El juego de la asfixia: la nueva peligrosa moda entre los adolescentes
Cortar la respiración hasta perder el conocimiento por algunos segundos. Esta es la nueva moda que corre por los institutos y que ha llegado a España.
Parece que la imaginación de los adolescentes y su poco miedo al peligro no tienen ningún tipo de fin. Hace un tiempo os hablábamos del peligroso reto de la Ballena Azul, un juego que llevaba a los adolescentes a la muerte. Ahora, otra moda ha llegado (de nuevo) a los colegios: el shocking game o ‘juego de la asfixia’.
El reto consiste en apretar el pecho a un compañero hasta dejarlo sin respiración, con el fin de que pierda el conocimiento durante algunos segundos. El objetivo del mismo es la creencia falsa y extendida de que por medio de la asfixia la persona puede llegar a un estado de euforia o sensación de alucinación similar al de la ingesta de drogas o consumo de alcohol. La doctora María Jesús Pascual, pediatra en el Hospital Vithas Nisa Pardo de Aravaca, nos avisa “a menudo se tacha esta práctica de comportamiento suicida, pero no lo es. Los niños buscan una supuesta sensación de placer similar al consumo de sustancias estupefacientes.”
Es muy necesario hablar de las terribles consecuencias físicas y psíquicas que pueden desencadenar esta última moda en institutos.
En EE.UU., un estudio en 2008 del Center for Disease Control and Prevention (CDC) indicaba que, entre 1995 y 2007, se habían producido 82 muertes de niños y adolescentes probablemente debidas al juego de la asfixia. De hecho, con tantas las muertes que ha provocado de forma internacional, que en 2002 se creó en Francia la Asociación APEAS, fundada por padres de víctimas de bullying o de prácticas peligrosas, entre las que se encuentra esta. En dicha página se pueden encontrar los testimonios de algunos padres que han perdido a sus hijos después de que decidieran dedicarse a este juego en el patio del colegio o en las horas recreativas con sus amigos. En España también ha habido casos que han acabado en muerte, como en 2010, el caso de un niño de 13 años que acabó muriendo en Barcelona después de practicar el juego del asfixia.
Además, desde la aparición de las redes sociales (sobre todo Twitter e Instagram) más jóvenes son testigos de esta práctica: los niños deciden colgar la prueba del delito después de practicarlo. El resultado son vídeos en los que se ven a chicos menores de edad perdiendo el conocimiento, quedando en un estado vegetal unos segundos, tras el que vuelven bastante desorientados.
¿Cómo podemos saber si nuestros hijos han practicado o practican este juego?
Aunque pueda parecer casi indetectable a ojos de los padres si nuestros hijos no nos hablan de ello, es cierto que existen algunas señales físicas que pueden alertar del problema. Entre ellas se encuentran las siguientes:
- Ojos ensangrentados (debido a la falta de circulación durante unos segundos)
- Conversaciones y preguntas sobre el juego
- Marcas en el cuello o en el pecho (debido a la presión ejercida por el otro compañero)
- Fuertes dolores de cabeza
- Confusión o desorientación cuando pasan algún tiempo solos o cuando salen de su habitación
- Cuadros epilépticos
¿Cuáles son las consecuencias que puede llevar consigo la práctica de este juego?
En palabras de la doctora María Jesús Pascual, “se produce un paro cardiaco que puede llegar a producir la muerte cerebral. Además, esta práctica tiene más riesgo si se prolonga en el tiempo, ya que poco a poco irá matando neuronas hasta acabar en la muerte.” Además, afirma que “no podemos olvidar el riesgo de sufrir un traumatismo severo debido al golpe provocado al caer desmayados.”
¿Cómo podemos evitar que nuestro hijo caiga en las trampas del juego?
Tal y como comenta la pediatra María Jesús Pascual, “lo más importante es educar y avisar al niño sobre las consecuencias del juego. Es muy difícil saber si tiene pensado jugar pero, lo único que podemos hacer es avisarle sobre las consecuencias de que lo haga y, además, vigilar muy de cerca aquellas páginas que visita en internet, pues ahí podemos encontrar alguna pista.”