Si nunca has viajado hasta la otra punta del mundo con un niño, no sabes lo que te pierdes. En los primeros viajes con mi hija desde Barcelona a Sídney pensaba que el viaje en avión sería lo más duro. Sin embargo, puedo asegurar que no lo es. Definitivamente, es mucho más difícil lidiar con el jet lag de un niño pequeño cuando tú también lo tienes.
Sufrimos jet lag cuando viajamos a través de varias zonas horarias y nuestro reloj interno se desajusta.
Nuestro ritmo circadiano o reloj biológico se guía por: el entorno natural, los ciclos de luz y la temperatura. Cuando sufrimos jet lag, nuestro patrón de sueño, la regulación hormonal, el control de la temperatura y los hábitos alimentarios, se ven interrumpidos o afectados en menor o mayor medida.
De este modo, cuando viajamos y alteramos nuestro reloj biológico, es muy probable sentirse cansado, adormecido, irritable, apático y desorientado… unas sensaciones a las que llamamos jet lag.
Hechos sobre el jet lag
- El jet lag aparece cuando se vuela a través de varias zonas horarias en sentido este-oeste o en sentido oeste-este.
- Viajar en avión en dirección Este es más duro para el cuerpo. Generalmente, se sufre más jet lag y durante más días.
- Es probable que si solo se viaja a través de una o dos zonas horarias, los efectos del jet lag sean mínimos o que ni siquiera aparezcan.
- Dormir ayuda a recuperarse más rápido.
- Estar expuesto a la luz del día ayuda a reajustar el reloj biológico.
7 consejos para sobrevivir al jet lag de los niños
1. Elige el vuelo apropiado
Llegar a la ciudad de destino e instalar a la familia en el hotel durante el día hace más fácil combatir el jet lag que hacerlo durante la noche. La luz del día ayuda a regular vuestro reloj interno y a recuperaros antes. Quizás sintáis la necesidad de encerraros en una habitación a oscuras, pero es mucho mejor ir con los niños al parque, pasear bajo el sol o realizar alguna actividad de ocio en familia al aire libre.
Es importante que el cerebro perciba los cambios de luz a lo largo de todo el día para adaptarse.
2. No planifiques demasiado para los primeros dos días.
Asegúrate de no planificar actividades para los primeros dos días, ir un poco por libre os ayudará a adaptaros a la nueva zona horaria. Si vuestro alojamiento es un hotel o apartamento turístico, es aconsejable dormir en el mismo lugar durante estos los primeros días. Es recomendable, en la medida de lo posible, que no compartáis habitación (padres-niños) para que podáis recuperaros sin molestaros entre vosotros. Dormir por turnos con la pareja suele ser muy útil para descansar y estar con los niños.
3. Mantén la habitación lo más oscura posible durante la noche.
Es algo que ayudará a vuestro hijo a dormir durante más horas y a volverse a dormir si se despierta en medio de la noche. Para las siestas diurnas es también crucial mantener la oscuridad en la habitación. La melatonina, la hormona que nos ayuda a dormir, se produce cuando estamos en lugares oscuros.
Es complicado convencer a un niño para que se vaya a dormir cuando su cerebro le está enviando órdenes para que se despierte, así que mantener la habitación oscura le ayudará mucho.
4. Cambia la hora del teléfono al llegar a vuestro destino.
Esto hará que vuestro cerebro se ubique en la nueva hora. Sin embargo, es buena idea ser consciente del horario de casa para saber cuándo le toca comer o dormir a vuestro hijo. Si a las 3 de la mañana tiene hambre, le podéis dar un pequeño tentempié (sano) pero nunca darle una comida completa.
5. Intenta que vuestro hijo coma a las horas normales
Debéis intentar que durante el día coma bien para que no tenga hambre durante la noche. Alimentos saludables como fruta, verduras y cereales son mucho más recomendables que la comida basura o con grandes cantidades de azúcar.
6. Sé flexible el primer día y permite a tu hijo (¡y a ti misma!) ponerse al día con las horas de sueño
Si vuestro hijo necesita dormir toda la mañana o la tarde del día de llegada, déjale, no hay ningún problema. Pero a partir del tercer día es recomendable poner un poco de orden y mantener la duración de las siestas diurnas como en casa.
7. Déjate llevar: date un poco de tiempo para que el reloj biológico se adapte
Cuesta un tiempo adaptarse a las zonas horarias y, por vosotros y por vuestro hijo, deberéis dejar de ser excesivamente estrictos durante unos días. Luchar con un bebé o niño pequeño en medio de la noche para que se vuelva a dormir puede ser una batalla perdida. Si os ocurre, os recomiendo que uno de los dos se levante y con la luz tenue le lea un cuento para conseguir que se relaje de nuevo. Podéis estar tranquilos, es muy probable que al día siguiente duerma algo mejor.
Experta en sueño infantil
Amelia Hunter es experta en sueño infantil. Nació en Australia, pero vive en Barcelona, dónde diseña planes personalizados para cada familia con la intención de ayudar a los niños -hasta 8 años- a dormir mejor de forma independiente durante toda la noche. Usa métodos que han creado psicológicos y pediatras.
Empezó como Sleep Consultant por los problemas de sueño de su hija (y la privación del mismo de ella). De esta forma, ayuda a familias en la misma situación.