Una de las infecciones más comunes es la gastroenteritis, una enfermedad altamente contagiosa que produce vómitos y diarrea.
La transmisión de las infecciones gastrointestinales se produce fundamentalmente por contacto (con saliva o heces). No se producirán contagios aéreos, es decir, por estar en la misma estancia que la persona infectada a menos que entremos en contacto con sus secreciones o con objetos contaminados que las contengan.
Las gastroenteritis pueden ser causadas por bacterias (siendo la más habitual la salmonella) y distintos virus. Dentro de las causadas por virus el más frecuente de todos es el rotavirus.
¿Cómo actuar con el niño cuando tiene rotavirus?
No existe ningún tratamiento específico contra el rotavirus. Lo más importante es evitar que el pequeño llegue a deshidratarse, porque con los vómitos y las deposiciones blandas y frecuentes pierde más líquido del que ingiere. Si es menor de doce meses, el riesgo aún es más elevado. Y si además se asocia fiebre el riesgo de deshidratación es máximo.
Prevenir la deshidratación
Para prevenir la deshidratación hay que ofrecerle líquidos: leche, si toma el pecho o el biberón, y suero oral hiposódico en todas las edades. Se deberán evitar las bebidas isotónicas ya que su composición está pensada para recuperar el líquido y las sales minerales perdidas por el sudor y no por las heces o los vómitos.
El problema es que a veces el pequeño no tolera estos líquidos: según los toma, los vomita. En ese caso, el truco consiste en ofrecérselos poco a poco, a cucharaditas, una cucharada (o un trago de leche) cada pocos minutos o incluso con jeringuilla (2-3 mililitros cada 5 minutos).
Cuando ni siquiera de ese modo conseguimos que la leche o el suero oral se queden en su estómago, y lleva un tiempo sin beber, hay que llevarle a urgencias, sobre todo si es un bebé, porque puede estar deshidratado (cuanto más pequeño y más aguda la diarrea, mayor es el riesgo).
Otros síntomas
Otros síntomas son piel seca (al pellizcar la piel tarda en recuperar su aspecto normal), llorar sin lágrimas, no mojar el pañal, ojos hundidos o en los más bebés la fontanela hundida. En esa situación, necesita hidratación urgente en el hospital.
Se puede prevenir
En la actualidad es posible prevenir la infección por rotavirus gracias a los preparados vacunales disponibles. La función de las vacunas es simular una infección atenuada por rotavirus de forma que el cuerpo genere las defensas adecuadas contra el virus. En los primeros dos años de vida la probabilidad de adquirir una infección por rotavirus es del 96%.
Actualmente existen vacunas para la protección frente al rotavirus que se administran oralmente desde las seis semanas de vida. Estas vacunas protegen de forma segura y eficaz, disminuyendo en un cien por cien los casos graves de la enfermedad y previniendo la necesidad de atención médica o el ingreso hospitalario. Además, la disminución de las formas leves no sólo disminuye la necesidad de atención sanitaria sino que disminuye la necesidad de cuidados por parte de los padres y por tanto se reduce el absentismo laboral debido a enfermedad de los hijos.