No cabe duda: la televisión es, en muchos hogares, algo más que un mero electrodoméstico. Los expertos no se cansan de repetir que no hay que abusar de las horas de televisión, y esto es mucho más importante en el caso de los niños: fomenta la incomunicación y el sedentarismo, y la continua exposición al bombardeo publicitario estimula el deseo y la necesidad de consumir. También hay estudios que asocian las horas pasadas frente a la tele con el riesgo de desarrollar TDAH.

Por eso, las asociaciones pediátricas recomiendan que los niños menores de dos años no vean la televisión, y que los mayores de esta edad no lo hagan más de dos horas diarias.
Además, se estima que al consumir televisión, también consumen unas cantidades indecentes de publicidades (9.000 campañas al año) que se cree que tiene fuerte conexión con la obesidad infantil, al existir evidencias de que aquellos que ven mucho rato la televisión (y, por tanto, publicidad) consumen más alimentos con altas cantidades energéticas.
Está claro que no todo es malo, y que si utilizamos la televisión con cabeza, esta puede ser un instrumento educativo muy útil. En un amplio espectro de contenidos, lo importante es elegir qué ver, cómo y cuándo verlo, porque dentro de la oferta televisiva encontrarás programas de entretenimiento y educación óptimos para tus hijos. La Asociación Española de Pediatría, en su Guía Práctica para Padres, nos da algunos consejos para dar buen ejemplo a nuestros hijos y usar la televisión de una forma más responsable:
- No hay que tener la televisión encendida todo el día: se pone para ver el programa elegido y al finalizar este, se apaga.
- No usarla siempre como recurso de evasión o entretenimiento, ni como canguro.
- No debe haber televisión en el cuarto de los niños.
- No aplacéis otras tareas por ver la televisión.
- Influir a los niños para que sean capaces de encontrar por sí mismos otras formas de distraerse.
- Evitar la telebasura y los programas violentos.
- Acostumbrar a los niños a pedir permiso para encender la tele.
- Apagarla en las comidas.
- Usar la televisión como actividad compartida que pueda dar lugar a juegos, explicaciones, canciones… Si la vemos juntos podemos hablar sobre ello y la experiencia será más enriquecedora. Por ejemplo, ante una escena violenta podemos expresar nuestro desacuerdo.
- Asegurarnos de que la tele no quita horas de sueño.
Fuente: Guía Práctica para Padres. Asociación Española de Pediatría.

La publicidad también influye en el sobrepeso
A los niños les asedian constantemente con publicidad infantil, creyendo que su consumo significará que desarrollen predilección por las marcas toda su vida. Estos comportamientos están estudiados, y según explica Mireia Montaña, profesora de Ciencias de la Información y de la Comunicación en la UOC, la relación entre el consumo de la misma, y el sedentarismo es directa, provocando sobrepeso por falta de actividad.
La edad clave para empezar a captar consumidores es de los 12 a los 17 años, creando fuertes vínculos con ellos. Antes los niños todavía no distinguen conscientemente qué es publicidad sean capaces de distinguir qué necesitan realmente y el qué no.