"Yo a tu edad salía a jugar al parque sin mirar el móvil cada dos minutos". Esa frase se escucha con frecuencia en conversaciones familiares. Padres y madres de hoy crecieron en un mundo radicalmente distinto al que enfrentan sus hijos e hijas adolescentes. En la actualidad, los retos que afectan a esta etapa de la vida no solo son más complejos, sino también menos visibles. Desde problemas de salud mental hasta los efectos de la urbanización acelerada, muchos de estos desafíos escapan del radar adulto hasta que se convierten en crisis.
Un informe reciente publicado por The Lancet, elaborado por la Comisión 2025 sobre Salud y Bienestar Adolescente y liderado por el Murdoch Children’s Research Institute (MCRI), ha hecho sonar las alarmas. Con datos que cubren una población de aproximadamente dos mil millones de adolescentes en todo el mundo, el informe identifica los principales factores que amenazan su desarrollo saludable. Tal como advierte el texto, "mientras los adolescentes constituyen el 24 % de la población mundial, solo reciben el 2,4 % del financiamiento global en salud y desarrollo". Esta brecha plantea una responsabilidad urgente para quienes acompañan de cerca a la adolescencia: madres, padres y cuidadores.
DESAFÍO 1: SALUD MENTAL EN EL CENTRO DEL PROBLEMA
Uno de los hallazgos más contundentes del informe es el aumento de los problemas de salud mental entre los adolescentes. No se trata de un fenómeno aislado ni exclusivo de una región. Es global y creciente. A pesar de esto, los servicios de apoyo continúan siendo escasos o inaccesibles para una gran parte de la juventud. Este desfase entre necesidad y respuesta tiene consecuencias graves y duraderas.
La adolescencia es una etapa de transformación en todos los niveles: físico, cognitivo, emocional. Sin embargo, no todas las familias ni sistemas educativos están preparados para identificar señales tempranas de malestar psicológico. La presión académica, la inseguridad social y la falta de espacios seguros de expresión emocional contribuyen a un cóctel que puede desembocar en ansiedad, depresión o incluso conductas de riesgo. Como señala el informe, “casi la mitad de los adolescentes ha experimentado violencia, lo cual afecta profundamente su desarrollo social y emocional”.
DESAFÍO 2: OBESIDAD Y FACTORES COMERCIALES
El aumento de la obesidad infantil y adolescente se ha convertido en una preocupación de salud pública en muchas regiones. El informe subraya que este fenómeno no se debe únicamente a decisiones individuales, sino a factores ambientales y comerciales complejos. Es decir, no basta con decirle a un joven que deje el refresco y coma más fruta. La publicidad dirigida, la falta de acceso a alimentos saludables y el sedentarismo estructural desempeñan un papel clave.
En muchos hogares, el tiempo para cocinar se ha reducido, y los productos ultraprocesados —altamente accesibles y asequibles— se han normalizado como parte de la dieta diaria. Además, los algoritmos en redes sociales y plataformas de vídeo están diseñados para retener la atención, reduciendo la actividad física y promoviendo hábitos pasivos. El informe advierte que la exposición constante a estos entornos afecta de manera directa el equilibrio metabólico y la salud general de los adolescentes.

DESAFÍO 3: ENTORNOS DIGITALES INSEGUROS
La vida de los adolescentes transcurre hoy entre pantallas. Aunque la tecnología abre puertas al aprendizaje, la socialización y la creatividad, también expone a los jóvenes a riesgos poco visibles pero profundamente dañinos: ciberacoso, desinformación, presión social exacerbada y contenido nocivo. El informe pone especial atención en la falta de seguridad digital y protección frente al acoso en línea, así como en el consumo de contenido que distorsiona la percepción del cuerpo, la salud o el éxito.
