Para Judith Mesa, experta en la empresa de cuidados Vivofácil, a fin de que la separación les afecte lo menos posible a los niños, deben ser conocedores de todo lo que está pasando entre sus padres: “Es importante comunicar a los hijos la separación, explicando los motivos en una reunión familiar”. La psicóloga Beatriz Cazurro añade que, además, deben estar muy pendientes de las quejas que puedan surgir entre los pequeños una vez que la separación se haya producido: “Es importante escuchar cómo se sienten los niños en la otra casa, sin intentar hacer equipo en contra del otro; poder llevar esos temas que son queja, en caso de que proceda, a conversaciones con el otro progenitor, a fin de poder ayudar y apoyar al menor”.

No hables mal de tu expareja
“Si un padre intenta malmeter al hijo contra el otro, hablamos de una forma de violencia que, como tal, afecte a los menores. Se llama triangulación”, asegura Beatriz Cazurro. Algo en lo que también coincide Judith Mesa, quien explica que hay dos formas bastante representativas:
• La triangulación manipulatoria: cuando uno de los dos, o los dos, ofrecen premios a sus hijos o los habla constantemente mal del otro, al hijo le genera un conflicto de lealtad y miedo a perder el cariño del otro padre.
• La triangulación equívoca: cuando el hijo sufre una situación de abandono porque los padres consideran que el otro se está ocupando de sus necesidades afectivas y adoptan una situación de descuido.
Cómo actuar correctamente
El secreto de un divorcio sano donde hay hijos de por medio es no ocultar nada a los niños, ni usarlos como moneda de cambio, así como cooperar con el otro progenitor por el bien del menor. Al menos, eso es lo que afirman los profesionales de la psicología. “Los acuerdos, la estructura y la comunicación son claves”, afirma Beatriz Cazurro. Además, asegura que llevarse mal no es ni mucho menos un impedimento para conseguirlo: “Existen figuras como los mediadores o los abogados para ayudar a encontrar esa estructura y determinar acuerdos que protejan a los menores”. Mesa, por su parte, comparte con nosotros algunos de los puntos que no se deben olvidar si lo que queremos es que los hijos no se vean afectados por la separación:
• Establecer un acuerdo de horarios y rutinas.
• Gestionar las diferencias de la pareja sin que los hijos sean partícipes.
• Evitar los conflictos resolviendo las diferencias a solas.
• No hablar mal del otro progenitor a los niños.
• No hacerles sentir responsables de la separación.
• No hacer interrogatorios sobre su estancia en la casa del otro progenitor.
• Acudir a un experto en terapia si no se ven capaces de abordar la situación.
Es importante dejarles claro que somos nosotros los que ya no nos queremos igual, pero que no tiene nada que ver con lo que sentimos por ellos.