No es agradable llorar delante de otras personas, cuando lloramos nos sentimos vulnerables y dependiendo de la relación que tengamos con la otra persona podemos sentir más o menos libertad para mostrarnos tal y como nos sentimos en ese momento, más bien sensibles y con necesidad de ser tratados con más delicadeza.

Pero una cosa es que no sea agradable compartir un momento tan personal con nuestros hijos si no tenemos esa costumbre, y otra muy distinta que sea malo o que les haga daño. Para nuestros hijos es una gran oportunidad el ver cómo sus padres se recomponen emocionalmente porque la vida va de eso, de integrar las experiencias en nuestra persona sin que nos rompan.
Es más, cuando lloramos tenemos la oportunidad de mostrarles varios aprendizajes válidos para la vida, pueden aprenden que:
- Llorar es algo saludable y que sienta tan bien que, priorizar llorar cuando tienes necesidad de hacerlo es una elección de autocuidado y bienestar.
- Llorar acompañado te permite recibir ayuda de otras personas que en un momento de vulnerabilidad necesitas.
- Reconocer que necesitas ayuda te permite recibir de otras personas el cariño que otras veces les das tú, porque se trata de ayudarse no de estar siempre bien
- Reconocer que no puedes con una situación no te hace débil sino fuerte, porque gracias a que aceptas tus limitaciones buscas otros caminos posibles.
- Llorar no es fracasar sino aceptar una derrota para parar, descansar, retomar fuerzas y volver a intentarlo
- Lo importante es salir de una situación difícil, salir fortalecidos, habiendo aprendido algo de ella, aunque sea que en la vida no siempre todo sale como esperamos.
- Llorar es dejar salir el dolor a través del cuerpo para que éste pueda soportar mejor el peso de los problemas.
- Llorando dejamos que las heridas se cierren, el cuerpo se sane y nos prepara para buscar la manera de recuperar el equilibrio.
¿Y si mi hijo se preocupa al verme llorar? si esto sucede es claramente una muestra del nivel de empatía que tiene tu hijo, lo preocupante sería que no le afectara, que sintiera indiferencia o que le diese igual ver a un miembro de su familia llorar.
Si tu hijo te ve llorar y te abraza es un gran momento para vivir la empatía dentro de la familia, para practicar el amor entre nosotros y sobre todo tienes la gran oportunidad para mostrarle con tu ejemplo que cuando uno se siente mal lo mejor que puede hacer es dejarse ayudar, algo que no sabemos hacer porque se nos ha educado para dar y no tanto para recibir, para ser fuertes y no tanto para aceptar el rol de ser ayudados y para estar siempre contentos aunque sea a costa de ocultar la verdadera emoción.
No le digas ''no pasa nada'', dile mejor ''hasta aquí puedo contar''

Si tienes una preocupación, un mal día o acabas de vivir una situación desagradable y a través de tus lágrimas encuentras sosiego y calma, no lo frenes porque aparezcan tus hijos, ellos pueden aprender de la naturalidad con la que te enfrentas a tus emociones, no tienes por qué contarles con detalle lo que te ha pasado, una explicación breve como “acabo de recibir una noticia inesperada, voy a permitirme sentir mi preocupación y en un rato veo si os cuento algo…”.
Pero lo más importante y que os pido encarecidamente que nunca lo hagáis, es que ni le mientas ni le ocultes la verdad, es más honesto que le digas “hasta aquí te puedo contar” que “no me pasa nada” porque la lectura emocional que hacen les dice lo contrario. Algunos ejemplos de frases que puedes decir en lugar de “no me pasa nada”:
- He tenido un mal día y necesitaba desahogarme un poco, después de llorar seguro que me siento mejor
- Me voy un rato a mi habitación, necesito llorar, pero prefiero estar sola un rato
- He tenido un problema en el trabajo y ahora estoy sacando toda la tensión que he vivido durante la mañana
- Ahora estoy un poco disgustada y no me apetece hablar de ello, quizás más tarde te cuente algo…
- Entiendo que quieras saber lo que me preocupa y agradezco tu interés, pero ahora no me apetece hablar de ello…
Estos son ejemplos de una comunicación asertiva de la que pueden aprender para cuando les toque enfrentar dificultades y necesiten llorar pero no encuentren en su entorno personas sensibles que sepan acompañarlos, por eso les ayuda tener grabado a fuego que llorar es bueno, les hace bien y es saludable aunque no todo el mundo sepa entender y acompañar. Elegir a las personas para que nos acompañen en estos momentos también es importante, seamos lo suficientemente sensibles para que cuando nos necesiten, nos elijan para ayudarles.