10 tareas del hogar para que los niños desarrollen el sentido de la responsabilidad

Se romperán cosas, ensuciarán más de lo que limpian, se acostarán en una cama medio deshecha y la ropa pasará por el suelo antes que por tu cuerpo, pero todas estas consecuencias no son más que un peaje menor en favor del crecimiento de los pequeños de la casa.
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Incidir en las ventajas que hacer partícipes a tus hijos desde bien pequeños en la dinámica del hogar está fenomenal y es nuestro deber, pero no sin antes reconocer que para los padres es un esfuerzo hacerlo porque tiene poca recompensa para ellos. Es entendible que, a menudo, porque no queremos perder tiempo repasando luego la misma acción o porque se pierde mucho tiempo haciéndolo con ellos, cueste hacerles partícipes en las tareas del hogar. Dicho esto, las ventajas para el desarrollo de los peques son enormes porque es una de las mejores formas de que su sentido de la responsabilidad y su autonomía se desarrollen.

Se romperán cosas, ensuciarán más de lo que limpian, se acostarán en una cama medio deshecha y la ropa pasará por el suelo antes que por el cuerpo, pero todas estas consecuencias -y otras muchas que también ocurrirán con toda probabilidad- no son más que un peaje menor en favor del crecimiento de los pequeños de la casa. 

Siempre y cuando aseguremos primero su seguridad, y dependiendo del grado de madurez que presente cada niño, hay muchas tareas en las que desde edades muy tempranas pueden participar. No se trata de obligarles, sino de involucrarles en ellas a través de la palabra, con la narrativa adecuada. Esta debe ser positiva en la medida de lo posible, pero sin engañarles, porque también han de entender las cosas como son, y las tareas del hogar, al fin y al cabo, son obligaciones que lo más justo es compartir entre todos. 

Cada tarea conlleva un enfoque distinto, pero en todo caso es mucho más fácil que un niño las asimile de forma natural que desde la imposición. Algunas incluso pueden ser divertidas, aunque evidentemente no todas. Sirva como ejemplo la tarea de recoger los juguetes tras un tarde de ocio en casa: es una utopía convencer a un niño de que hacerlo puede ser divertido. Sin embargo, sí son capaces de entender que es algo necesario para volver a jugar al día siguiente, para que sus posesiones más queridas se conserven mejor y para que las vuelvan a encontrar con facilidad cuando vuelvan a por ellas. 

Hemos elaborado una lista con diez tareas cotidianas que se pueden convertir en una excelente herramienta de desarrollo de los niños. En todas ellas pueden colaborar los peques a partir de los tres años, y en un número mayoritario de ellas lo pueden hacer incluso un poco antes.

Cocinar

Es la tarea más delicada de la lista en lo que a la seguridad se refiere, pero que un niño se sienta partícipe de lo que se come en casa es muy interesante de cara no solo a su responsabilidad, sino también a su educación alimentaria. Explicarles qué, cómo y por qué mientras desarrollan las tareas más sencillas que no conlleven peligro -liar unas croquetas, batir un huevo, etc.- suele ser muy efectivo. 

Poner la mesa

Sorprendentemente para un adulto, a un niño le suele gustar poner la mesa. Se siente muy mayor cuando se le da esta responsabilidad, y por eso suele aceptarla de buen gusto. No les gusta tanto, en cambio, recogerla, y es igual de importante que entiendan que la tarea implica esta segunda parte menos agradable.

Hacer la cama

Pedirle a un niño que haga la cama es ponerle un reto imposible, pero no que te eche una mano con detalles como estirar las sábanas, poner la almohada en su sitio, doblar su pijama o colocar los peluches en caso de que los tenga. Todo suma; lo importante es que vaya asumiendo con naturalidad que la tarea en cuestión es parte de su responsabilidad.

Limpiar

Todo lo que sea quitar el polvo, barrer o pasar la mopa, por no hablar ya de fregar, son tareas de alto riesgo para la integridad física de la casa, pero no para los niños pequeños, a los que les suelen parecer muy divertidas. Por eso conviene darles un poco de cancha, siempre vigilando que los palos de la fregona o la escoba no acaben causando un desagradable accidente.

Ordenar los juguetes

Si recoger la mesa les cuesta, restablecer la habitación de los juegos tras el panorama de guerra en el que suele quedar después de una jornada de ocio es el Everest de las tareas para los niños. Pero hay que insistir en ello hasta que lo asimilen, con paciencia y hasta canciones si hace falta. El “A guardar, a guardar…” es un greatest hits de las escuelas infantiles, no pasa nada porque lo sea también en casa durante unos meses.

Reciclar

Grábate a fuego lo que dice Rocky, uno de los perros de La patrulla canina -si todavía no tienes el gusto, créeme que lo tendrás muy pronto-, “Antes de tirarlo, ¡reciclarlo!”. Es mano de santo. Afortunadamente, la sostenibilidad forma parte de la educación desde la etapa de infantil, así que los peques están mucho más predispuestos para tareas como el reciclaje en casa. Solo hace falta que los padres den ejemplo y lo hagan también, algo que todavía no siempre ocurre. 

Organizar la ropa sucia

Una sencilla tarea, muy rápida de llevar a cabo, como es la de llevar la ropa sucia cuando se desnudan antes del baño es muy eficaz para que vayan familiarizándose con la dinámica de trabajo interno que el mantenimiento del orden y la limpieza en una casa requieren. Para que puedan hacerlo, lo único que debes asegurar es que el cubo esté a su alcance porque les gusta infinitamente más cuando pueden completar una tarea por ellos solos, como ocurre con este caso.

Hacer la compra

Involucrar desde muy temprano en la compra a los peques es una de las mejores formas de trabajar la educación alimentaria. Enfocar una visita al supermercado como una excursión es muy divertido. Además de fomentar su curiosidad verás cómo, de repente, llegará un día en el que quiera llevar la cesta por sí solo, aunque esta abulte más que el niño. Esto es sinónimo de que su autonomía se está desarrollando.

Tender

Evidentemente, con tres años, no llegan a colgar la ropa al tendedero y tampoco es recomendable porque es probable que se acaben pillando un dedo con una pinza o rompan la mitad del paquete, por no hablar de que los tendederos exteriores deben estar totalmente fuera del alcance de los niños por el riesgo a que se caigan por la ventana, pero sí pueden sacar la ropa limpia de la lavadora e ir pasándotela desde el cesto. Esto, de hecho, les suele gustar mucho, sobre todo a los más peques. Otra cosa es como lo hagan...

Tirar la basura

Sacar la basura a medias también es algo que les suele gustar (hasta cierta edad) mucho porque sienten que sus padres confían en ellos para una tarea “de mayores”. Además, es la manera práctica de hacerles entender cómo sigue esa cadena de reciclaje que ellos empiezan en casa separando la basura por colores.

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