Muchos padres se enfrentan a la paradoja de tener que guiar a sus hijos en un mundo digital que ellos no vivieron en su adolescencia. La solución no pasa por prohibiciones tajantes, sino por crear una cultura de diálogo y alfabetización digital en casa. Saber cómo actuar si reciben un mensaje amenazante, reconocer cuándo un contenido es falso o dañino, y gestionar su tiempo frente a pantallas son habilidades que deben formar parte de su educación cotidiana.
DESAFÍO 4: VIOLENCIA Y CONFLICTO
El informe denuncia un dato inquietante: casi la mitad de los adolescentes del mundo ha sufrido algún tipo de violencia. Esta violencia no solo ocurre en contextos bélicos o de alto conflicto social, sino también en el hogar o en entornos escolares. Esta exposición constante deja cicatrices que afectan profundamente su capacidad para relacionarse, confiar y desarrollarse con plenitud.
El impacto de la violencia en la adolescencia no se limita al momento en que ocurre. Afecta la autoestima, incrementa el riesgo de desarrollar trastornos de salud mental y perpetúa ciclos de pobreza y exclusión. Frente a esto, el acceso a servicios seguros y confidenciales es esencial, tal como lo señala el informe: “los adolescentes necesitan acceso a servicios de salud que puedan identificar y responder confidencialmente a sus necesidades emergentes”.

DESAFÍO 5: DERECHOS REPRODUCTIVOS EN RIESGO
La brecha de género sigue presente y se intensifica en cuestiones relacionadas con la salud sexual y reproductiva. El informe alerta sobre la situación de muchas adolescentes que no tienen acceso a educación sexual integral, anticonceptivos ni servicios médicos adecuados. Además, se proyecta que para 2030, casi un tercio de las jóvenes no estará ni en educación, empleo ni formación.
Este contexto limita sus posibilidades de autonomía y aumenta su vulnerabilidad. A pesar de avances legislativos en muchos países, la realidad sobre el terreno es que la salud reproductiva aún se encuentra fuera del alcance de millones de chicas jóvenes. Es fundamental que las familias puedan hablar abiertamente de estos temas y que encuentren respaldo en políticas públicas informadas por evidencia científica.
DESAFÍO 6: CAMBIO CLIMÁTICO Y URBANIZACIÓN
Los adolescentes de hoy están creciendo en un planeta en crisis. El cambio climático y la urbanización desordenadason fenómenos que impactan directamente en su salud física y mental. El informe prevé que para 2050, el 70 % de los adolescentes vivirá en áreas urbanas, muchas de ellas sin planificación adecuada, lo que puede agravar la pobreza, el aislamiento y la inseguridad habitacional.
Estos factores, aunque parezcan externos al núcleo familiar, condicionan aspectos cotidianos: la calidad del aire que respiran, la existencia de espacios públicos seguros para jugar o socializar, o el acceso a servicios básicos. Desde casa, los adultos pueden fomentar hábitos sostenibles, promover la participación comunitaria y exigir infraestructuras que consideren las necesidades específicas de la adolescencia.
DESAFÍO 7: FALTA DE POLÍTICAS Y LIDERAZGO EFECTIVO
Por último, el informe denuncia una gran carencia: la ausencia de liderazgo político real y sostenido en temas de salud adolescente. Tal como explica la profesora Susan Sawyer, “un mito común es que los adolescentes están sanos y no necesitan servicios de salud”, pero la evidencia muestra que esta idea es no solo falsa, sino peligrosa.
Para revertir esta situación, es necesario integrar a los adolescentes en las decisiones que les afectan. Sus voces deben ser escuchadas y tenidas en cuenta en las políticas públicas. Familias, escuelas y comunidades tienen un rol fundamental en esta tarea: exigir rendición de cuentas, apoyar espacios de participación juvenil y colaborar con organizaciones que trabajan por su bienestar.
Referencias
- Sarah Baird, Shakira Choonara, Peter S. Azzopardi, Prerna Banati, Judith Bessant, Olivia Biermann, et al. A call to action: the second Lancet Commission on adolescent health and wellbeing. The Lancet.