
- Compresión: la compresión de la vena cava inferior en el vientre, por parte tanto del útero como del feto, conduce a una ralentización del retorno venoso. En consecuencia, causa una alteración del sistema nervioso de los miembros inferiores.
- Hormonas: El aumento de determinadas hormonas durante el embarazo favorece la dilatación de las venas.
- Exceso de peso: Tanto el sobrepeso como la obesidad son dos factores de riesgo venoso que aumentan de forma considerable durante el embarazo.
No obstante, hay que tener en cuenta que la aparición de venas varicosas durante el embarazo no es sistemática. Por ejemplo, una embarazada que no tenga sobrepeso ni antecedentes familiares y que, además, lleve a cabo una actividad física regular, no presenta un riesgo muy importante de desarrollar varices.
Sin embargo, una embarazada con herencia varicosa, y sobrepeso, sí presenta un riesgo mucho más significativo de desarrollar venas varicosas, las cuales suelen aparecer con una mayor frecuencia en el segundo trimestre del embarazo, a veces en el tercero.
¿Se puede limitar su aparición?
Existen algunos consejos básicos que pueden ser de cierta ayuda a la hora de prevenir y evitar la formación de venas varicosas durante el embarazo. Son las siguientes:
- Hacer actividad física regular, preferiblemente todos los días (como natación, yoga o caminar).
- Colocar los pies y las piernas en una posición elevada durante al menos 15 a 30 minutos, entre tres a cuatro veces al día.
- Colocar los pies sobre un reposapiés cuando se esté sentada, y evitar cruzar las piernas.
- Evitar estar de pie o sentada durante mucho tiempo. Es aconsejable mover los pies y los tobillos haciendo rotaciones o flexiones (talón-punta).
- Descansar acostándose sobre el lado izquierdo, con la ayuda de una almohada debajo del estómago o entre las piernas. Esto ayudará a reducir la presión del útero sobre la vena cava inferior.
- Evitar la ropa ajustada y optar por zapatos con un tacón de menos de 3 centímetros.
- Reducir la temperatura del agua de los baños, y permanecer en ellos una menor cantidad de tiempo.
- Beber mucha agua y añadir fibra a la dieta con la finalidad de prevenir las hemorroides.
A la hora de aliviarlas, es muy útil aplicar agua fría en las piernas (lo que ayudará a aliviar la sensación de pesadez y reducir la hinchazón), masajear con regularidad y preguntar al médico si es aconsejable utilizar medias de compresión.