El parto no es la “cura” de la preeclampsia, que puede persistir o aparecer tras dar a luz

La preeclampsia puede producirse durante el embarazo pero también puede persistir tras el parto, e incluso aparecer sin que lo hubiera hecho antes. Te contamos en qué consiste.
preeclampsia

Se conoce por preeclampsia a la “presión arterial alta y signos de daño hepático o renal que ocurren en las mujeres después de la semana 20 de embarazo”. Este problema, según explican fuentes de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, se produce en un porcentaje del 3 al 7% de los embarazos, y no tiene por qué desaparecer con el parto. Así lo deja claro la Preeclampsia Foundation. De hecho, existe una preeclampsia posparto, que puede ser que persista de la sufrida durante el embarazo o que aparezca sin haberlo hecho antes de dar a luz.

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos explica que, de aparecer posparto, la preeclampsia lo hace “casi siempre dentro de las siguientes 48 horas”. La Preeclampsia Foundation amplía el rango a los siete primeros días tras el parto. “Frecuentemente, la preeclampsia posparto ocurre dentro de los primeros siete días después del parto aunque aún corre riesgo de padecer preeclampsia posparto hasta seis semanas después del parto”, señala. A partir de las seis semanas, los médicos suelen hablar de preeclampsia posparto tardía.

En cualquier caso, no existen grandes diferencias entre la preeclampsia durante el embarazo que la del posparto. En ambos casos es poco frecuente y se produce la misma circunstancia: “se produce cuando una mujer tiene presión arterial alta y exceso de proteínas en la orina inmediatamente después del parto”, apuntan desde Mayo Clinic.

El por qué se producen estos factores que desencadenan la preeclampsia no están del todo definidos, aunque “se piensa que la afección empieza en la placenta y los factores que pueden llevar a que se desarrolle preeclampsia incluyen trastornos autoinmunitarios, problemas vasculares, la dieta y la condición genética”, apunta la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Parto - Getty Images/iStockphoto

De lo que no hay duda es de que la preeclampsia no se soluciona con el parto. Puede ser que sí, pero no es “la cura” para este problema de salud que requiere un tratamiento inmediato. “Si no se trata, la preeclampsia posparto puede ocasionar convulsiones y otras complicaciones graves”, advierten los profesionales de Mayo Clinic.

Posibles complicaciones

Dicho esto, el National Institutes of Health (NIH), referencia en materia sanitaria en Estados Unidos, incide en que el 75% de las preeclampsias son leves. Pero se pueden complicar en muy poco tiempo si no se trata.

“La preeclampsia afecta la placenta, los riñones, el hígado, el cerebro y otros órganos y sistemas sanguíneos de la madre”, expone la citada fuente médica. En los casos más graves, añade, ”la enfermedad puede hacer que la placenta se separe del útero (desprendimiento de la placenta), provocar un parto prematuro o la pérdida del embarazo”.

Parto - Istock

En otros casos, la preeclampsia es la causa de otros problemas graves de salud como “el fallo de un órgano o un accidente cerebrovascular”, y en pacientes que sufren una preeclampsia grave, se puede transformar también en eclampsia y provocar convulsiones, según la misma fuente. “Las convulsiones en la eclampsia hacen que la mujer pierda el conocimiento, se caiga al piso y se retuerza incontrolablemente. Si no se trata, esto puede provocar la muerte de la madre y/o del feto”, apostillan desde el National Institutes of Health (NIH).

En cambio, en una preeclampsia sin complicaciones, si hablamos de un cuadro posparto, los factores que la provocan suelen resolverse, concluyen desde el NIH, en seis semanas tras el parto. 

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