Por qué a tu hijo le puede venir muy bien que le anticipes todo

Este es un hábito aconsejado por todos los psicólogos infantiles que cobra mayor trascendencia si cabe con los niños rígidos y con los peques con TEA.

La anticipación siempre es una buena idea con los niños. En realidad, lo es con todas las personas, puesto que a los adultos, en general y salvo excepciones, no nos gustan los cambios de planes súbitos o no saber lo que nos espera. Queremos tener claro a dónde vamos, qué vamos a hacer, qué va a pasar en nuestras vidas a continuación, en definitiva. Con los niños ocurre lo mismo.

La anticipación les permite tener certeza y seguridad. Se hacen una idea de lo que va a pasar y eso les aporta tranquilidad. Lo explica así el equipo del centro psicológico infantil Papallona: “Anticipar sirve para avisar a los niños (y a los adultos) de aquello que sigue de manera clara, contundente y, sobre todo, respetuosa hacia lo que hace en ese momento. De esta manera, al mismo tiempo, estamos definiendo los límites sin ejercer una posición de autoridad y control. Anticiparnos a los acontecimientos, por tanto, nos prepara para aquello que va a venir, nos hace sentir tranquilos y nos reporta seguridad”.

Si lo que toca es algo que ya conocen, la asociación mental será muy rápida y certera para ellos porque tienen claro lo que es: la casa de los abuelos, ir al cole, etc. En caso de que sea algo nuevo lo que van a experimentar, hay que hacer un esfuerzo extra por darles más información. Incluso podéis mostrarles una foto. Por ejemplo, de la casa, hotel o lugar al que vayáis en caso de que estemos hablando de un viaje. De lo contrario, la probabilidad de que se desencadene en los peques una reacción negativa aumenta. “Cuando se enfrentan a situaciones desconocidas o con las que no están muy familiarizados, si no se les explica previamente aquello que sucederá, posiblemente desencadenarán en llantos, rabietas o malestar”, señalan desde Papallona.

Sensación de seguridad y certeza

Todos los psicólogos recomiendan anticipar las cosas a nuestros hijos e hijas pequeñas. Y este es un hábito que es bueno mantener en el tiempo. Es más, hay quien recomienda hacerlo incluso desde la etapa de bebés, aunque no lo entiendan. Especialmente si se trata de algo que va a afectar a su cuerpo, como por ejemplo una revisión médica. Decírselo desde bebés es también una forma de fomentar la comunicación con el recién nacido, de que se acostumbre a que le contamos las cosas y, sobre todo, de entrenar el hábito de cara al futuro, cuando crezca y sea necesario anticiparle las cosas que van a ocurrir.

En general, como decíamos antes, el hábito de la anticipación es recomendable aplicarlo con todos los niños y niñas, pero cobra mayor trascendencia en los niños que son muy rígidos y, por ende, sensibles al cambio, y en los peques con TEA. “Hacer uso de la anticipación en los niños con TEA es una manera de hacerles saber lo que sucede, o más bien lo que va a suceder, creando de este modo una sensación de calma, que favorecerá que puedan regularse más fácilmente, aunque se encuentren en una situación desconocida, de manera que reduciremos esa sensación de inseguridad y nerviosismo que tiene lugar al enfrentarnos a una novedad”, exponen desde Red Cenit, centro para el desarrollo cognitivo.

Anticiparse, en definitiva, tal y como concluyen desde Papallona, es una forma de empatía. “Al anticipar al niño en aquello que va a suceder, estaremos acompañándolo en sus miedos, temores y emociones”, concluye el equipo del gabinete psicológico.

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