Ser Padres

Vamos a la nieve. ¿Qué equipo necesitan los niños?

Pasar un día entero en la nieve puede ser muy divertido para toda la familia. A los niños les encanta construir muñecos, tirarse bolas o bajar en trineo. Eso sí, hay que ir bien equipados y tomar precauciones contra el frío, el sol y los accidentes.

Ser Padres

Autor: Esther Ponce

La nieve ofrece grandes posibilidades de diversión. Padres e hijos juegan juntos, hacen ejercicio y se comunican. A los más pequeños, la experiencia les reporta muchos beneficios: establecen contacto con la nieve, respiran aire puro y hacen ejercicio sin darse cuenta. Los padres también disfrutan. Caminar por la nieve sirve para desentumecer los huesos y brinda una oportunidad de oro para jugar con los hijos.

El agua, el frío y los rayos del sol constituyen un cóctel arriesgado en la montaña: resfriados, agotamiento y quemaduras son posibles consecuencias de una falta de prevención cuando llevamos a los niños a la nieve.

Ropa para ir a la nieve

Hay que abrigar a los niños, pero no en exceso, porque puede ser contraproducente. En la nieve, los niños no paran de jugar y, a veces, acaban sudando. El sudor se les pega al cuerpo y, cuando frenan un poco su actividad, se les queda en la piel una sensación de humedad y frío que puede favorecer la aparición de síntomas de congelación.

Estas son algunas recomendaciones a tener en cuenta a la hora de elegir la ropa para la nieve de nuestros hijos:

  1. Las botas de agua no son eficaces porque el frío atraviesa enseguida la suela de plástico.
  2. Es necesario otro tipo de bota más recia, de suela gruesa, que no se cale y, a ser posible, con forro interno y de caña media o alta.

A partir de cuatro años, la edad perfecta para ir a la nieve

Llevar a la nieve a un bebé de pocos meses no tiene mucho sentido. Aún no puede jugar con la nieve y los padres deberán estar muy pendientes de que no se enfríe: los chiquitines permanecen casi todo el tiempo sentados en la sillita o tumbados en el cochecito y no entran en calor con tanta facilidad como los mayores.

A los dos o tres años todavía tendremos que vigilarlos muy de cerca. Se resbalan con facilidad y, probablemente, esto nos agotará. Sin embargo, a partir de esta edad ya les gusta mucho la nieve. Si van abrigados y volvemos pronto a casa (se cansan enseguida), se pueden adaptar a la situación.

La edad ideal para ir a la nieve es a partir de los cuatro años. Ya tienen el aguante físico necesario para caminar aunque se les hundan las botas en la nieve, resisten con humor los resbalones y saben revolcarse, construir muñecos y hacer guerras de bolas.

Las gafas, fundamentales

  • Las gafas de sol son imprescindibles aunque los niños solo vayan a jugar media hora. Los rayos se reflejan en la nieve y el sol produce un impacto muy fuerte en la montaña, por lo que hay que tomar medidas para proteger los ojos. La exposición excesiva y repetida al sol afecta a la córnea y, a la larga, puede provocar cataratas y otras lesiones oculares.
  • Para cuidar los ojos no sirve cualquier gafa oscura. Hacen falta unas que filtren los rayos y cumplan su cometido correctamente. Lo recomendable es comprarlas en una buena óptica.

¿Cómo evitar el agotamiento?

El cansancio de los niños depende, en parte, del tipo de actividad que planeemos: varias horas en la montaña les cansan más que jugar en casa o en un parque. En plena sierra, solo para caminar ya realizan un esfuerzo físico importante; levantan las piernas más alto, pisan con fuerza para no resbalar y, encima, hacen muñecos, se tiran bolas o arrastran el trineo.

Cuando están entretenidos ni ellos mismos notan el cansancio acumulado, pero, de pronto, se desmoronan ("Me duelen las piernas", "No puedo más"). Entonces ya están rendidos. Para no llegar a esta situación es conveniente:

Protección solar en la montaña

A corto plazo, la exposición prolongada al sol provoca quemaduras en la piel y, a la larga, acelera el envejecimiento cutáneo y causa arrugas y manchas. Además, las radiaciones solares tienen un efecto acumulativo y pueden provocar cáncer de piel en la edad adulta.

El sol pega muy fuerte en las zonas de alta montaña. Allí la capa atmosférica es menor y, como consecuencia, filtra peor los rayos UVA, causantes de las quemaduras. Es imprescindible tomar precauciones contra el sol en la nieve:

Si van a usar el trineo, el casco es indispensable

Es muy peligroso que los niños se tiren por la ladera de la montaña con un simple plástico porque no cuentan con ningún medio de conducción y cuando los chicos cogen velocidad, pierden el control.

Esta extendida costumbre es causa de importantes traumatismos craneoencefálicos. Además, los niños se hieren con facilidad si, en el descenso, se chocan contra alguna piedra (la nieve las oculta) porque su cuerpo está completamente desprotegido.

 

Asesores: Dr. José García-Sicilia, pediatra del hospital La Paz, de Madrid, y José Ramón Urtubi, secretario de la Federación Española de Deportes de Invierno.

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