Juegos en la nieve para padres y niños
Hacer muñecos de nieve, guerras de bolas, juegos con la pelota... A los pequeños les encanta pasar un día en familia jugando con la nieve. Eso sí, es importante ir bien equipados y con muchas ganas de divertirse. ¿Quién hará el muñeco de nieve más grande?
Autor: Lidia García-Fresneda.
Jugar en la nieve es una actividad muy divertida para toda la familia y con la que los niños disfrutan a lo grande, pero eso sí, siempre hay que asegurarse de ir bien equipados, utilizar ropa y calzado adecuado, proteger el cuello y la garganta y tener precaución con ciertos juegos, como por ejemplo al tirarse en trineo, ya que las caídas o los golpes pueden jugar una muy mala pasada.
Fabricando un muñeco de nieve, los niños desarrollan la imaginación y se potencia la cooperación. No olvidemos buscar complementos que hagan de nariz, ojos, boca... Otra opción es llevar acuarelas y pintarlo. Resultado: el muñeco de nieve más impresionante de la zona.
Guerra de bolas de nieve
El clásico entre los clásicos y uno de los juegos más divertidos. Aún son muy pequeños para hacer bolas tan grandes o «apretadas» como para lastimar a alguien. Así que dejémosles plena libertad. Una buena idea es crear dos equipos y delimitar un campo de acción en el que haya obstáculos y lugares donde guarecerse para dar más emoción al juego.
Pasa la pelota
Los jugadores deberán formar un círculo y pasarse ordenadamente una bola de nieve lo más compacta posible de unos a otros al compás de una canción sencilla que cantaremos todos al unísono para marcar el ritmo. Cada vez que a un jugador se le rompa la bola de nieve en sus manos queda eliminado. El ganador será el último que quede en el círculo. Es muy importante llevar unos buenos guantes.
Salto de canguros
Cansa bastante, así que es mejor hacerlo antes que la guerra de las bolas, que el descenso en trineo… Se define un trayecto más o menos corto, a poder ser sobre un terreno regular. Los jugadores, entre tanto, han de colocarse en la salida con una pelota entre las piernas, algo más arriba que a la altura de las rodillas. La carrera se hará saltando, sin dejar caer la pelota (si ocurre tendremos que colocarla de nuevo entre nuestras piernas para poder seguir).
Gana el canguro que antes alcance la meta.
Pulgarcito
¿Cómo hacer más divertido un simple paseo en familia? Tanto si conocían ya el cuento como si no, les encantará imitar a su protagonista, dejando un rastro que seguir para «no perderse a la vuelta». Pero que no sean miguitas de pan, no vayan a comérselas los pájaros, como le pasó a Pulgarcito. Unas piedras oscuras o una serie de palitos, que conseguiremos partiendo alguna rama de árbol, sirven. Durante el regreso evitemos «chivarles» cuál es el camino correcto.
Alimentar a los pájaros
Los pájaros que no emigran durante el invierno suelen quedarse alrededor de las ciudades y en nuestros jardines. Cuando hace mucho frío y nieva les es más fácil encontrar comida en estas zonas. Preparar comederos para pájaros (rellenando simples vasos de plástico con alpiste impregnado en grasa, por ejemplo) y observarlos cuando acuden a comer, no solo es divertido, también educativo y ecológico.
Descenso en trineo
O en bolsa de plástico a falta de él. La única precaución: evitemos bajadas demasiado pronunciadas y controlemos el terreno bajo la nieve para evitar tropezar con una piedra.
Los detectives
Se trata de convertirnos en «rastreadores» y descubrir quién ha recorrido antes que nosotros el terreno. Los niños lo pasarán en grande descubriendo huellas de pies grandes (de personas mayores), más pequeños (otros niños como ellos), de ruedas de coche, de algún perro… Si estamos en la montaña, quizá tengamos suerte y logremos distinguir el rastro de una liebre, un jabalí, un pájaro grande... A primera hora de la mañana (no vayamos muy pronto si hace mucho frío) hay menos huellas, pero son más nítidas.
El iglú iluminado
Hay que hacer una bola grande de nieve (de unos 50 cm de alto), después hacemos un agujero y la vaciamos. Dejamos un hueco grande delante y otra apertura en la parte de arriba. Metemos una vela encendida (de esas que vienen resguardadas por un plástico rojo, para que no se moje) y esperamos a que caiga un poquito la tarde. El efecto de luz es precioso.
Gato y ratón
Se elige a tres jugadores para ser el ratón, el gato y el «lanzanieves». El resto debe hacer un círculo con las manos entrelazadas, y en su interior se coloca el ratón. Fuera se sitúa el gato que, por supuesto, querrá comerse al ratón. Y a unos metros de distancia, el lanzanieves deberá caminar rodeando el círculo mientras lanza indiscriminadamente bolas de nieve al grupo (suavemente, se trata sólo de despistar a los jugadores). Los del círculo tendrán que impedir que el gato agarre al ratón, y protegerlo levantando y bajando los brazos. El gato, por su parte, no podrá romper el círculo. Si logra agarrar al ratón, se cambia por otros jugadores.