Tres recomendaciones de pediatra para mantener la seguridad al ir a la playa con niños

Ya estamos a las puertas del verano y las ganas de ir a la playa o piscina van en aumento. Es muy importante saber cómo podemos proteger a los niños frente al sol y al calor además de disfrutar de unas vacaciones de forma segura evitando accidentes menores y disminuyendo el riesgo de ahogamiento en piscinas o playas.

Cuando llega el verano se cambia la rutina de los más pequeños ya que una gran mayoría va a la playa o a las piscinas para poder disfrutar de las vacaciones y luchar contra el calor intenso de esta época del año. Pero para poder hacerlo con seguridad y sin sustos tenemos que tener en cuenta una serie de recomendaciones que detallamos una por una:

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Fotoprotección 

Es muy importante que protejamos a los más pequeños (y a nosotros mismos) de los efectos dañinos de la radiación ultravioleta, más en esta época del año en la que el índice ultravioleta es muy elevado y además durante mucho tiempo en algunas zonas del país (sobre todo en la zona Mediterránea). Es importante recodar que los menores de 6 meses deben de evitar la exposición solar directa y a partir de esta edad debemos utilizar fotoprotectores con filtros físicos/minerales, que son aquellos que al aplicarlos dejan una capa de color blanquecino en la piel y que hacen de barrera directa frente a la radiación. Se recomienda el uso de protectores con un FPS (factor de protección solar) de 50 que debe aplicarse con frecuencia y más si hay baños repetidos.

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Además de las cremas de protección solar es recomendable el uso de gafas de sol para proteger la retina de los peques, siempre escogiendo modelos homologados y que se adapten fácilmente.

Cada vez es más fácil encontrar prendas que llevan factor de protección solar, por tanto, no está de más que cubramos la máxima superficie de piel posible con camisetas transpirables y gorros que disminuirán la radiación y además ayudarán a proteger de forma directa también los ojos (se recomiendan gorros de ala ancha y con protección en la zona de la nuca).

Es recomendable evitar las horas centrales del día (de 12 a 17h) ya que son las horas de máximo índice ultravioleta y por tanto de mayor riesgo de quemaduras solares. Siempre se debe estar el máximo tiempo a la sombra (uso de sombrilla) y evitar los capazos o tiendas de playa en las que no circule el aire ya que puede aumentar mucho la temperatura dentro de los mismos y con ello el riesgo de daño por calor.

Hidratación

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Mantener una adecuada hidratación ayuda a evitar los efectos indeseados del exceso de calor por lo que es fundamental cuidar este aspecto. La lactancia materna es una gran aliada en verano ya que facilita una hidratación rápida y accesible en todo momento, es más, es frecuente que los bebés mamen más de lo habitual por el calor. Si no se está siguiente una lactancia materna lo que haremos será ofrecer biberones de leche de fórmula a demanda y sin limitaciones.

En aquellos niños de más de 6 meses podremos además empezar a ofrecer agua con frecuencia y deberemos aprovechar las frutas tan fantásticas que tenemos en verano como son la sandía o el melón, muy ricas en agua además de muy nutritivas.

Seguridad en la playa

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Por último, no debemos olvidar que uno de los principales accidentes en verano son los ahogamientos tanto en playa como en piscina por parte de los niños más pequeños desgraciadamente. Es importante que siempre estemos pendientes de los menores, aunque tengamos muy claro que saben nadar ya que en muy poco tiempo pueden sufrir algún percance y desvanecerse. No nos alejaremos del lugar donde están nadando y siempre con la mirada puesta en ellos.

Si no saben nadar siempre vamos a estar con ellos, aunque lleven dispositivos de flotación. No debemos fiarnos de los manguitos o de los flotadores en forma de silla ya que no son tan seguros como podemos pensar. Lo más recomendable es el uso de chalecos homologados que escogeremos en función del peso y el contorno de pecho. Cada vez es más fácil acceder a la compra de estos chalecos por lo que están al alcance de la gran mayoría de las personas.

Y por supuesto, la mejor opción es que enseñemos a nadar a los peques desde bien temprano (desde el año de vida) para darles herramientas que les permitan actuar en caso de accidente.

Siguiendo estos sencillos consejos aprovecharemos al máximo la estancia en la playa y disfrutaremos de las merecidas vacaciones con seguridad y sobre todo, mucha tranquilidad.

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