El duelo infantil: cuando se muere una mascota
Todos sabemos la importancia que tienen los animales de compañía para los niños. Es habitual que, desde que tienen conciencia de lo que es una mascota, nuestros hijos traten de tener un amigo del mundo animal.
La especie no es tan importante como el hecho de tener uno. También hay niños que conviven desde pequeños con perros y gatos que ya estaban en el núcleo familiar, y a los que se considera un miembro más de la familia.
En los hogares donde hay mascotas es habitual que, cuando los padres quieren empezar a trabajar las responsabilidades dirijan a los niños al cuidado del animal: así se enseña al menor a mantener limpia una jaula, un acuario, o las camas o mantas donde duermen. También se le enseña a cambiar el agua, a darle su alimento cuando y como corresponda, etc. De ese modo, el niño genera un vínculo con la mascota, con la que también juega en distintas ocasiones.
El primer duelo del niño
Hay animales de compañía con los que el niño desarrolla un vínculo más fuerte, ya que sus necesidades de cuidado y sus rutinas compartidas son mayores. Los perros y los gatos interactúan más con los niños: suelen pasear juntos, compartir juegos, ser más cómplices… No es raro que los perros y gatos se vuelvan fieles compañeros de nuestros hijos, se tumben a su lado, compartan la comida, etc.
Es habitual que las mascotas sean el primer duelo al que se enfrentan los niños. Dependiendo del tipo de animal, esto puede ocurrir antes o después. Asimismo, la intensidad del dolor puede variar en función de su vínculo con el niño. Es lógico pensar que las mascotas con las que el menor tiene más interacción generarán un mayor impacto en él, frente a otras (como peces, aves) con las que el contacto es menor.
Cómo explicar la muerte de una mascota
Dado que en muchos hogares la pérdida de un animal de compañía va a ser la primera muerte a la que se enfrenten los niños, es muy importante saber cómo abordar este duelo. Muchos padres tienen miedo a comunicarles la noticia de esa pérdida a los niños y a menudo optan por reemplazar al animal si existe esta opción.
Para poder darle a vuestros hijos esta noticia de la manera más adecuada, os ofrecemos estos consejos básicos:
- Si la muerte se puede anticipar, la iremos preparando y dejaremos al niño acompañar a su mascota cuando haya que llevarla al veterinario.
- Explicaremos los conceptos claves de la muerte sin eufemismos, es decir: le contaremos que no va a ver más a su mascota.
- Es importante que el niño conozca la esperanza de vida “normal” de la mascota.
- Podemos animarle a donar las cosas del animal para ayudar a otros que han tenido menos suerte que el suyo.
- Evitaremos sustituir a la mascota. Si va a venir otra a casa, ya elegiremos el momento adecuado, no hay que traerla de inmediato para que el niño no eche de menos a la anterior.
- Si es necesario aplicar la eutanasia al animal, el niño tiene que entender que esta práctica es algo habitual que se hace cuando ya no se puede hacer nada por él.
- Aunque el niño haya sido algo negligente en los cuidados asociados a la mascota, le diremos que lo ha hecho bien, ya que su actitud no es la culpable de su muerte.
- Evitaremos transmitirle frases que menosprecien su dolor como: “Sólo es un gato”, “Es un pájaro, hay miles”, etc.
Mi recomendación es que, cuando muere una mascota, hay que comunicárselo a los niños. Por mucho que queramos protegerlos, si no les ayudamos a afrontar esta primera pérdida, esto les puede desproteger ante las demás muertes que, lamentablemente, vivirán a lo largo de su vida.
Artículo elaborado por Patricia Díaz, Psicóloga en la Fundación Mario Losantos del Campo