La influenza consiste en una infección viral muy contagiosa que afecta las vías respiratorias de los pulmones. Se caracteriza por ser una infección vírica aguda, cuya gravedad es en realidad muy variable, sumamente común en la temporada de otoño e invierno (con mayor número de casos en los meses invernales), y es considerada por muchos especialistas como una de las enfermedades virales más severas.
A pesar de ser una infección de las vías respiratorias, en la mayoría de las ocasiones lo cierto es que suelen predominar sobre todo los síntomas generales frente a los síntomas propiamente respiratorios. No obstante, es bastante común confundir la influenza con el resfriado común, debido precisamente a que sus síntomas pueden ser similares.
Pero hay una diferencia clara que podría ayudar a muchas mamás y papás a saber si se encuentran ante un resfriado común o la influenza: no solo la rapidez con la que su hijo siente los síntomas, sino su gravedad. Está causada a su vez por virus diferentes, conocidos como virus de la influenza tipo A y B (los más comunes y característicos de las epidemias típicamente invernales) y el virus de la influenza tipo C (es menos grave, al causar una enfermedad respiratoria muy leve o casi prácticamente sin síntomas).
Así, la influenza suele ser mucho más intensa y debilitante, pudiendo ocasionar fiebre alta durante 3 días o más. Además, sus síntomas aparecen de forma súbita, durando de una a dos semanas aproximadamente. Sin embargo, los síntomas propios del resfriado común suelen aparecer de manera gradual, su duración es mucho más corta y por lo general tienden a ser algo más leves, desapareciendo después de unos días.
¿Cuáles son los síntomas más habituales de la influenza?
El período de incubación suele ser en realidad corto, situándose en un promedio de entre uno a tres días aproximadamente. Y lo más habitual es que estos síntomas comiencen de forma abrupta.
En los niños los síntomas de la influenza suelen ser casi los mismos que en los adultos. Estos síntomas incluyen:
- Fiebre: La elevación de la temperatura corporal se produce de forma repentina. Y puede ser tan alta como situarse entre 39.4 ºC (103 ºF) a 40.5 ºC (105 ºF). Se aconseja no abrigar al pequeño con más ropa ni con mantas, tratando de mantenerlo lo más fresco posible. Es posible que el pediatra te aconseje la administración de ibuprofeno o paracetamol infantil.
- Dolor de cabeza:
- Dolor muscular: Puede llegar a ser realmente severo, sobre todo en extremidades y espalda. Tanto que el niño se muestra incómodo y muy dolorido. Por ello se aconseja mantener el reposo en cama. Los analgésicos además pueden ayudar a aliviar el malestar y el dolor corporal.
- Dolor abdominal: Aunque es habitual especialmente cuando se acompaña de diarrea, este síntoma es más característico en los virus del grupo B.
- Cansancio y falta de apetito: Son otros de los síntomas comunes cuando el niño tiene influenza. A la falta de apetito y la sensación de cansancio y fatiga se le une el malestar general, además de irritabilidad y enojo. Este cansancio puede sentirse durante 3 a 5 semanas.

A los pocos días pueden presentarse otros síntomas, como:
- Tos seca: Se trata de un tipo de tos sin expectoración, lo que puede causar además dolor cada vez que el pequeño tose. En la influenza es normal que esta tos empeore con el paso de los días. Si el niño tiene tos fuerte es probable que el médico también pueda recetarle un medicamento para la tos.
- Goteo o congestión nasal: El goteo nasal se conoce médicamente con el nombre de rinorrea.
- Ronquera y dolor de garganta: A medida que la tos seca se vuelve pronunciada puede causar ronquera y dolor al tragar.
En algunos niños además pueden surgir otros síntomas como:
- Náuseas.
- Vómitos.
- Diarrea.
Si presenta alguno de estos síntomas, unido al malestar o dolor abdominal, será necesario seguir una alimentación a base de alimentos blandos, los cuales suelen ser mejor tolerados cuando estamos enfermos de influenza. Puedes probar por: pan y pasta no integral, cereales como la crema de trigo o la avena, gelatina o jugos de frutas mezclados con agua. También es importantísimo asegurarnos de que el niño/a bebe muchos líquidos.
El tratamiento médico no ayuda a curar la infección, y sí a aliviar los síntomas que tenga el pequeño hasta que la enfermedad pase. No obstante, debemos recordar que los antibióticos no son efectivos contra las infecciones virales, de ahí que no se receten en la mayoría de los casos.
Por suerte, la mayoría de los niños se recuperan de la influenza en una semana aproximadamente. Y, por lo general, suele presentar una corta evolución unido a una rápida mejoría. A pesar de que, como te hemos comentado, algunos síntomas se mantengan por unos días o semanas más.
En el caso de que el contagio se haya producido por causa de una epidemia en raras ocasiones se observan complicaciones graves.