Siete de la mañana. Suena el despertador. Te levantas a toda prisa y vas directo a la cocina. Haces el café y lo vas tomando a sorbos mientras preparas el desayuno y el almuerzo de tu hijo. De camino a la ducha pasas por su habitación, le das los buenos días y le pides que se levante. Mientras te vistes rápidamente vuelves a llamarlo para que vaya a desayunar. Sin embargo, parece que tus palabras se las lleva el viento.
El tiempo no espera, así que entras a su habitación y le gritas. Tampoco da resultado. Es como si tu hijo sufriera una sordera súbita matutina. Ya enfadada, le vas gritando para que se despierte por cada rincón de la casa mientras terminas de arreglarte y organizar las cosas pendientes. Cuando finalmente consigues que tu hijo se levante, la nueva meta es lograr que se dé prisa. Tras mucho batallar, finalmente consigues llegar a tiempo al cole para dejarlo y seguir de camino a tu trabajo. En ese momento, tu energía ya está en mínimos y tu hijo malhumorado.
¿Cuántas veces te ha sucedido esto? Si esa situación se repite cada mañana, es probable que te cause un gran desgaste, pero también a tu hijo. Comenzar el día enzarzándose en una batalla campal no solo consume una gran cantidad de energía, sino que también empeora el estado de ánimo, aumenta la irritabilidad, afecta la concentración y, por supuesto, daña el vínculo con tu hijo. Por eso, es importante instaurar rutinas que ayuden a los niños a despertarse con más facilidad y te eviten esos dolores de cabeza tan temprano en la mañana.
¿Cómo convertir el despertar de los niños en una experiencia positiva?

No hay nada mejor que levantarse con buen pie. Y aunque no existen fórmulas mágicas para animar a los niños a salir de la cama, hay algunas estrategias que pueden facilitarte lo que parece ser una misión imposible.
1. Todo comienza la noche anterior
Para despertarse temprano hay que descansar bien. De hecho, ¿sabías que dormir tan solo media hora más puede mejorar la calidad de vida de los niños? Un estudio realizado en la Universidad de Otago descubrió que una diferencia de apenas 39 minutos en el sueño puede mejorar la atención infantil, su rendimiento escolar y la sensación de bienestar general. Por eso, una buena estrategia para conseguir que tu hijo se levante fácilmente por la mañana consiste en lograr que se acueste temprano en la noche, preferentemente entre las nueve y diez. Así podrá tener un descanso reparador y tendrá menos sueño al día siguiente.
2. ¡Que no falten los mimos y las caricias!
A nadie le gusta despertarse entre gritos. Por tanto, si quieres que tu hijo se levante antes, despiértalo con cariño. Acércate a su cama, dale un beso de buenos días y pregúntale cómo ha dormido. También puedes crear una rutina especial que convierta este momento en una experiencia única como, por ejemplo, cantarle una canción. Así su mente se irá activando y no correrás el riesgo de que tu hijo vuelva a dormirse. Además, es una excelente estrategia para fortalecer el lazo emocional y crear una rutina bonita que probablemente recordará cuando crezca.
3. Ten en cuenta la inercia del sueño
La inercia del sueño es un estado de confusión y somnolencia que todos, fundamentalmente los niños, experimentamos al despertarnos. Básicamente, es ese momento en el que, aunque tenemos los ojos abiertos, nos sentimos torpes y nos cuesta pensar con claridad, lo que nos empuja a quedarnos remoloneando un rato más en la cama. Ese estado puede durar pocos minutos o varias horas, dependiendo del niño, por lo que es importante que lo tengas en cuenta para adaptar la rutina matutina a las características de tu hijo. Si le cuesta mucho salir de la inercia del sueño, quizá debas despertarlo más temprano para que pueda levantarse de la cama y prepararse a su ritmo.
4. No hay nada como un buen desayuno
Otra estrategia eficaz para animar a los niños a levantarse consiste en prepararles un desayuno saludable que despierte su apetito ¡y sus sentidos! A la hora de despertarlo, dile lo que le aguarda en la mesa. La mayoría de los niños suelen levantarse con hambre, por lo que describirles lo que has preparado para desayunar hará que su cerebro se active y se animen a salir de entre las sábanas. Eso sí, asegúrate de que además de delicioso, el desayuno sea saludable y equilibrado, de manera que le aporte la energía que necesita para afrontar el día.
Por último, recuerda que estas estrategias no son mágicas, pueden tardar algunos días o semanas en dar frutos porque tendrás que erradicar los viejos hábitos e instaurar otros nuevos. No obstante, si eres constante y paciente, terminarás logrando que tu hijo se levante antes y de mejor humor, haciendo que las mañanas dejen de ser una pesadilla para todos.